OCTUBRE 9

01.02.2023

Y fue Daniel sacado del foso, y ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su Dios". Daniel 6:23

Cuando Daniel fue echado en el foso de los leones, los leones estaban hambrientos y lo habrían devorado pronto; pero ustedes saben por qué razón no pudieron tocarlo. Ah, el ángel del SEÑOR llegó. Justo cuando los fieros leones estaban a punto de atacar a Daniel, descendió veloz del cielo, y se interpuso entre ellos. "¡Silencio!", -gritó- y ellos se quedaron inmóviles como una piedra. Eso dice el texto: "Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones." Ellos tenían dientes poderosos, pero sus bocas estaban cerradas.

El complot fue atroz, pero hirió a sus perpetradores más que a la víctima de su odio vengativo, Daniel 6:24 . Cavaron un hoyo en el que cayeron ellos mismos. Pensaron halagar al rey y asegurar la caída de Daniel. Y justo cuando los fieros leones estaban a punto de atacar a Daniel, "Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones." Lo hizo porque Daniel fue obediente a la Palabra de Dios. Tengamos siempre presente que nuestro único y magno asunto consiste en caminar en paz, justicia y obedecer la Palabra de Dios, y dejar los resultados en manos de Dios.

Puede ser que el SEÑOR nos permita ver asombrosos resultados, como también dejarnos esperar aquel gran día que se aproxima en el cual no habrá peligro de que nos desviemos y nos llenemos de orgullo viendo algún fruto de nuestro testimonio. En todo caso, nuestro claro y preciso deber es andar por el brillante y bendito sendero que se nos señala en los mandamientos de nuestro precioso y adorable SEÑOR y Salvador Jesucristo. -CHM

 Si el SEÑOR puede cerrar fácilmente la boca de un león, puede cerrar igual de fácil la boca de hombres perversos. Él puede remediar todos tus problemas en un instante, y puede darte un camino allanado hacia el cielo, si le obedeces. Dios no apagará el fuego de la persecución, pues consume nuestra escoria; pero moderará su poder de tal forma que ningún grano del metal puro se pierda. Los leones no pueden ir más allá de lo que Dios les permite. Lo más que pueden hacer es rugir, pero no pueden morder; y el rugido no rompe los huesos; entonces, ¿por qué temer? Cuando tu corazón desfallezca, ve y díselo a tu SEÑOR; y luego prosigue, calmado como lo hizo ÉL, no temiendo nada, pues Dios te sostendrá. Los leones podrán rugir, pero no pueden despedazar. No les tengas miedo.

"Cuando tu alma esté entre leones", Salmo 57:4. Hay otro león allí junto a los leones visibles. Es el León de la Tribu de Judá, Cristo. ¡Cuán tranquilo está! ¡Cuán pacientemente espera al lado de Sus siervos! La burla, el escarnio y el ruido continúan, pero Él está quieto. Bastaría que quisiera, si lo considerase conveniente, y si no fuera por su infinita paciencia, sólo tendría que levantarse por un instante, y todos nuestros enemigos serían destruidos. Si tu fe fuera como debe ser, será un gran gozo para ti saber que Él siempre está contigo, que siempre está cerca de ti. Cree que los ángeles ministradores, aunque invisibles, te envuelven e interceptan los golpes y complots de tus adversarios. Si habitas entre leones, no debes irritarlos. Cuídate de no provocarlos, son crueles y fieros. He conocido a algunos creyentes, que actúan imprudentemente, y así han empeorado las cosas para ellos. Daniel no hizo nada, solo confió en que Dios lo podía librar. "Estén quietos, y sepan que Yo soy Dios; Salmo 46:10 Si tu alma está entre leones (los malvados), sé suave, sé amable, sé prudente, sé tierno. Aunque sea una buena palabra, no debes decirla, pues despertará a los leones y hará más daño del necesario. No actúes insensatamente; si tu alma está entre leones, y ellos permanecen tranquilos, no los excites. El religioso fanatico tiene la tendencia de volverse obstinado, irritable y belicoso, y puede convertirse también en un león. No debe ser así. Amor, amor, amor; y entre más seamos provocados, más debemos amar. "Vence con el bien el mal". Rom.12:21

Ustedes, cuyas almas están entre leones, deben recordar que saldrán ilesos del foso de los leones. Daniel fue echado en el foso. Darío no pudo dormir esa noche, y no esperaba encontrar ningún hueso de Daniel cuando fue en la mañana, y, por eso comenzó a llamarlo a voces. Cuán sorprendido se quedaría cuando Daniel respondió que su Dios lo había preservado. Cuán agradecido estaría de sacarlo del foso. Tú también, amado hijo de Dios, saldrás ileso del foso. Habrá una resurrección de los cuerpos del pueblo de Dios al final. El calumniador podrá difamar el carácter de un hombre verdadero, la justicia del SEÑOR se proyectará como luz, y su juicio como el mediodía. No necesitan tener miedo, sino que, así como Daniel salió del foso hacia la dignidad, así todo hombre que sufra por Cristo recibirá honor y gloria e inmortalidad "en aquel día." Recuerden que si están entre leones ahora, se aproxima rápidamente el día cuando estarán entre ángeles. Nuestro Dios y SEÑOR, después de estar en el desierto con las bestias salvajes, vio que "vinieron ángeles y le servían." Una visitación así espera a todos los creyentes. Si tienen que sufrir ahora todo lo que sea posible que la venganza descargue en ustedes por causa de Cristo, lo considerarán como nada después que hayan estado cinco minutos en el cielo. La senda ardiente es el viejo camino del creyente militante; por tanto, písala, y alégrate porque se te permite seguir a los héroes del cielo en su vía sagrada. -C.Spurgeon