DICIEMBRE  31

26.12.2022

"El SEÑOR abre los ojos a los ciegos." Salmo 146:8

¡Ah, Él abre la propia alma de los ciegos, y deja entrar la luz donde no hay ojos! El Señor Jesucristo ilumina a los ciegos, viene y derrama una luz cuando las ventanas del cuerpo están cerradas, y les proporciona una luz interior que los llena de claridad. Cuando el Señor Jesucristo estuvo aquí, abrió los ojos de los ciegos. Tocó ojos sin visión y la luz penetró en ellos. Lean los Evangelios de principio a fin, y encontrarán que este milagro se repite constantemente. La ceguera es un padecimiento muy común en el Oriente y, por tanto, el Señor hacía con frecuencia el milagro de que los ciegos recuperaran la vista. A continuación, el Señor capacita las almas ciegas para que vean. Aquí vemos una gran misericordia.

El SEÑOR ha abierto los ojos de muchas personas que no podían verse a sí mismas, demostrando así cuán ciegas eran, y no podían ver al Señor, demostrando todavía con mayor contundencia cuán ciegas eran. El Señor ha suministrado la luz interior a muchos hombres que no tenían entendimiento espiritual, para quienes el Evangelio parecía un gran misterio al cual no podían encontrarle ni pies ni cabeza. El Señor ha hecho que caigan las escamas de muchos ojos mentalmente ciegos y ha capacitado a quienes eran ciegos, primero, a verse a sí mismos y luego a ver a su Salvador. ¡Bendito sea Su nombre!

Y siempre que los ciegos de la tierra duermen en Jesús, y entran en el cielo, no tienen ninguna ceguera en la gloria. Allí, sus ojos verán al Rey en Su hermosura; contemplarán Su rostro, y se regocijarán en Su amor. El SEÑOR es un grandioso sanador de los ojos: Entonces vamos a Él, pues necesitamos que nuestros ojos sean abiertos. Tal vez alguien diga: "He sido un oyente durante algún tiempo y necesito entender el Evangelio". Acércate a Dios con una fe llena de oración, y Él te dará entendimiento. Puede que ningún hombre te quite la ceguera; pero el SEÑOR puede dar la vista así como también la luz, y yo te imploro que pidas recibirla de Sus manos. No hay nada realmente difícil en el Evangelio; y si tú vienes a Jesús como un niño, y pides ser instruido por Él, descubrirás que todo es muy sencillo para aquél que cree.

Del camino de la santidad está escrito: "El que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará." Isaías 35:8 Si vienes a Dios pidiéndole gracia, Él nunca la escatimará. Dar no lo empobrecerá y retener no lo enriquecerá, sino que, más bien, dar lo enriquece, enriquece su propio corazón con gran gozo, pues se deleita en dar. Ven y toma gratuitamente, y conoce la liberalidad de Dios. Recibir gratuitamente y recibir continuamente de parte de Él, es una bendita manera de conocer la liberalidad de Dios: "Él da mayor gracia". -C.Spurgeon