SEPTIEMBRE  4

18.09.2021

Vino a él un leproso, rogándole; de rodillas le dijo: "¡Si quieres, puedes limpiarme.! Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: "Quiero, sé limpio." Marcos 1:40-41

El leproso se humilló suplicando piedad, manifestó al Médico Divino la enfermedad que padecía y le pidió la medicina. Reconoció el poder y la Soberanía del SEÑOR, sin embargo, no le dijo: "SEÑOR, límpiame." Sino que se rindió a la disposición de Su perfecta Voluntad, y espero con paciencia que se manifestara: " ¡Si quieres, puedes limpiarme! Si te place, si está en tus planes, pues solo tu Voluntad es la medicina más eficaz para sanarme. eres el Soberano, el Todopoderoso y haces lo que tu quieres. Así expresó al SEÑOR la Fe, confesó el poder de Dios, logrando que el SEÑOR se compadeciera y extendiera Su Mano y lo tocara.

En sentido espiritual, el leproso es figura del pecador. María, hermana de Moisés, fue castigada con lepra por criticar y cuestionar la autoridad de Moisés e incitar a Aarón. ¿Por qué, pues, no tuvieron temor de hablar contra mi siervo Moisés? Núm.12:8, y para que se le quitara la lepra le ordenó a Moisés que la hiciera vivir confinada fuera del campamento por espacio de siete(7) días. Núm. 12:10-14 Naamán, general del Rey de Siria, debió humillarse y obedecer entrando al río Jordán y lavarse siete veces para poder ser limpio de su lepra, 2 Rey. 5:14 Así espera el SEÑOR que nos despojemos de todo orgullo y que nos humillemos sumergidos en el río de su Sangre Preciosa, para que quedemos limpios de la lepra del orgullo y de todo pecado. Y Giezi, servidor de Eliseo, se volvió leproso por haberse dejado dominar por la codicia. 2Rey. 5:27 Corrió deslumbrado tras el engaño de unos pocos presentes, como Judas cambió la mayor de las riquezas, Cristo, la vida eterna, por unas cuantas monedas de plata, en lugar de buscar primero el Reino de Dios y su Justicia. Porque la raíz de TODOS LOS MALES es el amor al dinero. 1Tim.6:10

Nos enseña el SEÑOR que lo importante es cuidar del alma y mantenerla limpia, sin hacer caso de las purificaciones externas, Mateo 23:26. El SEÑOR se manifiesta a los que se humillan y reconocen la lepra de sus pecados, estos escucharán al SEÑOR decir: "Quiero, sé limpio". Y la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de TODO pecado. 1Juan 1:7

" Las primitivas tinieblas oyeron el mandato del Todopoderoso: "Sea la luz", y, enseguida, fue la luz; y la palabra de Jesús es, en majestad, igual a aquella antigua palabra de poder. La redención a semejanza de la creación tiene su palabra de poder. Jesús habla y queda hecho. La lepra no se cura con remedios humanos, pero desaparece enseguida ante el "quiero" del Señor. Para esta enfermedad no hay esperanza de cura; el cuerpo no puede hacer nada para su propia sanidad, pero la palabra de Jesús efectuó una sanidad duradera. El pecador está en una condición más miserable que la del leproso; que imite, pues, el ejemplo de este, y que vaya a Jesús, "rogándole e hincando la rodilla". Que ejerza la poca fe que tiene, aunque no pueda decir otra cosa que: "SEÑOR, si quieres, puedes limpiarme", y entonces no habrá necesidad de dudar acerca del resultado. Jesús sana a todo el que va a él y no lo echa fuera.

Jesucristo fue hecho pecado por nosotros (aunque Él no conoció pecado), a fin de que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.2Cor.5:21 ¡Oh si los pobres pecadores fueran a Jesús, creyendo en el poder de su bendita obra de substitución, pronto conocerían el poder de su bondadoso toque! La mano que multiplicó los panes, que levantó a Pedro cuando se hundía, que sostiene a los santos afligidos, tocará a todo pecador que lo busque, y en un instante quedará limpio. El amor de Jesús es la fuente de la salvación. Nos ama, nos mira, nos toca y vivimos." - C. Spurgeon

ORACIÓN: SEÑOR mío Jesucristo, que fuiste herido por amor del hombre, dejando tu trono de gloria, viniste al mundo para sanar la lepra del linaje humano, mírame leproso y cubierto con las manchas de diferentes pecados, me rindo y me humillo delante de ti, para que tengas misericordia de mi, límpiame y sana todas las heridas del pasado por odio, rencor y resentimiento.. Extiende hacia mi tu Poderosa Mano; toca SEÑOR, el corazón de este leproso, pecador arrepentido, que te llama.

SEÑOR y Dios mío, misericordia mía; ordena a la enfermedad de mi pecado que me deje, pues no soy digno que entres en el fondo de mi corazón cubierto con la lepra contagiosa de la sensualidad, del orgullo, de la codicia que me tienen atado y esclavizado. SEÑOR tu sabes que me atormentan y dominan los deseos de la carne: Ven a mí mediante tu amor, dones y gracias, y respóndeme: "Quiero, sé limpio", tú eres la salud, la salvación y la vida, extiende tu gloriosa mano y toca mi alma, me mente y todo mi ser, quedaré perfectamente sano de toda lepra del pecado. Concede SEÑOR misericordioso, esta dicha a este pecador constituido bajo tu autoridad y poder, para que adquiera la fortaleza de repeler los pensamientos, palabras, deseos y acciones malas, persevere en pureza, y sea un testimonio vivo para muchos de tu poder transformador y te demos honor y alabanzas eternamente. Amen