ENERO 27

07.01.2023

"José, pues, conoció a sus hermanos; pero ellos no lo conocieron". Génesis 42:8

No hay en las Escrituras un tipo de Cristo más perfecto y hermoso que José. Ya sea que veamos a Cristo como el objeto del amor del Padre, el objeto de la envidia de los Suyos, en Su humillación, sufrimientos, muerte, exaltación y gloria, en todo lo tenemos tipificado sorprendentemente por José. Fue objeto del amor de su padre Jacob, escogido para altísimos destinos, por eso sus hermanos lo envidiaban y odiaban, fue rechazado y vendido como esclavo en Egipto, acusado y encarcelado injustamente. En todo esto los hermanos de José representan a los judíos en los días de Cristo. "Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron". "No tenía belleza ni esplendor, su aspecto no tenía nada atrayente;" a los ojos de ellos. -Charles Mackintosh

El conocimiento que Jesús tiene de nosotros era perfecto mucho antes de que nosotros tuviésemos el más insignificante conocimiento suyo. Antes que estuviésemos en el mundo, ya estábamos en su corazón. Cuando éramos sus enemigos, él nos conoció y conoció también nuestra miseria, nuestra insensatez y nuestra maldad. Cuando llorábamos amargamente en desesperado arrepentimiento, y lo veíamos sólo como un juez, Él nos miraba como a hermanos bien amados y sus entrañas suspiraban por nosotros. Él nunca desconoció a sus escogidos, sino que siempre los consideró como objetos de su infinito afecto: «Conoce el Señor a los que son suyos». Esto es tan cierto en cuanto a los pródigos que apacientan los cerdos como acerca de los hijos que se sientan a la mesa.Pero, ¡ay!, nosotros no conocimos a nuestro Hermano real, y en esta ignorancia se originaron un sinfín de pecados.

Le negamos nuestros corazones y no le permitimos entrar en nuestro amor. Desconfiamos de Él, y no dimos crédito a sus palabras. Nos rebelamos contra Él y no le rendimos ningún homenaje de amor. El Sol de Justicia brilló y nosotros no pudimos verlo. El Cielo descendió a la tierra y la tierra no lo advirtió. Gracias a Dios, esos días han pasado para nosotros; sin embargo, aun ahora, conocemos muy poco a Jesús en comparación con el conocimiento que él tiene de nosotros. Solo hemos empezado a conocerlo, pero él nos conoce enteramente. Es una ventaja que la ignorancia no esté de su lado, pues eso sería desesperanzador para nosotros. Él no nos dirá: «Nunca os conocí»; sino que confesará nuestros nombres en el día de su Venida y mientras tanto, se manifestará a nosotros como no se manifiesta al mundo.- Charles Spurgeon

Que no nos pase con Nuestro SEÑOR y Salvador Jesucristo, como a los hermanos Jose que "no le conocieron", porque cuando Él entra en nuestra alma abundan los frutos de la santidad, las aspiraciones de fe y oración nos unen al trono del Eterno, es porque ha sido revelado a nuestra alma el amor bondadoso y omnipotente, que nos buscó cuando estábamos perdidos, sin esperanza, nos recibe y nos conduce a la propia casa del banquete del Rey, donde, en Su presencia, nos regocijamos y alegramos eternamente.