ABRIL 8

"Entonces Dios le abrió los ojos a Agar, y vio una fuente de agua". Génesis 21:19
Todo el tiempo hubo una fuente de agua cerca de Agar aunque ella no la viera. La fuente ya estaba ahí, pero Agar no podía verla. Le faltó el agua del odre, el hijo se estaba muriendo de sed en el desierto, y ella misma estaba a punto de desfallecer, y, sin embargo, el fresco manantial burbujeaba muy cerca de ese punto. Era necesario que Agar viera la fuente, tan necesario como que el manantial estuviera allí, y, por tanto, con gran compasión, el Señor la condujo a verlo o como lo expresa el texto: "Dios le abrió los ojos". Esto era poca cosa comparado con la creación de una nueva fuente, pero nuestro Dios realiza cosas muy pequeñas así como cosas muy grandes cuando hay necesidad de ellas
Pecador, ahí está la fuente de agua viva que mana sangre, pero él no sabe cómo lavarse en ella. Allí están las palabras, Cree y vive, palabras sencillas que no necesitan de ninguna explicación, legibles a su propia luz y tan claras que aunque se tratara de un tonto, puede comprenderlas; con todo, mientras la luz divina y eterna no brille sobre los entenebrecidos ojos del pecador, él no puede percibir la verdad que es evidente por sí misma. Y hay varias razones por las que el pecador no puede ver la fuente de la vida:
1.- No podemos ver cuando
la mirada está nublada por LA AFLICCIÓN: Agar estaba entenebrecida por el
dolor, por tanto, su mirada no tenía la claridad usual. Así también, algunas
almas sienten tal dolor por el pecado, tal aflicción por haber ofendido a Dios,
tal temor por la ira venidera, que no pueden percibir la verdad que los
consolará. ¿Qué tienes, pobre alma? Es bueno que te aflijas por el
pecado, pero Cristo vino para quitarlo. Es bueno que te lamentes por tu estado
perdido, pero Cristo vino para salvarte, y ahí está justo frente a ti si sólo
pudieras verle.
"Clama a Dios, Él abrirá
fuentes en medio de tus desiertos. Debajo de la triste suerte suerte de Agar se
estaba ejecutando un propósito divino. Dios dijo: "No te angusties".
Gén.21:12 Esta es la enseñanza de la Escritura: que nuestras vidas están siendo
ordenadas y nuestros pasos preparados." F.B.Meyer
2.- No podemos ver por LA
INCREDULIDAD. Agar no podía ver la fuente de salvación por su falta de Fe. Dios
se le había aparecido años antes, ustedes recordarán, cuando se encontraba en
un aprieto muy parecido, y le dio entonces la promesa que haría que de su hijo
naciera una gran nación. Ella pudo haber reflexionado que esto no sucedería
jamás a menos que la vida del muchacho fuese preservada, y puesto que él no
podía vivir sin un trago de agua, debió sentirse confiada de que el agua
estaría disponible. Ella estaba siendo incrédula, pero, ay, nosotros somos
incrédulos también. Alma ansiosa, este es tu caso. ¡Oh, si pudieras creer! No
debería ser difícil creer lo que Dios dice, pues Él no puede mentir; pero, aun
así, la incredulidad entenebrece muchos ojos.
3.- No podemos ver por EL
ORGULLO. Cuando el gran yo complace al ojo con sus propias buenas obras o por
la religiosidad, por supuesto que no puede ver el camino de la salvación que es
únicamente por Cristo. Pobre pecador, que el SEÑOR te quite esas escamas de tus
ojos, pues el yo es un gran generador de oscuridad. No hay nada que retenga más
a un alma en la oscuridad que el orgullo de sus propios poderes. Pero te digo
que Jesús está cerca de ti y a tu alcance, y que la salvación está cercana a tu
pie. Sólo tienes que confiar en el Señor Jesucristo y serás salvo. Pero al fin
de cuentas, si llegas a ver a Cristo es porque el Espíritu Santo abre tus ojos,
nadie más lo puede hacer. Oh, que Él abra los ojos de cada pecador para
que vea la salvación en la sangre expiatoria de Jesucristo, el Hijo de Dios.Que el SEÑOR abra tus ojos para
ver lo que hace por el pecador: Para muchos es preeminentemente deseable que
sus ojos sean abiertos de inmediato, pues su ceguera en el pecado es una fuente
de gran peligro para ellos. Por tanto, que Dios te ayude a detenerte y que se
pueda decir de ti: "Dios le abrió los ojos." En medio de
nosotros está nuestro Amado, Y nos pide que podamos ver Sus manos traspasadas;
Sus pies y Su costado heridos, Benditos emblemas del Crucificado. Si ahora con
ojos contaminados y débiles, Vemos las señales pero no le vemos a Él, Oh, que
Su amor haga caer las escamas de nuestros ojos, y nos invite a verle cara a
cara! Que nuestras almas tengan sed de ver su rostro desfigurado pero
codiciable. Que puedas tener tus ojos abiertos para que vean lo que eres
en Cristo. Los que se quejan que son negros por la culpa; piensen que son
sumamente hermosos en Cristo. Los que se lamentan porque están muy descarriados:
sí, pero están asidos a Él. Gimen porque son muy débiles; con todo, ustedes son
fuertes en Él, pueden hacer todas las cosas por medio de Cristo.
Somos criaturas insensatas,
pero somos sabios en Cristo. Somos criaturas que según el mundo somos
insignificantes; sin embargo, somos tan preciosos en Cristo, tan valiosos para
Dios en Cristo, como para ser contados entre Sus joyas y conocidos como la
peculiar porción del SEÑOR. Nosotros somos criaturas pecadoras en nosotros
mismos, y, sin embargo, somos perfectos en Cristo Jesús y estamos completos en
Él. Estas son verdades bíblicas, por tanto, son ciertas. ¡Cuán benditos somos
en nuestra Cabeza del pacto, Cristo! Que el SEÑOR abra nuestros ojos para ver
esto.
Que nuestros ojos sean
abiertos para ver lo que seremos en ÉL. Que nuestros ojos sean abiertos para
contemplar por fe la gloria que ha de ser revelada pronto. Nos llena de gozo el
pensar que nuestra humilde cabeza ostentará una corona. Ya no habrá más dolor.
Esa dura condición, esos escasos medios, y esa labor agotadora, todas esas
cosas serán intercambiadas por mansiones de descanso, por pan de
bienaventuranza, y por vino de deleite. Estarás recorriendo las calles de oro
hasta el eterno templo en lo alto. En vez de calles ruidosas atravesarás sendas
de reposo en medio de los cantos de los serafines y los salmos de los
redimidos. Sí, en un abrir y cerrar de ojos estarás donde el SEÑOR Dios y el
Cordero son la luz eterna. Que nuestros corazones dancen de gozo ante el simple
pensamiento de una felicidad celestial tan cercana. Prosigamos nuestro camino
bendiciendo y engrandeciendo a Aquel que ha abierto nuestros ojos para ver la
gloria que Él ha preparado para aquellos que le aman, que será nuestra. Que
Dios los bendiga por causa de Cristo. -C.Spurgeon