ABRIL  8

11.04.2022

"Entonces Dios le abrió los ojos a Agar, y vio una fuente de agua". Génesis 21:19

Todo el tiempo hubo una fuente de agua cerca de Agar aunque ella no la viera. La fuente ya estaba ahí, pero Agar no podía verla. Le faltó el agua del odre, el hijo se estaba muriendo de sed en el desierto, y ella misma estaba a punto de desfallecer, y, sin embargo, el fresco manantial burbujeaba muy cerca de ese punto. Era necesario que Agar viera la fuente, tan necesario como que el manantial estuviera allí, y, por tanto, con gran compasión, el Señor la condujo a verlo o como lo expresa el texto: "Dios le abrió los ojos". Esto era poca cosa comparado con la creación de una nueva fuente, pero nuestro Dios realiza cosas muy pequeñas así como cosas muy grandes cuando hay necesidad de ellas

Pecador, ahí está la fuente de agua viva que mana sangre, pero él no sabe cómo lavarse en ella. Allí están las palabras, Cree y vive, palabras sencillas que no necesitan de ninguna explicación, legibles a su propia luz y tan claras que aunque se tratara de un tonto, puede comprenderlas; con todo, mientras la luz divina y eterna no brille sobre los entenebrecidos ojos del pecador, él no puede percibir la verdad que es evidente por sí misma. Y hay varias razones por las que el pecador no puede ver la fuente de la vida:


1.- No podemos ver cuando la mirada está nublada por LA AFLICCIÓN: Agar estaba entenebrecida por el dolor, por tanto, su mirada no tenía la claridad usual. Así también, algunas almas sienten tal dolor por el pecado, tal aflicción por haber ofendido a Dios, tal temor por la ira venidera, que no pueden percibir la verdad que los consolará. ¿Qué tienes, pobre alma? Es bueno que te aflijas por el pecado, pero Cristo vino para quitarlo. Es bueno que te lamentes por tu estado perdido, pero Cristo vino para salvarte, y ahí está justo frente a ti si sólo pudieras verle.


"Clama a Dios, Él abrirá fuentes en medio de tus desiertos. Debajo de la triste suerte suerte de Agar se estaba ejecutando un propósito divino. Dios dijo: "No te angusties". Gén.21:12 Esta es la enseñanza de la Escritura: que nuestras vidas están siendo ordenadas y nuestros pasos preparados." F.B.Meyer


2.- No podemos ver por LA INCREDULIDAD. Agar no podía ver la fuente de salvación por su falta de Fe. Dios se le había aparecido años antes, ustedes recordarán, cuando se encontraba en un aprieto muy parecido, y le dio entonces la promesa que haría que de su hijo naciera una gran nación. Ella pudo haber reflexionado que esto no sucedería jamás a menos que la vida del muchacho fuese preservada, y puesto que él no podía vivir sin un trago de agua, debió sentirse confiada de que el agua estaría disponible. Ella estaba siendo incrédula, pero, ay, nosotros somos incrédulos también. Alma ansiosa, este es tu caso. ¡Oh, si pudieras creer! No debería ser difícil creer lo que Dios dice, pues Él no puede mentir; pero, aun así, la incredulidad entenebrece muchos ojos.


3.- No podemos ver por EL ORGULLO. Cuando el gran yo complace al ojo con sus propias buenas obras o por la religiosidad, por supuesto que no puede ver el camino de la salvación que es únicamente por Cristo. Pobre pecador, que el SEÑOR te quite esas escamas de tus ojos, pues el yo es un gran generador de oscuridad. No hay nada que retenga más a un alma en la oscuridad que el orgullo de sus propios poderes. Pero te digo que Jesús está cerca de ti y a tu alcance, y que la salvación está cercana a tu pie. Sólo tienes que confiar en el Señor Jesucristo y serás salvo. Pero al fin de cuentas, si llegas a ver a Cristo es porque el Espíritu Santo abre tus ojos, nadie más lo puede hacer. Oh, que Él abra los ojos de cada pecador para que vea la salvación en la sangre expiatoria de Jesucristo, el Hijo de Dios.Que el SEÑOR abra tus ojos para ver lo que hace por el pecador: Para muchos es preeminentemente deseable que sus ojos sean abiertos de inmediato, pues su ceguera en el pecado es una fuente de gran peligro para ellos. Por tanto, que Dios te ayude a detenerte y que se pueda decir de ti: "Dios le abrió los ojos." En medio de nosotros está nuestro Amado, Y nos pide que podamos ver Sus manos traspasadas; Sus pies y Su costado heridos, Benditos emblemas del Crucificado. Si ahora con ojos contaminados y débiles, Vemos las señales pero no le vemos a Él, Oh, que Su amor haga caer las escamas de nuestros ojos, y nos invite a verle cara a cara! Que nuestras almas tengan sed de ver su rostro desfigurado pero codiciable. Que puedas tener tus ojos abiertos para que vean lo que eres en Cristo. Los que se quejan que son negros por la culpa; piensen que son sumamente hermosos en Cristo. Los que se lamentan porque están muy descarriados: sí, pero están asidos a Él. Gimen porque son muy débiles; con todo, ustedes son fuertes en Él, pueden hacer todas las cosas por medio de Cristo.


Somos criaturas insensatas, pero somos sabios en Cristo. Somos criaturas que según el mundo somos insignificantes; sin embargo, somos tan preciosos en Cristo, tan valiosos para Dios en Cristo, como para ser contados entre Sus joyas y conocidos como la peculiar porción del SEÑOR. Nosotros somos criaturas pecadoras en nosotros mismos, y, sin embargo, somos perfectos en Cristo Jesús y estamos completos en Él. Estas son verdades bíblicas, por tanto, son ciertas. ¡Cuán benditos somos en nuestra Cabeza del pacto, Cristo! Que el SEÑOR abra nuestros ojos para ver esto.


Que nuestros ojos sean abiertos para ver lo que seremos en ÉL. Que nuestros ojos sean abiertos para contemplar por fe la gloria que ha de ser revelada pronto. Nos llena de gozo el pensar que nuestra humilde cabeza ostentará una corona. Ya no habrá más dolor. Esa dura condición, esos escasos medios, y esa labor agotadora, todas esas cosas serán intercambiadas por mansiones de descanso, por pan de bienaventuranza, y por vino de deleite. Estarás recorriendo las calles de oro hasta el eterno templo en lo alto. En vez de calles ruidosas atravesarás sendas de reposo en medio de los cantos de los serafines y los salmos de los redimidos. Sí, en un abrir y cerrar de ojos estarás donde el SEÑOR Dios y el Cordero son la luz eterna. Que nuestros corazones dancen de gozo ante el simple pensamiento de una felicidad celestial tan cercana. Prosigamos nuestro camino bendiciendo y engrandeciendo a Aquel que ha abierto nuestros ojos para ver la gloria que Él ha preparado para aquellos que le aman, que será nuestra. Que Dios los bendiga por causa de Cristo. -C.Spurgeon