ENERO 4

06.03.2021

Y Asa clamó al SEÑOR su Dios, y dijo: «¡Ay, SEÑOR! Para ti no hay diferencia alguna en brindar tu ayuda al poderoso o al débil. ¡Ayúdanos, SEÑOR y Dios nuestro, porque en ti confiamos y en tu nombre venimos contra este ejército! Tú, Señor, eres nuestro Dios; ¡que no prevalezca el hombre contra ti! Entonces, El SEÑOR derrotó a los etíopes en presencia de Asa y del ejército de Judá, y el enemigo huyó » 2 Crónicas 14:11-12

No hay ningún otro excepto Tú, oh Dios, que ayude." Las ventajas contra Asa eran enormes. Había un millón de hombres en armas contra él y además trescientos carruajes. 2 Crónicas.14:9 Parecía imposible que él pudiese defenderse contra aquella multitud. No tenía ningunos aliados que pudieran venir en su ayuda; por lo tanto. su única esperanza estaba en Dios. Y Asa clamó al SEÑOR su Dios, y dijo: «¡Ay, SEÑOR! Para ti no hay diferencia alguna en brindar tu ayuda al poderoso o al débil. ¡Ayúdanos, SEÑOR y Dios nuestro, porque en ti confiamos y en tu nombre venimos contra este ejército! Tú, Señor, eres nuestro Dios; ¡que no prevalezca el hombre contra ti!» 2Crónicas 14:11 Puede ser que tus dificultades hayan llegado a tal extremo, que te hayas visto obligado a renunciar la ayuda de aquellos a quienes recurriste en pruebas menores y vengas en busca del Amigo Todopoderoso.

Pon a Dios entre tí y el enemigo. Por la fé de Asa, Dios se interpuso entre él y el poder de Zera, aunque este tenía un ejército de un millón de hombres con él. Se nos dice que los etíopes fueron destruidos delante de Dios y delante de Su ejército, como si combatientes celestiales se hubiesen arrojado contra el enemigo ayudando a Israel y poniendo en huida la mayor parte del ejército, así que Israel solo tuvo que perseguirlo y recoger los despojos. Nuestro Dios es Jehová de los ejércitos, quien puede en cualquier momento reunir refuerzos inesperados para ayudar a Su pueblo. Cree como Asa, que Dios está entre tú y tu dificultad por gigantesca que esta parezca y todo lo que quiera vencerte será destruido delante del poder de Dios, como las nubes delante del viento fresco.-F. B. Meyer.