MARZO 4

02.04.2021

Y Asa clamó al SEÑOR su Dios, y dijo: «¡Ay, SEÑOR! Para ti no hay diferencia alguna en brindar tu ayuda al poderoso o al débil. ¡Ayúdanos, SEÑOR y Dios nuestro, porque en ti confiamos y en tu nombre venimos contra este ejército! Tú, SEÑOR, eres nuestro Dios; ¡que no prevalezca el hombre contra ti! Entonces, El SEÑOR derrotó a los etíopes en presencia de Asa y del ejército de Judá, y el enemigo huyó » 2 Crónicas 14:11-12

No hay ningún otro excepto Tú, oh Dios, que ayude." Las ventajas contra Asa eran enormes. Había un millón de hombres en armas contra él y además trescientos carruajes. 2 Crónicas.14:9 Parecía imposible que él pudiese defenderse contra aquella multitud. No tenía ningunos aliados que pudieran venir en su ayuda; por lo tanto. su única esperanza estaba en Dios.

Y Asa clamó al SEÑOR su Dios, y dijo: «¡Ay, SEÑOR! Para ti no hay diferencia alguna en brindar tu ayuda al poderoso o al débil. ¡Ayúdanos, SEÑOR y Dios nuestro, porque en ti confiamos y en tu nombre venimos contra este ejército! Tú, Señor, eres nuestro Dios; ¡que no prevalezca el hombre contra ti!» 2Crónicas 14:11 Puede ser que tus dificultades hayan llegado a tal extremo, que te hayas visto obligado a renunciar la ayuda de aquellos a quienes recurriste en pruebas menores y vengas en busca del Amigo Todopoderoso.

Pon a Dios entre tí y el enemigo. Por la fé de Asa, Dios se interpuso entre él y el poder de Zera, aunque este tenía un ejército de un millón de hombres con él. Se nos dice que los etíopes fueron destruidos delante de Dios y delante de Su ejército, como si combatientes celestiales se hubiesen arrojado contra el enemigo ayudando a Israel y poniendo en huida la mayor parte del ejército, así que Israel solo tuvo que perseguirlo y recoger los despojos. Nuestro Dios es Jehová de los ejércitos, quien puede en cualquier momento reunir refuerzos inesperados para ayudar a Su pueblo. Cree como Asa, que Dios está entre tú y tu dificultad por gigantesca que esta parezca y todo lo que quiera vencerte será destruido delante del poder de Dios, como las nubes delante del viento fresco.-F. B. Meyer.

En su Oración, Asa entendió correctamente que el poder de Dios no se limitaba ni se fortalecía por la aparente debilidad o fortaleza del hombre. Él reconoció que esta batalla pertenecía al SEÑOR y llamó a Dios a defender su honor: "No prevalezca contra ti el hombre". Es una afirmación de la confianza total en la mano liberadora de Dios Todopoderoso. El secreto de la victoria es primero, reconocer la fragilidad del esfuerzo humano sin ayuda de Dios y luego, tener la confianza de que Dios lo salvará. Su poder obra mejor a través de aquellos que reconocen sus limitaciones: Bástate mi gracia;porque mi poder se perfecciona en la debilidad. 2Co 12:9. Los que piensan que lo pueden hacer todo son los que están en más grave peligro.