AGOSTO 22

31.07.2021

Yo soy la vid verdadera y mi Padre ES EL LABRADOR. Juan 15:1

Los creyentes somos un huerto todo cercado, elegido y hecho una tierra especial, entonces ese huerto necesita un Labrador, que lo cuide, lo pode y limpie para que crezca y produzca una cosecha más abundante. "Oh, tú que habitas en los huertos, los compañeros escuchan tu voz." Cant.8:13 ¿Con qué propósito habita en las viñas si no es para que pueda ver cómo prosperan las vides y para cuidar de todas las plantas? ¿Acaso no somos todos nosotros plantas sembradas por Su diestra? Y se les llamará robles de justicia plantados por el SEÑOR, para gloria suya. Isaías 61:3 ¿Acaso no necesitamos todos que nos rieguen y nos cuiden mediante Su constante y gracioso cuidado? Por lo cual, dice: "Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador".

EL PRECIO QUE PAGÓ: La iglesia de Dios tuvo que ser construida por el SEÑOR Jesús, que es el autor así como el perfeccionador de Su huerto, quien entregó Su vida para dar vida a cada planta, y ninguna de ellas estaría allí sino fuera por Él. Dolorosamente, con heridas en sus manos, ha construido y ha sembrado cada planta. Todas las plantas, los creyentes, plantío del SEÑOR, son vigiladas por sus ojos: Los ojos del SEÑOR están sobre los justos.1Pedro 3:12 Y han tenido que ser regadas con Su sudor sangriento: Las huellas de los clavos en Sus manos, y la herida en Su costado son las señales de lo que le costó hacer un nuevo Paraíso. Ya que nuestro Dios es el autor de nuestras gracias espirituales, démosle a él toda la gloria por nuestra salvación

LOS CUIDADOS DEL LABRADOR: Un huerto debe tener un labrador que lo plante, vigile y recoja el fruto. De la misma manera que la vid depende del labrador en cuanto al lugar en que ha de crecer, las vallas, el ser regada y podada, Cristo mismo se sintió cada día enteramente dependiente del Padre, por su sabiduría y la fortaleza para hacer Su Voluntad. Dios es el todo en todos, debemos abandonarnos en Sus manos, en la confesión de nuestra invalidez total y dependencia completa, en la segura confianza de que El nos da lo que necesitamos. El gran error de la vida cristiana es que, incluso cuando confiamos en Cristo, dejamos a Dios fuera. Cristo vino a mostrarnos a Dios.

Cristo vivió la vida de un hombre exactamente como nosotros debemos vivirla. Cristo, la Vid, nos señala a Dios el labrador: El que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decirme: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo les digo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí es el que hace las obras. Juan 14:9-10

Una fuerza todopoderosa es aplicada a la obra de sostener a un pueblo cristiano en medio de un mundo incrédulo y pecaminoso; la sabiduría omnipotente se pone en ejercicio sobre esta dificultad que de otra forma sería insuperable. Oigan la palabra del SEÑOR y aprendamos de esto la razón para el crecimiento de la iglesia en la tierra: "Yo el SEÑOR la guardo, cada momento la regaré; la guardaré de noche y de día, para que nadie la dañe." Isaías 27:3 Esa es la explicación para la existencia hasta este momento de un pueblo espiritual en medio de una generación impía y perversa.

Yo no puedo atribuir la protección y el crecimiento espiritual a mis talentos, fuerzas o a mis amigos. El Labrador debe de haber estado rondando en las noches, para mantener alejados a los ladrones que merodeaban, y debe de haber también estado para proteger de la codicia, la soberbia y la vanagloria, a aquellos creyentes que han prosperado en bienes del mundo. ¡Cuánto debemos a la providente gracia de Dios con la cual Él nos da constantemente avivamiento, enseñanza, consolación, fortaleza y todo lo que necesitamos! A ella debemos la utilidad y virtud de que somos capaces. Nuestro fruto viene de Dios en cuanto a Su sabia labranza. Así como Cristo confió en Dios, confiemos nosotros en Dios que todo lo que tengamos que ser o hacer, como pertenecientes a la Vid, nos será dado desde arriba.

LA PODA, es parte esencial de los cuidados de una planta, el jardinero, la cuida removiendo las partes dañadas, y la limpia para que así florezca y dé más fruto. Lo mismo es una verdad para nosotros como ramas de la Vid Verdadera, Jesucristo. Su filoso cuchillo estimula la fecundidad del árbol, limpiando los racimos y quitando las ramas que sobran, y este procedimiento para el creyente aunque es muy doloroso es necesario. "Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto". Juan 15:1-2

"En esta interpretación del proceso de podar, hay una gran aplicación a la vida cristiana. Al podar, parece ser que se destruye la vid, da la impresión de que el Labrador está cortando todo, pero Él mira al futuro y sabe que el resultado final será el enriquecimiento de la vid y que dará una mayor producción de fruto. Hay bendiciones que jamás podremos obtener a no ser que estemos dispuestos a pagar con el precio del dolor. No hay otro camino para alcanzarlas, excepto por el sufrimiento." J.R.Miller

EL AMOR Y LA MISERICORDIA DEL LABRADOR: En la parábola de la higuera estéril, el SEÑOR se atribuye el carácter de Viñador: "Un hombre" vino y vio que la higuera no producía fruto, y dijo al Viñador: "¡Córtala, para que no se desaproveche también la tierra! El viñador respondió: "Déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone." Lucas 13:6-9 ¿Quién fue el que intervino entre ese árbol estéril y el hacha, sino nuestro Grandioso Intercesor y Mediador? Él es quien continuamente interviene.

¡Nadie sino Dios podría haber tenido la paciencia con nosotros! Es una grandiosa maravilla que desde hace mucho tiempo no nos hubiera desechado como pámpanos de la vid que no llevan fruto; y que todavía se nos permita permanecer en el tronco, con la esperanza de que finalmente produciremos fruto. La única razón por la que hemos sido guardados es porque "Él es el Labrador", pues Él es todo delicadeza, amor, gracia y misericordia.

Misericordioso y clemente es el SEÑOR, lento para la ira y grande en misericordia, Salmo 103:8. Lento para usar el cuchillo, y misericordioso para aplicar el hacha, y tan esperanzado de que pronto daremos algo mejor, cuando simplemente mostramos un brote o dos, o, tal vez, cuando sólo producimos un fruto amargo. ¡Paciencia y amor infinitos! ¡Bondad inmensurable! ¿Dónde podrían encontrarse sino en el SEÑOR Jesucristo? De seguro muchos de nosotros hemos escapado del azadón simple y sencillamente, por causa del Labrador y viñador, que es manso y humilde de corazón. - C.Spurgeon