NOVIEMBRE 19

«Todas mis fuentes están en ti.» Salmo 87:7
Este salmo alienta a la esperanza y la confianza en Dios; en su poder y la providencia, y su amable presencia, con sus hijos en el peor de los tiempos. Hay fuentes que fluyen en los lugares difíciles de la vida, en los desiertos y lugares solitarios, y no importa cuán dura pueda ser nuestra situación, las fuentes de Dios siempre podemos encontrarlas. Abraham las encontró en medio de las colinas de Canaán. Moisés las halló en Elim. Num.33:9. David en las colinas de Siclag, estando en angustia cuando los suyos hablaron de apedrearlo, pero "David se fortaleció en el SEÑOR." 1 Sam. 30:6 Habacuc las encontró cuando se secó la higuera y los campos no daban fruto, pero al beber de ellas pudo cantar: "Con todo yo me gozaré en el Dios de mi salvación." Hab.3:18.
Las fuentes de la alegría de una persona incrédula están en la riqueza y el placer; pero las fuentes del cristiano en sus peores momentos están en CRISTO, de ÉL fluye toda toda fortaleza, toda gracia por medio de la Palabra de Dios y la oración. El cristiano puede beber de esta fuente todo el año si tiene al Consolador, en su corazón y ha aprendido a decir con David: "Todas mis fuentes están en Tí." Las fuentes de mi fe y de todas mis gracias; las fuentes de mi vida y de todos mis placeres; las fuentes de mis actividades y de todos sus actos rectos; las fuentes de mi esperanza y de toda expectativa celestial, todo se halla en Ti, SEÑOR mío. Sin tu Espíritu mi alma sería como un pozo seco, destituida de poder para ser bendecido y bendecir a otros. ¡Cuántas y cuán valiosas son estas fuentes, y cuán grande es lo que se puede poseer de la plenitud de Dios!-A. B. Simpson.