JUNIO 7

"Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán." Eclesiastés 11:3
No debemos temer a las nubes
que ahora oscurecen nuestro cielo. Es cierto que durante un poco de tiempo
ocultan el sol, pero el sol no se extingue, a los pocos momentos vuelve a
aparecer. Mientras tanto, aquellas nubes negras están llenas de lluvia, y cuanto
más negras son, lo más probable es que derramen infinidad de chaparrones. ¿Cómo
obtendremos lluvia sin que haya nubes? Nuestros problemas siempre nos han
traído bendiciones y siempre continuarán trayendolas. Son los vehículos
portadores de la Gracia Divina. Estas nubes no tardarán mucho en descender y
toda hierba estará jubilosa por la lluvia. Nuestro Dios podrá empaparnos con
aflicción, pero nos renovará con misericordia. Frecuentemente, las cartas
amorosas de nuestro SEÑOR llegan a nosotros en sobres con bordes negros. Sus
carruajes avanzan con estruendo, pero están cargados de beneficios. Su vara
produce flores preciosas y frutos nutritivos. No permitamos que las nubes nos
atormenten, sino al contrario, cantemos porque las flores de Mayo las recibimos
gracias a las nubes y lluvias de Abril. El espacio azul de los cielos es mayor
que las nubes.
El viento más fuerte y las
nubes más oscuras que me puedan dar están en la palma de la mano de Dios. Tras
lo que parece muerte cruel, está el amor y la sabiduría de nuestro Dios. Los
ojos de Dios no se han empañado con el tiempo; Su oído no se ha ensordecido con
el paso de los años; Su brazo no ha perdido fortaleza, ni sus pasos se
han vuelto vacilantes. No ha cambiado. Él es el mismo Dios inmortal, inmutable,
invencible de todos los tiempos. Él se ha dado así mismo en mi favor. ¡Que don
inefable! ¡Que ofrenda! ¡Que condescendencia ilimitada, que el Dios infinito se
diera a sí mismo! Ahora, querido corazón, si crees que Cristo es una nube
que está llena de lluvia, ¿por qué razón está lleno? Pues, para vaciarse sobre
la tierra. No había necesidad de que Él fuera un hombre lleno de empatía,
excepto para empatizar con los hombres y mujeres en duelo. No había necesidad
de que sangrara excepto para sangrar por ti. No había necesidad de que él
muriera excepto para que el poder de su muerte pudiera librarte de la muerte.
IOh, SEÑOR, las nubes son el
polvo de tus pies! ¡Cuán cerca estás de nosotros en los días nublados de
tribulación y necesidad! El amor te contempla, y se regocija. La Fe ve a las
nubes descender y alegrar a las colinas por todas partes. -C. H. Spurgeon
"Si Dios envía la
tormenta, si llena de árboles los altos montes, si sigue el curso de los
gorriones, ¿Qué no hará en tu favor?
Si Dios
cuelga las estrellas en las alturas, si pinta las nubes errabundas, si pasea
por los cielos al sol, ¿Qué no hará en tu favor?
Si Dios nos da días soleados y
a la naturaleza levanta de su sueño, para que las aves canten alabanzas a
su dueño, ¿Qué no podrá hacer en tu favor?
Si Dios puede hacer todas estas
cosas si cuenta cada avecilla cantora, si controla el universo en movimiento
¿Qué no hará en tu favor?
Si Dios me da su dulce paz, y a
mi alma brinda libertad, por Cristo que murió en la Cruz, lo puede hacer por
ti." G.E. Wagoner