ABRIL  3

11.04.2022

"Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí." Mateo 11:29

La voluntad de Dios viene a nosotros primero por Su Espíritu, segundo por Su Palabra, y tercero por las circunstancias. Y creo que es en las circunstancias en las que somos más probados. Es justamente allí donde tenemos que encontrarnos con Dios, y así como en una luz eléctrica los dos puntos tienen que acercarse mucho antes de que la luz brille entre ellos, así el punto de tu voluntad y el punto de la voluntad de Dios tienen que tocarse, y entonces brilla la luz del acuerdo y la paz.

Escapaba de la voluntad de Dios cada vez que tenía la oportunidad. He aprendido a estar solo en silencio día tras día para dejar que la voluntad de Dios se cumpla, sin huir de ella, sin esconderme de ella, sino tomándola. "Tomo Su yugo". Algunos llevan el yugo porque no pueden evitarlo; hay otros que lo toman. ¿Lo has tomado? Tómalo ahora por tu voluntad. Has perdido a tu amado esposo o esposa, un hijo, un familiar, has perdido tu dinero, o has perdido a tu amante. Ahora es inútil huir. Los que buscan escapes en el mundo, se han endurecido contra el amor en todos los sentidos, mientras han estado huyendo de sí mismos y de Dios. Aprenderás a mirar el rostro del Crucificado y decir: "Jesús, tomó el yugo". Porque el yugo de Cristo es fácil y su carga ligera.

Cuando te resistes a la voluntad de Dios, andas inquieto, irritable, enojado y llevar el yugo se hace más difícil. El yugo que no es de Cristo es siempre pesado y agobiante, porque no es el yugo de Cristo. Su yugo es fácil y ligero siempre y cuando no nos rebelemos contra Él. Su yugo no incluye las cargas que elegimos agregar por nuestra falta de fe. Nunca tendrás paz ni acertarás si no llevas Su yugo. Entonces, vuelve y toma tranquilamente lo que Dios te permita. "Toma tu cruz y sigue adelante con Cristo". Entiende que en eso está el secreto del descanso; tendrás una nueva tranquilidad y calma, esto es que vivirás en la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento. Tendrás lágrimas, pero dirás: "Tomo y acepto la voluntad de Dios". "Tomen Mi yugo sobre ustedes"

"Unge tu cabeza y lava tu rostro". Mateo 6:17 Me gusta mucho este verso. Andas gimiendo, quejándonos y auto compadeciéndonos: "¡Oh Mi sufrimiento!" Y así los demás perciben que Dios es muy duro, deseas que todos te compadezcan. Sientes que eres alguien si despiertas la piedad de otra persona, y en eso obtienes tu recompensa. Pero si "unges tu cabeza y lavas tu rostro," pones la mirada más en alto, te vistes mejor, vives con paz y orden, escondiendo tu dolor en tu corazón, esperando en Dios solamente, Él que ve en lo secreto, te recompensará en público. Entonces, podrás ver lo que creías que era absolutamente necesario para tu vida, y por lo que tanto sufrías, era solo un puñado de hojas marchitas. Doy gracias a Dios por mis decepciones, porque ahora veo que eran sus enseñanzas. "Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí. "

El descanso en tu alma, lo encuentras también por la Fe. "Los que hemos creído entramos en el reposo". Heb.4:3. El punto aquí es que la fe tiene dos manos. Con una mano la fe siempre está entregando, y con la otra siempre está tirando hacia abajo. Los ángeles subieron por la escalera llevando las preocupaciones de Jacob, y bajaron trayendo la ayuda de Dios. Ten en cuenta que tu fe tiene las dos direcciones. Cuando estás preocupado le dices a Dios: "Padre, toma esto", y entregas la preocupación a Dios y la dejas en Sus manos. Pero cuando no confías retomas el problema o la preocupación que aparentemente dejaste en sus manos. Cuando realmente confías en Dios, pones algo en Sus manos, y no te preocupas más, esperas en Él, en Su tiempo perfecto, en Su voluntad. Y dices: "SEÑOR, No me voy a preocupar, no me voy a inquietar; pero aquí estoy esperando hasta que llegue el tiempo, y concedas el deseo de mi corazón". Cuenta con la fidelidad de Dios contigo, "Tengan fe en Dios" Marcos 11:22. Toma su yugo y confía en Él. Y si aún te falta fe, pide como los discípulos: "SEÑOR, aumenta mi fe." Lucas 17:5. -F.B.Meyer

"Por lo tanto, los que se quejan de la aspereza del yugo de Cristo, quizás es porque, no abandonaron plenamente el gravísimo yugo de la concupiscencia mundana, o habiéndolo dejado lo volvieron a tomar para su mayor confusión. ¿Qué hay más dulce y más tranquilo que no angustiarse por los torpes movimientos de la carne...? ¡Como puede ser una carga pesada la que nos impone a nuestras almas Jesús, quien nos manda evitar todo deseo que nos pueda perturbar! ¡Qué cosa más ligera y que más descanso da al alma que el abstenerse de la maldad, querer el bien, alcanzar lo eterno, no aferrarse a lo presente y el no hacer a otros lo que no queremos que nos hagan, no temer por ningún daño o persecución; tener igual constancia en los sucesos prósperos que en los adversos, no guardar rencor, amar a los enemigos haciéndose semejante al que "hace salir su sol sobre buenos y malos, y deja caer !la lluvia sobre justos e injustos"! Mateo 5:45.

Todo esto se halla en el amor divino. En él está la verdadera tranquilidad, el verdadero descanso, porque el amor es el yugo del SEÑOR, y si lo tomamos, encontraremos descanso para nuestras almas, pues "Su yugo es fácil y ligera su carga". "El amor es paciente, es benigno, no tiene celos, no obra mal, no se enorgullece, no es ambicioso". 1Cor 13:4-5. El amor divino es descanso en especial para el fatigado, refugio para el caminante, plenitud de claridad y perfecta corona para el vencedor". - Elredo de Rielvaux

"Los que llevaron intrépidamente sobre sus cabezas el yugo del SEÑOR, han afrontado peligros tan difíciles, que parece como que son llamados, no del trabajo al descanso, sino de la inacción al trabajo, como dice el Apóstol de sí mismo 2Cor. 6: El Espíritu Santo es ciertamente el que renueva de día en día al hombre interior en medio de las ruinas del hombre exterior y una vez que ha gustado la tranquilidad espiritual, en esta afluencia de las delicias de Dios, en la esperanza de los bienes eternos, todo lo presente pierde su aspereza y todo lo pesado se aligera.

Sufren los hombres el ser despedazados y quemados, no solamente a fin de no sufrir los dolores eternos, sino aún para evitar mediante un dolor muy vivo pero momentáneo, otros sufrimientos prolongados. ¿Qué tormentas e inclemencias no sufren los comerciantes, a fin de conseguir riquezas banales? Las mismas penas experimentan los que no buscan esas riquezas como los que las buscan. Pero en éstos no son tan terribles, porque el amor suaviza y hace fáciles las cosas más inclementes y difíciles. ¿Con cuánta más razón hará más fácil todo lo difícil, el amor que tiene por objeto la verdadera felicidad, que no la pasión, que en cuanto está de su parte tiende a un fin miserable?" -Agustin