NOVIEMBRE 3

"Yo los he conducido durante cuarenta años en el desierto; no se han gastado los vestidos sobre ustedes y no se ha gastado la sandalia en su pie. No han comido pan ni han bebido vino ni sidra, para que sepan que Yo soy el Señor su Dios". Deuteronomio 29:5-6.
¡Maravillosos cuidados! ¡La misma mano de Dios los vestía y los alimentaba!. "Alimento de ángeles comió…" Sal. 78:25. No tuvieron ninguna necesidad de vino o de bebidas fuertes, ninguna necesidad de bebidas excitantes. "Bebían de una Roca espiritual que los seguía, y la Roca era Cristo", 1 Cor. 10:4. Esa pura fuente los refrescaba en los sequedales del desierto, y el Maná Celestial les sostenía día tras día. Todo lo que necesitaban era la capacidad de gozar de esas provisiones divinas.
Israel fue alimentado, vestido y fortalecido durante cuarenta años, cuando sus vestidos no envejecieron, y las mismas sandalias con las que salieron de Egipto, no se gastaron en medio de la rudeza del camino del desierto. No fueron alimentados por los medios ordinarios de sustento, sino que fueron constantemente sostenidos por un suministro milagroso de Dios: "Con Maná, la comida de los ángeles, el pan del cielo". Y ahora es la continuación del mismo poder milagroso, que se muestra al sostener al Israel espiritual a través de todo su estado de desierto, por el cual sus almas son alimentadas con el Pan de vida, y las vestiduras de salvación de Jesús permanecen inmaculadas, a través de un mundo de pecado y corrupción tanto dentro como fuera de ellos.
Como nosotros, ellos fracasaron. Se cansaron de la comida celestial y desearon otras cosas. ¡Cuán triste es que seamos tan parecidos a ellos! ¡Cuán humillante es el escaso aprecio que manifestamos a Aquel Pan que descendió del Cielo que debería sernos tan precioso, ese Jesús que Dios nos ha dado para que sea nuestra vida, nuestra porción, nuestro objeto, nuestro todo en todo! ¡Cuán terrible es descubrir que nuestros corazones desean las miserables vanidades y locuras de este pobre mundo que pasa; sus riquezas, sus honores, sus distinciones, sus placeres, todas estas cosas que perecen, y que, incluso si ellas fueran duraderas, no pueden compararse con "las inescrutables riquezas de Cristo" Efesios 3:8.
Quiera el SEÑOR darnos, en su infinita bondad, según la riqueza de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior, por su Espíritu; para que mediante la fe, Cristo habite en nuestros corazones, a fin de que arraigados y cimentados en amor, seamos capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y conocer el amor de Cristo, que sobrepasa a todo conocimiento; para que seáis llenos hasta toda la plenitud de Dios. (Efe. 3:16-19). ¡Oh, que ésta muy bendita oración pueda encontrar una respuesta en la profunda y permanente experiencia en cada creyente y en mi! -Charles Mackintosh
"Para que sepan que Yo soy el Señor su Dios", es decir, quien puede llevar a cabo todo lo que quiera, "el Dios Todopoderoso" Éxodo 6:3, Omnipotente y todo suficiente para proveer para ti sin la ayuda de ninguna criatura, y tu Dios, en pacto contigo, que te tiene verdadero afecto y un cuidado paternal de ti. Y a nosotros una revisión también del gran amor y cuidado de Dios a lo largo de los años pasados debería incitarnos, como por las misericordias de Dios, a presentarnos de nuevo a Él, como un "sacrificio vivo", Rom. 12:1.- FB.Meyer