NOVIEMBRE 26

Enséñanos a contar de tal modo nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría. Salmo 90:12
Enséñanos"; no como enseña el mundo, sino como enseña Cristo, Maestro Divino, por Su Santo Espíritu. Porque este conocimiento no llega de carne y sangre, sino de Dios, y por ello la promesa de nuestro SEÑOR a sus discípulos: «El Espíritu Santo, les enseñará Todas las cosas.» Juan 14:26 SEÑOR, hazme saber mi fin, y cuál es la medida de mis días, para que yo sepa cuán efímero soy. Que pueda entender cuán frágil y transitorio soy, es decir, cuándo voy a dejar de ser. El hombre vive unos días y es cortado al fin, y es muy probable que se marchite antes de llegar a la madurez, o ser arrancado súbitamente, mucho antes de cumplirse su tiempo. Así, los hombres cambian de la salud a la muerte en unas pocas horas."Enséñanos"; a considerar cada día: Que el hombre, como la hierba son sus días; como la flor del campo, así florece; cuando el viento pasa sobre ella, deja de ser, Salmo 103:15-16. Ciertamente el hombre es como un soplo todo hombre que vive. Esto es una gran verdad, y no hay nada más cierto que ello. Considera un hombre, el mejor, el más fuerte, y no es más que un hombre, un soplo, insustancial como el viento. Su constancia es la inconstancia. Su vanidad es la única verdad; lo mejor en él es que es vano, sólo vanidad.
El hombre en su obstinación y orgullo no entiende ni le importa la ira venidera de Dios, tampoco se siente humillado por las calamidades actuales o incluso por la perspectiva de la muerte."Enséñanos"; a contar nuestros días para vivir de una manera sabia, vivir cada día como si fuera el último. Dijo el teólogo y filósofo, Francoís Fenelon: -"Deja que muera TODO lo que No es nacido de Dios dentro de ti. Si mueres un poquito cada día de tu vida, no tendrás mucho de qué preocuparte al final de tus días....Estas muertes diarias destruirán el poder de tu última muerte. Entonces tu muerte corporal no será más que un dormirse.¡Qué felices son los que duermen este sueño de paz! "-SEÑOR, enséñanos a considerar con temor reverente nuestra responsabilidad de responder ante Tu Trono por todos nuestros actos en la vida. Amen. Anónimo