NOVIEMBRE 21

14.02.2021

Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Mateo 6:12

Al llegar el día debemos orar a nuestro Padre Celestial, como el SEÑOR nos enseñó: Reconocer que somos pecadores, que le hemos ofendido, pedir perdón y PERDONAR a quienes nos han ofendido, herido, hecho daño. El perdón humano y el divino son inseparables, el uno depende del otro. El que no perdona de corazón a sus ofensores, no espere en manera alguna que Dios le perdone sus pecados, y por ello añade el SEÑOR: Pero si no perdonan a los hombres, tampoco su Padre les perdonará a ustedes sus ofensas (faltas, delitos, pecados). Mateo 6:14

Muchos no queriendo perdonar a los que les ofenden, evitan hacer esta oración, con excusas como: "Yo no puedo, yo soy humano, y ÉL es Dios. Quien no ora así como Jesucristo enseña, no es discípulo de Cristo. ¿No puedes imitar a Cristo? Entonces ¿porque el apóstol Pedro escribió: «Cristo sufrió por ustedes, y les ha dejado un ejemplo para que sigan sus huellas.»? 1Ped. 2:21. ¿Por qué el apóstol Pablo dice: «Sean, pues, imitadores de Dios como hijos suyos amados.» Efe. 5:1

Andamos con rodeos, buscamos excusas cuando nos parece imposible aquello que NO queremos hacer.Hermanos míos, ¡no acusemos a Cristo de habernos dado preceptos demasiado difíciles o imposibles de realizar! El perdonar a los que nos ofenden no es de nosotros, así como la salvación, es una gracia del cielo, es un don de Dios, es una obra divina en cada creyente en cuyo corazón mora el SEÑOR. Por eso, con toda humildad digamos con el salmista: «Qué justo eres, SEÑOR, qué rectas Tus decisiones!» Salmo 119:137 Así que, es preciso que nunca te olvides orar cada día: "Perdóname, SEÑOR, así como yo perdono." Perdonen y serán perdonados. Lucas 6:37