OCTUBRE 5

Mi alma quedará satisfecha como de un suculento banquete, Salmo 63:5
Muchas son las huellas del SEÑOR que dan fuerza, pero una de las principales es la oración. Ningún creyente que permanezca en oración privada, necesitará clamar: «¡Mi debilidad, mi debilidad, ay de mí!». Las almas hambrientas viven lejos de la presencia de Dios, y se asemejan a campos quemados en tiempo de sequía. La oración insistente y fervorosa hace al creyente fuerte y feliz. El lugar más próximo a la puerta del cielo es el trono de la gracia celestial.
Permanece mucho a solas con Jesús, y tendrás mucha firmeza; pero si permaneces poco, tu fe será superficial, se contaminará con dudas y temores, y no brillará con el gozo del SEÑOR. En vista de que la senda de la oración que enriquece al alma está abierta aún para el más débil de los creyentes; en vista de que no se requiere instrucción superior para andar en ella, y en vista de que no eres invitado a venir por ser un creyente aventajado, sino simplemente por ser creyente, procura, estar a menudo en la senda de la devoción privada.
La comunión privada es uno de los platos principales del banquete del SEÑOR. ¡Oh cuán deseables son las delicias de la comunión con Jesús! La tierra no tiene palabras que puedan expresar la santa calma del alma que se recuesta en el regazo de Jesús. Pocos cristianos entienden esto; viven en un nivel bajo y rara vez suben a la cumbre del monte. No echan mano de los privilegios de estar en la presencia del SEÑOR. Desde cierta distancia observan, pero no se sientan con el Sumo Sacerdote, Cristo, a comer con Él y a disfrutar. Tú, siéntate siempre bajo la sombra de Jesús. Que tu amado sea para ti como el manzano entre los árboles silvestres y tu alma quedará satisfecha como de un suculento banquete. ¡Oh Jesús, visítanos con tu salvación!
Hay una riqueza en la presencia de Dios, una suntuosidad, una plenitud que llena el alma con alegría, comparable a la comida más deliciosa en la cual el cuerpo puede ser saciado. - C.H.S
Con frecuencia David se encontraba sin tener nada más que el suelo duro como cama, las piedras como almohada, y las espinas como cortina, y los cielos como nublados; sí, en esta condición Dios era más dulce y sabroso que un suculento banquete. Thomas Brooks
Cuando el SEÑOR pone su Espíritu en nosotros, entonces nuestras almas hambrientas empiezan un festín; porque su Espíritu bendito nos muestra las cosas de Cristo y nos son aplicadas, y por este medio estamos capacitados para comer su carne y beber su sangre. Y después de recibir de este modo el Espíritu Santo, nunca nos será quitado.- John Fraser
"La oración es el medio por el cual obtenemos todas las gracias que se derraman sobre nosotros de la Fuente Divina de Bondad y Amor." -Laurence Scupoli
En la presencia del SEÑOR nuestras almas encontrarán lo que anhelan. El alma encontrará en ÉL lo que satisface y será plenamente abastecida de lo que necesita. Estará abundantemente saturada como un campo sediento con lluvias del cielo. - Adam Clarke