DICIEMBRE 3

Dios mío, clamo de día, y no respondes; clamo de noche pero no encuentro alivio". Salmo 22:2
Es como si dijera, no puedo entender esta oscuridad. No es que te haya olvidado, pero solo hay silencio. "Oh Dios no guardes silencio", Salmo 83:1. La oración es el gran recurso del alma atribulada; y aunque la liberación no llegue inmediatamente, la oración no debe abandonarse. Cuanto más continua es la angustia, más intensa debe ser la oración, porque la soledad no será tan agobiante cuando el silencio es roto por la voz de la oración. La demora aumenta la insistencia del alma, y la insistencia triunfará: "Sin embargo, por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite". Lucas 11:8.
Cuanto más continua es la angustia, más intensa debe ser la oración. Aunque la puerta se niega a abrirse durante semanas, meses y hasta años, el suplicante ferviente sabe que está ante la puerta correcta, que no hay otra a la que pueda acudir y que en cualquier momento se abrirá y la respuesta vendrá no como pensó o imaginó, porque "los caminos y los pensamientos de Dios siempre son más altos que los nuestros". Isaías 55:9 "El mayor dolor para el alma atribulada, es no estar seguro que sus oraciones son escuchadas. Quien no abandona a Dios, incluso cuando la angustia del cuerpo y el dolor del alma ha avanzado hasta el punto más bajo, pronto tendrá la experiencia de que Dios no lo ha abandonado ". - Lange
Por densa que sea la oscuridad y aguda como puede ser la angustia, el que sufre no debe dejar de aferrarse a Dios, Él sigue siendo nuestro SEÑOR y Dios. "Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; Él nos guiará aun más allá de la muerte", Salmo 48:14. La gran prueba y el triunfo de la fe se manifiesta en la continuidad de la confianza en Él. Una auténtica confianza siempre va seguida de una señal de liberación. El hombre a menudo se siente decepcionado y confundido cuando confía en la política y el poder humanos; pero nunca al confiar en Dios.La oración es el ejercicio más adecuado del alma en los momentos más difíciles.Y cuando el alma no puede hacer nada más, puede confiar en Dios Hengstenberg
El que nuestras oraciones parece que no son contestadas no es una tribulación nueva. Jesús sintió lo mismo delante de nosotros, cuando se sintió desamparado en la Cruz y se puede observar que a pesar de ello siguió firme en su confianza en Dios, y clamó: ¡Dios mío, Dios mío! Por otra parte, su fe no le hizo menos insistente, aunque se le permitió sufrir y Dios "pareció" ignorar sus súplicas: Nuestro SEÑOR siguió orando y en esto nos da un ejemplo de obediencia con sus propias palabras: "Es necesario orar siempre, y no desmayar." Lucas 18:1. Ni la luz del día es demasiado deslumbrante, ni la noche es demasiado oscura para orar; y ninguna dilación o negativa aparente, por dolorosa que sea, deberÌa tentarnos a abstenernos de nuestro insistente ruego. -C. Spurgeon