FEBRERO 22

"Ustedes son de Cristo". 1 Corintios 3:23. Pertenecer a Cristo implica que no somos dueños de nosotros mismos y tampoco somos del mundo en el que vivimos: Pues si vivimos, para el SEÑOR vivimos, y si morimos, para el SEÑOR morimos. Así que, ya sea que vivamos, o que muramos, somos del SEÑOR. Rom.14:8
Como somos de su propiedad gozamos de muchos privilegios: De su cuidado. Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.1Ped.5:7
De su protección: Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Isaías 54:17 De su amor que nunca acaba: "Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia" Jeremías 31:3 El privilegio de un nuevo comienzo: Todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!" 2 Corintios 5:17. Tus errores del pasado no los puedes borrar, pero el SEÑOR te da la oportunidad para mejorar tu presente y tu futuro. Pero del más grande privilegio que gozamos por pertenecer a Cristo, es el de recibir la Salvación y vida eterna, esta es nuestra mayor bendición y riqueza: Los que creen en el Hijo de Dios tienen vida eterna. Juan 3:36
"Tú eres de Cristo por donación, pues Dios te entregó a su Hijo; suyo por compra de sangre, pues él pagó tu redención; suyo por dedicación, pues te ha consagrado para él; suyo por relación, pues llevas su nombre y eres uno de sus hermanos y coherederos. Esfuérzate por mostrar al mundo el amigo y la esposa de Jesús.
Cuando te sientas tentado a pecar, di: "Yo no puedo cometer esta maldad, pues yo soy de Cristo". Cuando delante tuyo haya riquezas que puedan ganarse ilegalmente, di: "Soy de Cristo", y no las toques. ¿Estás expuesto a dificultades y daños? Permanece firme en el día malo, recordando que tú eres de Cristo. ¿Estás donde otros se sientan ociosos y no hacen nada? ¡Levántate a trabajar con todas tus fuerzas! Y cuando el sudor aparezca en tu frente y te sientas tentado a haraganear, grita: "No, yo no puedo detenerme, pues yo soy de Cristo, fui comprado con sangre. Cuando la música de la sirena del placer quiera tentarte para apartarte de la senda recta, contesta: "Tu música no puede fascinarme, pues yo soy de Cristo". Cuando la causa de Dios te llame, conságrate a ella; cuando el pobre te pida, comparte tus bienes y date a ti mismo, pues tú eres de Cristo.
Nunca desmientas tu profesión. Sé siempre uno de aquellos cuyas maneras son cristianas, cuya palabra es igual a la del Nazareno, cuya conducta y palabras tienen tanta fragancia del cielo que todos los que te vean digan que tú eres del Salvador y reconozcan en ti sus facciones de amor y su semblante de santidad. "Yo soy de Cristo" sea tu argumento para vivir en santidad. -C.SpurgeonPues los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Gálatas 5:24