NOVIEMBRE 29

Bueno me es haber sido humillado. Salmo 119:71
La enfermedad me enmienda, la pobreza me enriquece, la debilidad me da fuerzas, ¡Qué necios somos, pues, al fruncir el ceño ante nuestras aflicciones! Estas, por ásperas que sean, son nuestros mejores amigos. No las recibimos para nuestro placer, sino para nuestro beneficio... ¿Qué nos importa lo amarga que sea la medicina si nos trae la salud? La aflicción jamás visita a un hombre, sin traer en sus manos una pepita de oro.La adversidad aparente, finalmente se convertirá en la ventaja de lo que es recto, con sólo que estemos dispuestos a continuar trabajando y a esperar con paciencia. Hay bendiciones que no podemos recibir, si no aceptamos y soportamos el sufrimiento. Hay bendiciones que sólo pueden llegar a nosotros por medio del sufrimiento. Hay revelaciones de la verdad Divina que solamente podemos recibir cuando las luces terrenales están apagadas. Hay cosechas que sólo pueden recolectarse cuando la cuchilla del arado ha hecho su labor.Es bueno el sufrir aquí, para poder reinar más adelante, el llevar la cruz en la tierra, para poder llevar en el cielo la corona; y que se haga no nuestra voluntad, sino la voluntad de Dios sobre nosotros y en nosotros. No le tengas miedo al sufrimiento ni a las derrotas. Cuando te derriban, cuando te cortan en pedazos, es cuando llegas a ser más poderoso en el camino del SEÑOR, es cuando tienes más revelación en la Palabra, es cuando eres más productivo, más purificado y tendrás más para dar a otros.... Bueno es haber sido afligido.