ABRIL  5

11.04.2022

"Sara concibió y dio a luz un hijo a Abraham en su vejez, EN EL TIEMPO SEÑALADO que Dios había dicho". Génesis 21:2

Dios no solo es fiel para cumplir lo que promete, sino también en mantener el tiempo exacto. Dios tiene sus tiempos establecidos. No nos corresponde a nosotros conocerlos; de hecho, no podemos conocerlos; debemos esperar por ellos. Si Dios le hubiera dicho a Abraham en Harán que debía esperar treinta años hasta que apretara contra su pecho al niño prometido, su corazón le habría fallado. Entonces, en el amor misericordioso, se ocultó la duración de los años de fatiga, y solo cuando estaban a punto de pasar, y quedaban unos pocos meses más de espera, Dios le dijo que "según el tiempo de gestación, Sara tendrá un hijo" (Génesis 18:14).

Es imposible confiar demasiado en Dios. La palabra más pequeña de Dios es un palo de madera imperecedero clavado en la Roca de la Eternidad, Cristo, que nunca cederá, y sobre el cual puedes colgar todo tu peso para siempre. "El consejo del SEÑOR permanece para siempre. Los designios de Su corazón de generación en generación." (Salmo 33:11)

El tiempo fijado llegó por fin; y luego las risas que llenaron la casa del patriarca hicieron olvidar a la pareja de ancianos la larga y fatigosa espera. " Al hijo que le nació a Abrahán, y que dio a luz Sara, Abrahán le puso por nombre Isaac, que significa él REIRÁ". (Génesis 21:3) Anímate, que esperas a Uno que no puede decepcionarte; y quién no estará cinco minutos atrasado del momento señalado: dentro de poco "cambiará tu lamento en baile" (Salmo 30:11) y "Tu tristeza se convertirá en alegría". (Juan 16:20)

" Cuando la mujer está para dar a luz, tiene aflicción, porque ha llegado su hora; pero cuando da a luz al niño, ya no se acuerda de la angustia, por la alegría de que un niño haya nacido en el mundo." (Juan 16:21). Esa alegría puede dar la clave del inusitado estallido de canto por parte de Sara, la feliz y anciana madre. La risa de incredulidad, con la que recibió el primer indicio de su próxima maternidad (Génesis 18:12), se trocó ahora por la risa de la esperanza cumplida. Ya no es la risa del gozo mezclada con la duda, sino la del asombro y la alegría ante el poder del SEÑOR que vence la impotencia de la anciana madre. Pronuncia palabras que se acercan a la elevación de un canto rítmico:: "Dios me ha hecho reír: todo el que oiga se reirá conmigo". (Génesis 21:6), que sirvieron de modelo a aquel otro canto con que la virgen madre anunciaba la venida del SEÑOR, diciendo: "Mi alma engrandece al SEÑOR, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso, y Santo es su nombre". (Lucas 1:46-49).

¡Ay, alma dichosa, cuando Dios te hace reír, entonces el dolor y el llanto huirán de ti para siempre, como la oscuridad ante el amanecer! -F.B.Meyer

" ¡Oh, SEÑOR! yo no deseo Tus misterios penetrar; Yo tu omnipotencia veo, y en tu omnipotencia creo; Nada quiero preguntar. Si tanto amor nos tuviste Siendo la eterna razón, Cristo, consuelo del triste, Dame la luz que encendiste en la santa redención. Dirígeme, sé mi guía en la densa oscuridad, Ilumina el alma mía, Y a ella una chispa envía Del Sol de tu eternidad". Anónimo