OCTUBRE 6
01.02.2023

"Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite." 2 Reyes 4: 6
En tanto que hubo vasijas que llenar, el milagroso flujo de aceite continuó, y sólo cesó cuando ya no hubo más cántaros que lo recibieran. El profeta no pronunció una sola palabra para detener el proceso multiplicador, y el Señor no puso ningún límite al prodigio de abundancia. La pobre viuda no se vio restringida en Dios, sino en su provisión de tinajas. Ninguna otra cosa en el universo redujo el flujo del aceite. Sólo la ausencia de recipientes para guardar el aceite, detuvo el flujo al instante. Las vasijas escasearon primero que el aceite; nuestros poderes receptores se agotarán primero que el poder proveedor de Dios. En nuestro SEÑOR Jesús habita toda plenitud, y, puesto que no necesita gracia para Sí, está almacenada en Él para brindarla a los creyentes, y éstos confiesan a una voz: "De su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia." El límite de Su efusión es nuestra capacidad de recibir, y ese límite con frecuencia está reducido por nuestras estrechas oraciones: "No tenemos lo que deseamos, porque no pedimos, o porque pedimos mal." ¡Oh, que tuviéramos un corazón insaciable para Cristo, un alma que tiene hambre y sed de Él: entonces correrían ríos del aceite celestial hacia nosotros, y estaríamos llenos con la plenitud de Dios!
El orgullo tiene también un horrible poder para cortar el suministro del aceite divinamente provisto. Que el SEÑOR nos libre de la influencia abrasadora de la arrogancia, convertirá a un Edén en un desierto. La pobreza del alma conduce a la plenitud, pero la autosuficiencia carnal crea esterilidad. El Espíritu Santo se deleita en consolar a todo corazón hambriento, pero el alma que cree estar llena, que cree ser más santo que los demás, como el fariseo religioso que oró diciendo: "Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás, que son ladrones, malvados y adúlteros, ni como ese cobrador de impuestos. Ayuno dos veces a la semana y te doy la décima parte de todo lo que gano." Luc. 18:11-12. Esto más que una oración fue "jactancia".No está pensando en Dios, sino en sí mismo: el "yo" se ve en las palabras "no soy como los demás", "ayuno", "doy", oro, recito la biblia de memoria, hago buenas obras etc... Un alma así desprecia el panal de los consuelos del SEÑOR, y es abandonada a sí misma hasta que se está muriendo de hambre y clama pidiendo el pan celestial. -Spurgeon
Estemos seguros de esto, que hay abundancia de gracia que puede ser obtenida en tanto que tengamos hambre y sed de ella, y jamás un solo corazón humilde será forzado a clamar: "el aceite ha cesado," mientras traiga una vasija vacía. "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados" Este pasaje es un buen emblema de la gracia de Dios. Mientras hay un corazón vacío y anhelante, hay una fuente de salvación que desborda continuamente. Si encontramos en algún lugar, o en cualquier momento, que el aceite deja de fluir, es porque no hay vasijas vacías allí, no hay almas hambrientas y sedientas de justicia. - Clarke
Pero, nuestra incredulidad limita al SEÑOR. Nada obstaculiza tanto la gracia como la falta de Fe. "No hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos." La incredulidad declara que es imposible que salga más aceite de la vasija, y por tanto, se niega a traer más vasijas. Lamentamos que nuestro gozo haya partido, que nuestras dones se hayan debilitado, que nuestra utilidad se vea restringida. ¿De quién es la culpa de todo esto? ¿Se ha acortado el Espíritu del SEÑOR? ¿Son estas Sus acciones? No, en verdad, nosotros mismos hemos tapado las vasijas del cielo. Que la infinita misericordia nos salve de nosotros mismos, y nos induzca a traer ahora "Vasijas vacías, no pocas."
Cuando tenemos total confianza y dependencia del SEÑOR, veremos su poder una y otra vez. Esta fue la experiencia de Elías, 1 Rey. 17. Esta fue la experiencia de Daniel, Dan. 6. Esta fue la experiencia de los amigos de Daniel, Dan. 3. Esta fue la experiencia de la viuda de Sarepta, Rey. 18. Esta fue la experiencia de los 5.000 que fueron alimentados con los panes y los peces, Juan 6. Esta fue la experiencia de los discípulos en el tempestuoso Mar de Galilea. Esta es la experiencia de todo hijo de Dios que es puesto en una posición de total confianza. Cuando el SEÑOR ayuda a su pueblo, la obra que Él hace puede ser ampliamente conocida, pero la obra más grande está en el corazón de Su hijo. Cuando el SEÑOR se mueve con poder, el creyente recibe una lección de fe que nunca se le puede quitar. Su fe se expande y nunca volverá a ser el mismo. Si podemos creer que Él cuidará de nosotros y si podemos hacer que nuestras vasijas estén bajo el flujo de Su aceite, no hay nada que Él no pueda hacer, Ef. 3:20.
Cuando nuestra necesidad es urgente y la esparcimos ante Dios, la pregunta nunca es por la cantidad de aceite, sino por los vasos vacíos.Tememos que no haya suficiente aceite; A Dios le preocupa que no podamos traer suficientes vasijas para contener todo lo que Él quiere dar. El aceite se multiplicó al ser vertido. El aceite de Dios nunca se agotará mientras podamos recibir y compartir. De acuerdo con nuestra Fe se hará. No se trata de cuánto puede dar Dios, sino de cuánto podemos usar.... La generosidad de nuestro Dios da gracia y gloria según la capacidad del receptor. Cuando deja de infundir, es por falta de espacio en el corazón para asimilarlo.Si pudiéramos retener más, oh Dios, darías más: si hay algún defecto, es en nuestros vasos (corazones), no en tu beneficencia. - F.B. Meyer, Bp. Hall