JUNIO 5

Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas; contra las cuales les advierto, como ya les he dicho antes, que los que practican tales cosas No heredarán el reino de Dios. Gálatas 5:19-21
Nunca voy a entender cómo es que algunos creyentes pueden decir que Jesús es su Salvador y aun así vivir como si nunca hubiesen experimentado Su gracia salvadora. Cómo pueden pedirle a Dios que los redima mientras viven vidas sin arrepentimiento ni remordimientos. Cómo pueden hablar como si conocieran a Cristo cuando sus acciones muestran claramente que no saben nada acerca de Él. Son creyentes que viven en las obras de la carne. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Rom.8:5
Este tipo de falsos cristianos le hacen más daño al reino, que todo lo que Satanás podría aspirar a lograr jamás. Ellos son grandes aliados del enemigo en un mundo que ya busca la manera de subestimar las declaraciones de Cristo. Pablo nos dice: "No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente" (Romanos 12:2). Durante demasiado tiempo, los cristianos se han amoldado a las costumbres del mundo. Hemos permitido que el mundo no sólo nos afecte, sino que nos infecte por completo. Que tome el control de nuestros corazones y mentes, y nos mantenga atados al pecado, incluso a pesar de que nos convencemos a nosotros mismos de que somos libres.
Pero Jesús promete transformar nuestros corazones y mentes, renovarnos y cambiar nuestra forma de pensar, de vivir y de actuar. Si no le hemos permitido que haga eso, no lo hemos aceptado realmente. Porque dice: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2Cor.5:17)
Porque esta transformación es obra sobrenatural del Espíritu Santo dentro de nuestro corazón, que nos da poder para alejarnos de las obras de la carne, y todo aquello que no agrada a Dios y para vivir y andar en el Espíritu: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23
Cuando
el mundo nos mira, lo que ve definirá su perspectiva de Dios. Definirá
la manera en que perciben a nuestro Padre celestial, lo que piensan de
Él, y cómo llegan a comprender Su bondad y gracia. Somos embajadores del
reino de Dios en un mundo perdido y caído. Y nuestras acciones, tanto
buenas como malas, reflejarán directamente al SEÑOR. Que nuestras
acciones y nuestras palabras reflejen a Cristo.
"Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio", escribió David, "y renueva un espíritu recto dentro de mí." (Salmo 51:10). Estas palabras deberían representar el deseo de todo seguidor de Cristo. Debería ser nuestra oración diaria. Pedirle a Dios un nuevo corazón y una nueva mente, suplicar una vida pura, luchar momento a momento por vivir con mayor misericordia y gracia e inocencia, para llegar a ser más como Jesús cada día que pasa. -N.Cruz
ORACIÓN: SEÑOR, Redentor y Salvador mío, que moriste en la Cruz para rescartarme de mi vana manera de vivir y darme vida eterna, te ruego por el poder de Tu Santo Espíritu; Guarda también a Tu siervo de pecados de Soberbia; que no me dominen. Entonces seré íntegro, Y seré absuelto de gran transgresión. Salmo 19:13 La soberbia y el orgullo son el desencadenante de Todos los demás males y obras de la carne. Tu que eres manso y humilde de corazón, concédeme aprender de Tí esa mansedumbre y humildad para ser paciente, comprensivo y amoroso con la gente y en todas las situaciones que se me presenten en esta vida, para que pueda hallar descanso para mi alma (Mateo 11:29), y así ser un buen ejemplo, reflejar tu naturaleza que habita en mí y no dar lugar al diablo ni a ninguna obra de la carne. Inclina mi corazón a tus testimonios, Y no a la codicia. Aparta mis ojos, de mirar la vanidad; Avivame en tu camino. Salmo 119:36-37
SEÑOR,
Salvador mío, te ruego por el poder de Tu Santo Espíritu; Crea en mí
un corazón nuevo y puro, (Salmo 51:10) renueva mi espíritu con la
rectitud del proceder y que ninguna palabra ofensiva, de amargura o con
ira salga de mi boca; sino palabras que ayuden y animen a los demás, y
le haga bien a quien las escuche. Ef.4:29 Dame palabras que me lleven a
mí y a otros a glorificar tu Santo y glorioso Nombre. Permíteme caminar
en Tu presencia y que mis pies se dirijan siempre por los senderos de
Tu Palabra.
Anhelo agradarte, SEÑOR, y amarte con todo mi corazón... límpiame... transfórmame...restaurame con el poder de tu Palabra, poniendo en mis labios palabras agradables y en mi corazón tu presencia y el fuego de Tu Espíritu Santo para que sean quemadas y hechas cenizas todas las obras de la carne y así ande en tus caminos, favorece a tu siervo para que viva y guarde tu Palabra. Salmo 119:17 Que mi corazón no se incline a cosa mala me deleite en guardar tu Palabra, para no pecar contra ti, Salmo 119:11. Amén