MAYO 6

02.05.2021

Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que sean HECHOS CONFORME A LA IMAGEN DE SU HIJO, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Romanos 8:29

Ya no se predica mucho sobre la vida santa y apartada, porque existe el temor que pueda ofender y que parezca imposible de cumplir. El propósito de Dios es que seamos conformados a imagen de Su Hijo, y cuando el Espíritu Santo comienza su obra en el corazón, siempre tendremos un nuevo deseo de santidad y una búsqueda de la semejanza de Cristo. "Como hijos obedientes, no se conformen a los deseos que antes tenían estando en su ignorancia; sino, como Aquel que los llamó es Santo, sean también ustedes santos en toda su manera de vivir; porque escrito está: SEAN SANTOS PORQUE YO SOY SANTO" 1 Pedro 1:14-16.

La palabra santo habla de separación y pureza. Debe ser importante para Dios, porque él nos dice que "...la santidad, sin la cual nadie verá al Señor" (Hebreos 12:14). La santidad no es una lista de prohibiciones, o de lo que se debe y no se debe hacer; más bien, es que lleguemos a la SEMEJANZA DE CRISTO. A medida que el Espíritu obra, tendremos un mayor deseo de ser santos como Cristo. ¿Qué más haría el Espíritu Santo sino impartir su propia naturaleza en nuestras vidas? Según dice: Mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia. Por medio de ellas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas ustedes lleguen a ser partícipes de la naturaleza divina, puesto que han huido de la corrupción que hay en el mundo por causa de los malos deseos.2Pedro 3-4

Una vez que confiamos en Cristo para la salvación, Dios comenzará a formarnos y moldearnos. Muchos experimentan un cambio radical cuando llegan a conocer a Cristo, pero con el tiempo se desarrolla una batalla entre la carne y el Espíritu. El apóstol Pablo escribió: "Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagan lo que quieren." Gálatas 5:17. Pablo estaba escribiendo a los santos en Galacia, pero él reconocía que ellos, así como él, tenían que vencer una inercia carnal desde el interior que se oponía a los propósitos del Espíritu.

Pablo no fue el único que advirtió sobre las prácticas pecaminosas en la vida de los creyentes. Juan nos recordó esta verdad: "Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo" 1 Juan 2:1. La intención de Juan era clara: inspirar al pueblo de Dios a no practicar la injusticia sino a practicar la vida cristiana. El Espíritu Santo nos trae nueva sensibilidad y convicción si realmente estamos viviendo bajo su control. El comportamiento, las palabras y las actitudes que no son santas causan una reacción del Espíritu, que es santo.

Cuando rindes tu vida a Cristo, el Espíritu Santo enviará amorosamente advertencias, señales y alertas rojas para que sigas su ejemplo. - Jim Cymbala