MARZO  30

10.05.2022

¡Sálvanos, SEÑOR, pues ya no hay gente piadosa! ¡Ya no hay en este mundo gente fiel! Salmo 12:1

¡Sálvanos(Ayúdanos), SEÑOR, pues ya no hay gente piadosa! La oración misma es notable; pues es corta, pero oportuna, sentenciosa y sugestiva. David se lamentaba de la escasez de hombres fieles, y, en consecuencia, eleva sus súplicas al Señor. Al fracasar la criatura, David va al Creador. Evidentemente sintió su propia debilidad, de lo contrario no hubiese pedido ayuda. Pero, al mismo tiempo, intenta honestamente esforzarse por la causa de la verdad, pues la palabra "ayuda" es inaplicable cuando no hacemos nada por nosotros mismos. En esta oración corta hay mucha rectitud, claridad de percepción y precisión de expresión; mucha más, por cierto, que la que hay en las oraciones largas y vagas de algunos que profesan ser cristianos. El salmista va derecho a Dios con una plegaria bien meditada. El sabe lo que está buscando y donde buscarlo. ¡Señor, enséñanos a orar en la misma bendita manera!


Las ocasiones para el uso de esta oración son frecuentes. En las aflicciones que envía la Providencia, ¡cuán apropiada es al creyente afligido, que halló faltos a todos sus ayudadores! Los estudiosos de la Palabra de Dios, pueden hallar ayuda para sus dificultades doctrinales, elevando al gran Maestro, el Espíritu Santo, el grito de: "ayuda, SEÑOR". Los soldados espirituales pueden enviar al trono y pedir refuerzos para sus luchas interiores; y esta oración les servirá de modelo para su súplica. Los que se ocupan en las labores celestiales pueden obtener gracia para el tiempo de necesidad. Los pecadores que, en dudas y sobresaltos, están buscando a Dios, pueden ofrecer esta misma plegaria.


Así como los navíos pequeños pueden navegar en puertos en que otros mayores, por calar más profundo, no pueden entrar, así también nuestras breves exclamaciones y cortas peticiones pueden navegar al cielo cuando nuestra alma es privada por el viento, o por los asuntos, de ejercicios de devoción más prolongados, y cuando la corriente de la gracia parece demasiado baja para que flote en ella una suplica mas elaborada y prolongada.


En efecto, en todos los casos, tiempos y lugares, esta oración será suficiente para las almas necesitadas. "Ayuda, Señor", nos vendrá bien tanto en la vida como en la muerte, en el sufrimiento como en la actividad, en el gozo como en la tristeza. La respuesta a la oración es cierta, si la ofrecemos sinceramente en el nombre de Jesús. El Señor nos asegura que Él no dejará a su pueblo. Como Padre y Esposo nos garantiza su ayuda.


"¡Ya no hay en este mundo gente fiel!" El Salmista ve el peligro extremo de su posición, porque para un hombre es mejor estar entre leones que entre mentirosos; siente su propia incapacidad para tratar con ellos. David, en medio de la infidelidad de los hombres no armó complots y sediciones, sino que presentó sus peticiones; no se juntó con la multitud para obrar mal, sino que echó mano de las armas de la oración para resistir los ataques de ellos contra la virtud. Acudió a su Ayudador, el SEÑOR, el todo suficiente. Su ayuda nunca es negada a sus hijos, su ayuda es suficiente para todas las necesidades. -C.Spurgeon