SEPTIEMBRE 29

El cual también nos hizo suficientes como servidores de un nuevo pacto, NO DE LA LETRA, SINO DEL ESPÍRITU; PORQUE LA LETRA MATA, PERO EL ESPÍRITU DA VIDA. 2 CORINTIOS 3:6
El verdadero conocimiento de la Palabra siempre debe dirigir el corazón a Jesús. Pero puede suceder que haya un conocimiento de la letra de la Escritura hasta llegar a citar un capítulo tras otro y un versículo tras otro con mucho acierto; sí, y tal conocimiento hasta puede verse acompañado por un andar aparentemente en armonía con Cristo, pero, a la vez, con un corazón frío e indiferente por Él. El conocimiento de la letra sólo abrirá más la puerta a Satanás, como ocurrió con los principales sacerdotes y escribas. Herodes no habría solicitado información a hombres ignorantes. El diablo nunca se vale de hombres analfabetos e ineptos para actuar contra la verdad de Dios. No; él utiliza instrumentos más capaces para llevar a cabo su obra. Los más sabios, eruditos, intelectuales, los pensadores más profundos, siempre que no tengan un corazón para Cristo, estarán muy dispuestos a servirle en toda ocasión.
No es que exalte la ignorancia acerca de las Escrituras. De ninguna manera. Quienes no conocen las Escrituras errarán gravemente, dijo el SEÑOR: "Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento." Oseas 4:6 Y "ustedes andan equivocados porque desconocen las Escrituras y el poder de Dios." Mateo 22:29 El verdadero conocimiento de la Escritura siempre nos conducirá a los pies de Jesús; mientras que el mero conocimiento intelectual de la Biblia y de las cosas sagradas, sin ir acompañado de un amor de corazón hacia Cristo, vuelve al hombre más insensible, profano y perverso, y lo hará instrumento más eficaz en las manos de Satanás.
Los principales sacerdotes y los escribas en Mateo 2 tenían un conocimiento intelectual de la letra de la Escritura, pero no un corazón para Cristo. Sabían al dedillo la Escritura, la podían repetir de memoria: "Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un Guiador, que apacentará a mi pueblo Israel" Mat.2:6. Todo esto era muy bueno, muy cierto y muy hermoso, pero ellos no tuvieron un corazón para ese "Guiador". Ellos no tenían un corazón para Cristo, y por ello pusieron sus conocimientos bíblicos a los pies de Herodes, un monarca impío, quien los iba a utilizar, para sus horrorosos propósitos de asesinar al verdadero heredero del trono.
Los falsos maestros y profetas tienen conocimiento de las Escrituras, pero las tuercen y acomodan por codicia a sus propios intereses. Esta es la mejor descripción de la letra que mata, matan a Cristo y a su poderoso Evangelio; Porque las palabras que Cristo nos ha hablado "son Espíritu y son Vida." Juan 6:63
Este fue el caso de Judas, era un hombre ambicioso. Amaba el dinero, inclinación muy común en todas las épocas. Tenía conocimiento sin nada de afecto por Cristo, caminó con el SEÑOR Jesús. Escuchó Sus palabras, vió Sus caminos y experimentó Su bondad; pero, aunque era apóstol, aunque era compañero de Jesús y predicador del Evangelio, no tenía un corazón para Cristo. Tenía un corazón para el dinero. El lucro era siempre el motor que animaba su corazón, este era su objetivo más deseado. Satanás conocía su codicia y su cercanía a Jesús, las cuales le sirvieron para hacer de él su instrumento y un traidor. El diablo sabía que treinta piezas de plata le podían poner al servicio de la horrenda tarea de traicionar a su Maestro. Aquí tenemos a un apóstol, a un predicador del Evangelio, a un profesante; pero, bajo el manto de la profesión, yacía un "corazón habituado a la codicia" hijo de maldición. 2.ª Pedro 2:14. Judas tenía un corazón con amplio espacio para el dinero, pero ni un solo lugar para Jesucristo.
¡Qué caso! ¡Qué cuadro! ¡Qué advertencia! ¡Oh, los profesantes sin corazón cuánta necesidad tienen de mirar a Judas, de considerar su línea de conducta, su carácter, su fin! Predicó el Evangelio, pero nunca lo conoció, nunca lo creyó, nunca lo sintió. Tenía abundancia de corazón para el dinero, pero no un corazón para Cristo. Como "el hijo de perdición", "se ahorcó", "para irse a su propio lugar" Juan 17:12; Mateo 27:5; Hechos 1:25.
Cristianos profesantes, guárdense del conocimiento intelectual, de la profesión de labios, de la piedad oficial, de la religión mecánica; guárdense de estas cosas y procuren tener un corazón para Cristo. Guárdese de confiar en sí mismo. Cultive un espíritu de oración. Manténgase cerca de Jesús. Sitúese lejos de las influencias a favor de este mundo. "Consérvese puro" 1.ª Timoteo 5:22. Guárdese de caer en una condición de alma perezosa y letárgica. Sea vigoroso y vigilante. Ocúpese en Cristo y estará seguro.
No se conforme meramente con evitar el pecado manifiesto. No se conforme con saber que tiene una relación con Cristo, sin cultivar con ahínco y celo, los afectos que pertenecen a la misma. Ésta es la causa de gran parte de nuestra frialdad y esterilidad. Fomente afectos vivos y ardientes por Cristo. Uno que "sigue a Jesús de lejos" como Pedro puede negarle muy pronto. Pensemos en esto. Por eso él mismo nos anima por medio del Espíritu Santo a estar atentos y vigilantes: "Sean sobrios, y velen; porque su adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar. 1Pedro 5:8-9. - Charles Mackintosh