AGOSTO 5

Recibí esta gracia de predicar a las naciones LAS INESCRUTABLES RIQUEZAS DE CRISTO. Efesios 3:8
El Maestro, Jesucristo, tiene riquezas que las matemáticas no pueden calcular, que la razón no puede medir y que sobrepasan los sueños de la imaginación más fértil y la elocuencia de las palabras. ¡Son inescrutables! Puedes observar, pensar y estudiar, pero Jesús es un Salvador mayor de lo que te imaginas cuando tus pensamientos son más optimistas. Mi SEÑOR está más listo para perdonar que tú para pecar. Tiene más poder para perdonar que el poder que tienes para transgredir sus mandamientos.
El apóstol Pablo predicaba las inescrutables riquezas de Cristo, no la dignidad de la condición humana o la grandeza de la naturaleza humana, no se centraba en el hombre, sino en el Redentor del hombre. Hagamos nosotros lo mismo. ¡Oh!, hablar de Cristo únicamente, estar atado y ligado eternamente a este único tema, hablar únicamente de Jesús y del amor asombroso del glorioso Hijo de Dios, que "por amor a nosotros se hizo pobre, siendo rico." Éste es el tema que da a la vez "Semilla al que siembra, y pan al que come."2Cor,9:10 Éste es el carbón encendido para el labio del predicador, y la llave maestra para el corazón del oyente.
Quien puede predicar a Cristo es un ministro verdadero. Si Cristo crucificado es el gran deleite de su alma, si es la propia médula de su enseñanza y la grosura de su ministerio, ha comprobado su llamamiento como un embajador de Cristo. La predicación debe estar en torno a la Cruz, que resplandece y brilla intensamente como un halo de luz sobre la cabeza del Crucificado, para que no enarbolemos nada sino a Jesús, y digamos: "Lejos esté de nosotros gloriarnos, sino en la Cruz de nuestro SEÑOR Jesucristo." Gal. 6:14
Jesucristo tiene inescrutables riquezas de amor hacia los pecadores tal como son. Las riquezas de gracia de mi Amo son tan inescrutables, que Él se deleita en perdonar y olvidar enormes pecados; mientras más grande sea el pecado, más gloria es dada a Su gracia. Si tienes una gran deuda, Él es lo suficientemente rico para cumplir con tus obligaciones. Si estás en la misma puerta del infierno, Él es capaz de tomarte de las garras de la destrucción. Mi SEÑOR está más dispuesto a suplir tus necesidades que la disposición que muestras para pedirlas. No toleres los pensamientos que piden poco de mi SEÑOR Jesús. Cuando pones la corona sobre su cabeza, lo estás coronando con plata, cuando él merece una corona de oro. Mi SEÑOR tiene riquezas de felicidad para concederte ahora.
El puede hacerte yacer junto a aguas de reposo y pastorearte en lugares de delicados pastos. No hay música como la suya cuando Él es el Pastor y tú la oveja y te recuestas a sus pies. No hay amor como el suyo; ni la tierra ni el cielo lo podrán igualar. Conocer a Cristo es ser hallado en ÉL, ¡es vida! ¡ es gozo! Es un banquete de delicias, es vino bien refinado.
Si tienes a Cristo, habrás obtenido riquezas que puedes llevar contigo a la hora de la muerte. El rico cargó sus maletas de dinero, y al ponerlas sobre su corazón, murmuró: "¡no servirán, no servirán; llevenselas de aquí!" Si tienes a Jesús en tu corazón, Él será el mejor antídoto contra la muerte. Cuando tu espíritu incorpóreo abandone este pobre cuerpo de barro, como tendrá que hacerlo ¿qué harán por ti entonces tu oro y tu plata? Debes dejar todo eso atrás. Incluso si los hombres te compraran un ataúd de oro, o te enterraran en un sarcófago de mármol, con todo, ¿de qué te servirá eso? Pero, ¡Oh!, si tienes las inescrutables riquezas de Cristo, puedes volar al cielo donde está tu tesoro, y allá serás rico con todos los designios de la bienaventuranza por todos los siglos.
Sus inescrutables riquezas serán mejor conocidas en la eternidad. Mientras te diriges al cielo Él suplirá a la vera del camino y a lo largo del mismo todas tus necesidades; Morarás en las alturas, En la Peña(Roca) inconmovible estará su refugio; Y nunca le faltará el pan ni el agua. Isaías 33:16. Pero es allá, allá, donde tú oirás el cántico de quienes triunfan, el grito de quienes festejan y donde verás cara a cara al Glorioso y Amado.
¡Las inescrutables riquezas de Cristo! Ésta es la tonada para los trovadores de la tierra y el cántico para los arpistas del cielo. SEÑOR, enséñanos ésto más y más, y nosotros se lo diremos a otros. - C.Spurgeon