JULIO 6

TODA LA ESCRITURA(LA BIBLIA) ES INSPIRADA POR DIOS. 2 TIMOTEO 3:16
La palabra traducida «inspirada», significa literalmente «soplada». Las Escrituras son «sopladas por Dios», es decir, provienen directamente de Él. Hallamos una ilustración muy útil al respecto en Hechos 1:16: «Era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David». Esto es inspiración: Dios habló por boca de un hombre elegido para tal propósito. Los hombres que Dios eligió para escribir los libros de la Biblia actuaron «movidos o llevados adelante por el Espíritu Santo» (2 Pedro 1:21, . Pablo afirma que los apóstoles hablaron «palabras» enseñadas por el Espíritu (1 Corintios 2:13). Este principio regía en los primeros tiempos: Dios dijo del verdadero profeta: «Pondré mis palabras en su boca» (Deuteronomio 18:18-20). Moisés, al final del Deuteronomio, dice: «Estas son las palabras del pacto que Jehová mandó a Moisés» (29:1). Al final de su vida, David afirmó: «El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua» (2 Samuel 23:2). También Esdras 7:11, Zacarías 7:12 y el último libro del Nuevo Testamento: Apocalipsis 22:18-19. Todos estos pasajes se refieren a las «palabras» que Dios habló. El SEÑOR dijo: «Hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasarán de la ley, hasta que todo se haya cumplido» (Mateo 5:18). El hecho de que el SEÑOR cite el Antiguo Testamento demuestra la absoluta confianza en los términos en que está escrito ( Mateo 22:31-32, 43-44). En Gálatas 3:16, el apóstol Pablo señala que el texto de Génesis 22:18 dice «simiente» y no «simientes». Basa su argumento en el hecho de que el término está en singular y no en plural, lo cual no deja lugar a dudas de que Pablo confiaba en la precisión verbal y la inspiración de las Escrituras. -C.H.M.
No prueba nada en contra de la inspiración de la Biblia, como afirman algunos,
que los escritores de la Biblia tengan cada uno un estilo diferente. Isaías no
escribe como Jeremías y Pablo no escribe como Juan. Esto es perfectamente
cierto y, sin embargo, las obras de estos hombres no son menos igualmente
inspiradas. Las aguas del mar tienen muchos matices diferentes. En un lugar se
ven azules y en otro verdes. Y, sin embargo, la diferencia se debe a la
profundidad o superficialidad de la parte que vemos, o a la naturaleza del
fondo. El agua en todos los casos es el mismo mar salado. Del mismo modo, los
libros del Antiguo y del Nuevo Testamento son todos inspirados y, sin embargo,
el aspecto de esa verdad varía según la mente a través de la cual el Espíritu
Santo la hace fluir. La caligrafía y el estilo de los escritores difieren lo
suficiente como para probar que cada uno tenía un ser individual distinto; pero
el Guía Divino que dicta y dirige el todo es siempre uno. Cada capítulo,
versículo, y palabra, es de Dios. ¡Oh, qué los hombres que tienen dudas
acerca de la inspiración, examinaran la Biblia por sí mismos! ¡Oh, si ellos
siguieran el consejo que fue el primer paso de la conversión de Agustín,
"Tómala y léela! ¡Tómala y léela!" ¡Cuántas dificultades y objeciones
se desvanecerian de golpe como la niebla ante el sol naciente! Entonces dirían:
"¡El dedo de Dios está aquí! ¡Dios está en este Libro, y yo no lo
sabía!".
Dios, en su misericordia nos ha dado la Biblia, que "puede hacernos
sabios para la salvación por la fe en Cristo Jesús", (2 Timoteo 3:15).
¡Cuán gloriosa y satisfactoria es la descripción que nos da del plan de
salvación de Dios, y la manera en que nuestros pecados pueden ser perdonados!
La venida al mundo de Jesucristo, el Dios-hombre, para salvar a los pecadores,
la redención que Él ha realizado por el hombre por Su sufrimiento, en nuestro
lugar, el justo por el injusto, el pago completo que Él ha hecho por nuestros
pecados por Su propia sangre, la justificación de todo pecador que simplemente
cree en Jesús, la disposición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo para
recibir, perdonar y salvar hasta lo sumo, ¡cuán indeciblemente grandiosas y
consoladoras son todas estas verdades! No sabríamos nada de ellas sin la
Biblia. ¡Qué consolador es el relato que nos da Jesucristo! Cuatro veces Su
imagen se dibuja graciosamente ante nuestros ojos. Cuatro testigos separados
nos hablan de Sus milagros y Su ministerio, Sus dichos y Sus acciones, Su vida
y Su muerte, Su poder y Su amor, Su bondad y Su paciencia, Sus caminos, Sus
palabras, Sus obras, Sus pensamientos, Su corazón.
¡Qué alentadores son los ejemplos que la Biblia da de personas buenas! Nos
habla que tenían pasiones similares a las nuestras -hombres y mujeres que
tenían preocupaciones, cruces, familias, tentaciones, aflicciones,
enfermedades, como nosotros- y, sin embargo, "por la fe y la paciencia
heredaron lo que se había prometido", y lo consiguieron con seguridad.
(Hebreos 6:12). Describe sus errores, sus debilidades, sus conflictos, su
experiencia, sus oraciones, sus alabanzas, sus vidas útiles, sus felices
muertes, todo está completamente registrado. Y nos dice que el Dios y Salvador
de estos hombres y mujeres sigue siendo el mismo hoy que ayer, y por los
siglos. ¡Cuán instructivos son los ejemplos que la Biblia nos da de
personas malas! Nos habla de hombres y mujeres que tenían luz, conocimiento y
oportunidades como nosotros, y sin embargo endurecieron sus corazones, amaron
al mundo, se aferraron a sus pecados, se salieron con la suya, despreciaron la
reprensión y arruinaron sus propias almas para siempre. Y nos advierte que el
Dios que castigó a Faraón, a Saúl, a Acab, a Jezabel y a Judas, es un Dios que
nunca cambia, y que hay un infierno real.¡Qué bienaventuradas son las esperanzas que la Biblia ofrece al creyente en
Cristo! Paz en la hora de la muerte, descanso y felicidad al otro lado de la
tumba, un cuerpo glorioso en la mañana de la resurrección, una absolución plena
y triunfante en el día del juicio, una recompensa eterna en el reino de Cristo,
un gozoso reunirse con el pueblo del Señor en el día de la reunión: estas,
estas son las perspectivas futuras de todo verdadero cristiano. Conocemos el
verdadero valor del aire que respiramos y del sol que nos alumbra hasta cuando
nos falta. Y no valoramos las verdades de la Biblia, hasta que nos son
reveladas y nos damos cuenta en la oscuridad que estuvimos.
Ninguna lengua alcanza a decir completamente el valor de los tesoros que contiene este libro Sagrado. Bien podemos decir que algunos libros son libros de cobre, otros de plata y unos pocos de oro, pero la Biblia es un tesoro que contiene lleno de riquezas, joyas y piedras preciosas, y todas las cosas deseables no pueden compararse con ella. Prov.8:11 Con toda razón David dijo: "Mejor es para mí la ley de tu boca que millares de piezas de oro y de plata." Salmo 119:72 "Por tanto, amo tus mandamientos más que el oro, sí, más que el oro fino." Salmo 119:127 ¡Feliz el hombre que posee una Biblia! ¡Más feliz aún es el que la lee! ¡El más feliz de todos es aquel que no sólo la lee, sino que la obedece y la convierte en la regla de su fe y práctica! - J.C.Ryle