OCTUBRE 24

21.02.2021

LOS MENSAJEROS DE DIOS

El SEÑOR hizo soplar un viento del oriente sobre el país todo aquel día y toda aquella noche; y al venir la mañana, el viento del oriente trajo las langostas.  Exodo 10:13 "

Se inclina uno a preguntar: ¿Por qué traer el viento del oriente? Dios estaba a punto de enviar una providencia especial para liberar a Su pueblo de Egipto, iba azotar a los egipcios con una plaga de langostas, iban a ser la evidencia de su poder supremo. ¿Por qué no trae las langostas en seguida? ¿Por qué provoca la intervención de un viento oriental? ¿No parece más majestuoso si simplemente hubiera sido escrito: «Dios mandó una plaga de langostas creada con el propósito de liberar a su pueblo»? En lugar de eso, su acción toma la forma de una ley natural: «El SEÑOR hizo soplar un viento de Oriente... y al venir la mañana, el viento oriental trajo las langostas». ¿No son algo desilusionantes las palabras «al venir la mañana»? No es el pasaje entero un estímulo para que los hombres digan: «Oh, todo eso se debió a causas naturales» Sí, pero «todas las causas naturales son causas divinas». Entonces, ¿por qué ha sido escrito este pasaje? Para mostrarnos que cuando vemos un beneficio Divino que pasa por un viento oriental, o cualquier otro viento, debemos pensar que procede directamente de Dios. Para enseñarnos que, cuando nosotros pedimos la ayuda de Dios, hemos de esperar que la respuesta sea enviada a través de medios naturales y de medios humanos. Para decirnos que, cuando los cielos están callados, no digamos que no hay voz de nuestro Padre. Hemos de buscar la respuesta a nuestras oraciones, no en la apertura del cielo, o en alas de un ángel, que puede ser, si así ÉL lo quiere, pero con más frecuencia en las situaciones sencillas de cada día, en el encuentro con un amigo, en el cruce de una calle, en el oír un sermón, en la lectura de un libro, en escuchar una canción, en la contemplación de una bello paisaje. Debemos vivir en la expectativa solemne que, cualquier día de nuestras vidas, las cosas que nos rodean pueden ser los mensajeros de Dios." Por: George Matheson