AGOSTO 27

El es quien PERDONA TODAS TUS INIQUIDADES, EL QUE SANA TODAS TUS DOLENCIAS. Salmo 103:4
¡Que verso mas maravilloso! ¡Es música del cielo para los oídos del pecador! Es una piedra preciosa invaluable y especial, escogida de la mina del amor Divino: ¡El perdón de Todos nuestros pecados! BIENAVENTURADO(Dichoso, doblemente feliz) aquel cuyas iniquidades son perdonadas, y borrados sus pecados. Salmo 32:1
"El es quien PERDONA TODAS TUS INIQUIDADES." En este Salmo, hermoso y bien conocido, tenemos una gran plenitud de expresión con referencia al tema vital de la Redención. No son algunos o muchos, son TODOS LOS PECADOS. Estas palabras no bastarían. Si quedara el menor vestigio de las iniquidades en el pensamiento, palabra y obra sin perdonar, estaríamos en tan pésimas condiciones, alejados tanto de Dios, y no aptos para el cielo, y expuestos a la eterna condenación, como si todo el peso de nuestros pecados estuviera todavía sobre nosotros. Cuando Dios perdona, perdona como es ÉL, La fuente, el cauce, el poder y el estándar del perdón son todos divinos. Cuando Dios anula los pecados de una persona, lo hace según la medida en que Cristo llevó estos pecados. Ahora, Cristo no sólo llevó algunos o muchos de los pecados del creyente, LOS LLEVO TODOS y, por tanto, "El es quien PERDONA TODAS TUS INIQUIDADES" El perdón de Dios se extiende tanto como la expiación de Cristo; y la expiación de Cristo se extiende a cada uno de los pecados del creyente, pasados, presentes y futuros. «La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado» 1ª Juan 1:7.
Cuando la magnitud de nuestros pecados y la grandeza de la justicia de Dios son entendidas, este PERDÓN es una asombrosa razón para alabar y honrar a Dios. Ven, alma mía; despiértate y glorifica al Señor por su bendición más rica. ¡Aleluya! El Señor sólo podía quitar los pecados, y El lo ha hecho a la manera divina, barriendo todas nuestras transgresiones." -C.H.S.
"EL QUE SANA TODAS TUS DOLENCIAS." Aunque SEÑOR es el médico de los cuerpos, así como de las almas de los hombres, a veces sana las enfermedades del alma y el cuerpo a la vez, como en el caso del hombre paralítico en el Evangelio; Pero las enfermedades espirituales, o los males del alma, están TODOS contenidos aquí. "El cuerpo sufre las tristes consecuencias del pecado de Adán, y está sometido a muchas enfermedades; pero el alma está sometida a otras tantas. ¿Qué es el orgullo sino locura; qué es la ira sino una fiebre; qué es la avaricia sino hidropesía; qué es la lujuria sino la lepra; qué es la pereza sino una parálisis? Quizá haya enfermedades espirituales semejantes a todas las corporales." George Horne
El pecado es una enfermedad natural, hereditaria, epidémica, nauseabunda y mortal; y Jesucristo la sana por Su palabra, por medio de Su evangelio, predicando la paz, el perdón y la justicia de Cristo; Por Su sangre y Sus heridas; Por la aplicación de la gracia de perdón y la misericordia. Al perdonar TODAS nuestras iniquidades, sana todas las enfermedades del alma. "Ningún habitante dirá: Estoy enfermo; al pueblo que allí habita, le será Perdonada su iniquidad." Isaías 33:24 Por lo cual gracias y alabanzas sean dadas a Él. John Gill
Dios da eficacia a la medicina para el cuerpo, y su gracia santifica el alma. Nos hallamos espiritualmente bajo su cuidado diario, y Él nos visita como el médico al paciente: Sanando, curando (porque ésta es la palabra exacta) cada una de las dolencias cuando aparecen. No hay enfermedad de nuestra alma que supere su ciencia; El las cura Todas; y Él lo seguirá haciendo hasta que haya desaparecido el último indicio de infección que quede en nuestra naturaleza. Los dos «Todos» de este versículo son razones que respaldan el que todo lo que hay en nosotros ha de alabarle. C.H.S
ORACIÓN: Oh Dios mío, si se pusieran sobre una misma balanza todos los pecados del hombre y la misericordia del Redentor, la clemencia del Salvador superaría a la iniquidad humana como el oriente está lejos del occidente y como lo más alto del cielo se eleva sobre el Hades profundo. Dígnate, pues, óptimo Creador de la luz, perdonar mis culpas por los sufrimientos inmensos de tu Hijo amado. Que su piedad sane mi impiedad, su modestia mi perversidad, y su mansedumbre mi violencia. Que su humildad remedie mi soberbia, su paciencia mi impaciencia, su benignidad mi dureza, su obediencia mi desobediencia, su tranquilidad mi desasosiego, su dulzura mi amargor, su suavidad mi ira y su caridad mi crueldad.
Mi iniquidad es inmensa, pero la justicia misericordiosa de mi Salvador es infinita. Porque como Dios es superior a los hombres, así la bondad de mi Salvador sobrepasa en cualidad y cantidad toda la malicia existente en mí. ¿Qué pecado podrá cometer el hombre, del que no pueda ser redimido por el Hijo de Dios hecho Hombre? ¿Qué orgullo, por grande que sea, no caerá ante la humildad de Dios? ¿Qué imperio puede tener la muerte que no sea destruido por la muerte de Dios sobre la Cruz?
Tengo puesta mi firme esperanza en Ti de que sanarás todos mis males por los méritos del que está sentado a tu derecha y suplica por nosotros Rom.8.34 Pues nuestras enfermedades, oh SEÑOR, son grandes y numerosas. Te ruego, Dios mío, que me libres en atención a quien está sentado a tu diestra, nuestro Divino Redentor, en quien el príncipe de este mundo nada pudo encontrar que le perteneciera. Justifícame por los méritos de quien no conoció pecado, 1Ped.2:22 y cuya boca jamás profirió alguna mentira, en quien no hay ninguna mancha, libra a este necesitado insignificante y enfermo. Líbrame, te lo ruego, de mis pecados, vicios, culpas y negligencias. Lléname de tus santas virtudes, y haz que me distinga por las buenas costumbres. Haz que persevere en las buenas obras hasta el fin, por tu santo nombre y según tu santa voluntad. Amen. -Agustin de Hipona