AGOSTO 6

02.08.2021

Y Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues, que Lázaro estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Juan 11:5-6

Esto nos enseña que en el mismo corazón y en el fondo de todas las intervenciones de Dios para con nosotros, por muy negras y misteriosas que puedan ser, debemos tener el valor para creer en Su infinito e inmutable amor, con el que ama a todos por igual y afirmar: Que Su amor permite el dolor.

Las hermanas pensaron que Jesús se apresuraría a ir a visitar a Lázaro y evitaría la muerte de su hermano, pero Jesús respondió con un retraso, lo que fue desconcertante para los discípulos y agonizante para Martha y María: "Cuando oyó que estaba enfermo, se quedó aún dos días en aquel lugar donde estaba," Las hizo esperar porque Él ve el final desde el principio, habla de cosas, no como parecen ser, ni siquiera como son en el momento presente, sino como serán a largo plazo.

Sólo su amor lo detuvo de acudir inmediatamente a consolar aquellos corazones abatidos y amados, para evitar su aflicción y tener el gozo de limpiar sus lágrimas y devolverles su felicidad. Sólo el amor Divino puede refrenar la impetuosidad de la ternura del corazón del Salvador, hasta que el Ángel del Sufrimiento cumpla su labor. Se quedó, no porque no los amaba, sino porque simplemente tendría una oportunidad más favorable de demostrarles cuanto los amaba. Se quedó para probar la fe y la paciencia de las Hermanas de Lázaro. Se quedó para demostrar que Él hace las cosas según los tiempos y la voluntad de Dios y no del hombre.

Cristo nunca niega un favor, sino para conferir uno mayor. Sus demoras en responder a las oraciones que le ofrecen los creyentes en peligro, no son negaciones, son a menudo pruebas de su propósito de conferir una gran bendición, y también son pruebas de que Su sabiduría considera necesario permitir un aumento de la aflicción, para que Su gloria y poder sean más notorias en su eliminación.

¿Quién puede calcular lo mucho que debemos al sufrimiento y al dolor? Si no fuese por ellos, tendríamos muy poco espacio en que ejercitar las facultades de muchas de las principales virtudes de la vida Cristiana. ¿Dónde estaría la fe, si no existiese la prueba para probarla; o la paciencia, si no tuviese nada que soportar; o la experiencia, si no existiese la tribulación para desarrollarla? - L.B.Cowman