AGOSTO 9

El SEÑOR reina; regocíjese la tierra; Salmo 97:1
Este es el santo y seña de este Salmo: Dios reina. Es también la esencia de la proclamación del evangelio y el fundamento del reino del evangelio. Jesús ha venido y se le ha dado todo el poder en el cielo y en la tierra; por tanto, a los hombres se les manda que le den fe obediente. Los santos sacan consuelo de estas palabras, y sólo los rebeldes se resienten al oírlas.
Dios Reina, como si dijera: «Que nadie tema el infierno; que nadie se inquiete a causa de los demonios.» Que el más humilde y pobre del pueblo de Dios, aunque sólo sea tierra, se regocije en esto: Jehová reina. Dios va a tomar todo el poder y la autoridad en sus manos. No se hallará ya más bajo los hombres, sino por encima de todos los hombres. Ahora todo debe inclinarse, someterse a la ley, régimen y voluntad de Dios.
Dios reina sobre la tierra, el poder del SEÑOR domina tan fácilmente la furia del impío como la furia de la mar; su amor vivifica al pobre con misericordia como vivifica a la tierra con las lluvias.
La Majestad brilla con resplandor de fuego en medio de los horrores de la tempestad, y la gloria del SEÑOR se ve en toda su grandeza en la caída de los imperios y en el derrumbe de los tronos. En todos nuestros conflictos y en todas nuestras tribulaciones podemos contemplar la mano del divino Rey. Dios es Dios; él ve y oye todas nuestras inquietudes y todas nuestras lágrimas.
Alma mía, no olvides en medio de tus penas, que Dios reina para siempre. En el infierno, los malos espíritus confiesan con dolor, la indudable supremacía de Dios. Los dardos de la muerte, las prisiones del sepulcro y sus guardias están bajo el dominio del SEÑOR.
La terrible venganza del juez de toda la tierra hace que los demonios se agachen y tiemblen. No temas la muerte ni los embates de Satán; Dios defiende a los que en Él confían. Alma mía, recuerda en tus penas que Dios reina para siempre. En el cielo, ninguno duda de la soberanía del Rey eterno; todos se echan sobre sus rostros para rendirle homenaje.
Los ángeles son sus cortesanos; los redimidos, sus preferidos, y todos se gozan en servirlo día y noche. ¡Dios quiera que lleguemos pronto a la ciudad del gran Rey! En la larga noche de esta vida de tristeza, Él nos dará paz y alegría. Alma mía, recuerda en tus penas que Dios reina para siempre.....C.Spurgeon
"Estoy contento de que Cristo sea el SEÑOR de todo, pues de otro modo no tendría la menor esperanza" John Trapp Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de fuertes truenos, que decía: ¡Aleluya! Porque el SEÑOR nuestro Dios Todopoderoso Reina. Apocalipsis 19:6