MARZO 9

02.04.2021

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del SEÑOR, somos transformados [cambiados] de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del SEÑOR" 2 Corintios 3:18.

Los creyentes pasan demasiado tiempo orando así: "Dios, cambia mis circunstancias; cambia a mis compañeros de trabajo; cambia mi situación familiar; cambia las condiciones en mi vida". Sin embargo, rara vez hacemos la oración más importante: "Cámbiame a mí SEÑOR. Yo soy el que necesita ser transformado".

Dios dirige los pasos y las vidas de todos sus hijos y no permite que nada suceda en nosotros simplemente por casualidad o destino. Y créelo o no, él ha permitido tu crisis. ¿Qué está tratando de decirte a través de ella? Nos guste o no, todos estamos en el proceso de cambiar de una forma u otra. En el ámbito espiritual, no existe tal cosa como mera existencia; estamos siendo cambiados continuamente, para bien o para mal. Bien sea que estamos siendo trasformados a la imagen de nuestro SEÑOR, o siendo más como el mundo, esto es, creciendo en Cristo o retrocediendo.

¿Te estás volviendo más dulce de espíritu, más parecido a Jesús? ¿Estás mirando sobriamente en el espejo todos los días y orando, "SEÑOR, quiero ser conformado a tu imagen en cada área de mi vida"? ¿O la amargura ha echado raíces, convirtiéndose en rebelión, incredulidad y dureza de corazón? Permíteme decirte claramente, que si te cierras por completo a la Palabra de Dios, que redarguye, y a la voz de su Espíritu, tu vida se volverá más caótica y tu situación empeorará. Hoy, te exhorto a que clames al SEÑOR honestamente en oración: "Cámbiame SEÑOR. Escudriña lo más profundo de mi ser y muéstrame dónde he fallado y me he desviado".

Si tú deseas sinceramente ser cambiado, la Palabra de Dios está llena de dirección y sabiduría. Si confías únicamente en el Espíritu Santo, él correrá los velos de tus ojos y comenzarás a cambiar en ese mismo momento. - Carter Conlon