JULIO 29

Moisés por la fe rehusó la realeza, escogió ser maltratado con el pueblo de Dios, consideró como mayor riqueza el vituperio de Cristo, dejó Egipto y se mantuvo como viendo al Invisible. Hebreos 11:24-27
Estudiando
la vida de Moisés, vemos que la fe le hizo seguir un camino
completamente opuesto al deseo común de la naturaleza humana, llevándole
no sólo a despreciar todos los placeres, seducciones y riquezas, así
como todos los honores de la corte de Faraón.
El
racionamiento humano, mundano, le habrían conducido por una senda
completamente opuesta, haciéndole usar su gran influencia a favor del
pueblo de Dios, antes que sufrir con él. Según su propia fe, "parecía"
que la Providencia había abierto una puerta importante para Moisés. De
manera conveniente muchos le dirían: "No dejes esa posición
privilegiada, Dios te puede usar desde el poder, utiliza las riquezas y
las influencias políticas que tienes con Faraón, para liberar al pueblo
de Dios de la esclavitud...Etc. Pero dice: "Por la Fe" Moisés, rehusó la
realeza" y "Por fe dejó Egipto". ¡Qué ejemplo, digno de ser imitado!
Moisés caminó por fe y no por vista, 2Cor.5:7, pues si hubiera sido
"por vista" habría aceptado la dignidad que le era ofrecida como un don
manifiesto de la Providencia, y habría permanecido en la corte de
Faraón, donde en "apariencia" la mano de Dios le había permitido desde
privilegio cumplir Sus propósitos. Pero, Moisés caminó "Por Fe", y
abandonó todas aquellas cosas terrenales.
Lo mismo podemos decir de Jonás, de manera conveniente hubiera podido
ver en el encuentro "providencial" de una nave que partía para Tarsis
una dirección divina, pero esto no fue más que una puerta, por la cual
procuró evitar hacer lo que Dios le había ordenado. La potencia de la fe
verdadera se demuestra rechazando esas "pretendidas direcciones
providenciales''.
El
abandono de una alta posición y de la influencia que ésta le permite
ejercer, puede ser considerada como fanatismo, locura o un celo mal
entendido. Así razona nuestra pobre y ciega naturaleza; pero la Fe
piensa diferente, porque la inclinación y razonamiento humano siempre
está en oposición con la Fe. Y aunque ellas no pueden ponerse de acuerdo
en un solo punto. El razonamiento considerará siempre esas "pretendidas
direcciones divinas", como un permiso para dejarse llevar por sus
propios deseos, mientras que la Fe las considerará como ocasiones para
renunciar al yo y a sus propios deseos.
Moisés estimó como mayores riquezas que los tesoros de los Egipcios "el vituperio de Cristo". El SEÑOR Jesús, se identificó en perfecta gracia con su pueblo. Dejando el seno del Padre y depuso toda la gloria de la que estaba revestido, descendió del cielo, y tomó el lugar de Su pueblo; confesó el pecado de los suyos y sufrió el castigo sobre el madero se hizo maldición. Tal fue su abnegación voluntaria; no se limitó a obrar por nosotros, sino que se hizo uno con nosotros, librandónos así de todo lo que podía estar contra nosotros.
Moisés vivía en medio del bienestar, del lujo y la pompa de la grandeza del palacio de Faraón, donde las comodidades temporales de pecado y las riquezas de Egipto" abundaban, hubiera podido vivir y morir en la opulencia, y recorrer un camino iluminado, desde el principio hasta el fin, por el sol del favoritismo real. Pero fue "por la Fe" otorgada por la gracia de Dios, y poder del Espíritu Santo, que pudo quitar su mirada de las riquezas, de la satisfacción sensual, engañosa y momentánea, y la puso en el Eterno, en el Salvador, por lo que consideró el vituperio de Cristo como una mayor riqueza que los tesoros de Egipto(del mundo, de la tierra), porque tenía la mirada puesta en la recompensa eterna. Cambió la herencia temporal y pasajera, por la herencia celestial.
Por
lo tanto, aprendemos que el verdadero carácter de la Fe es tener
nuestra mirada fija siempre en Dios. La verdadera Fe se despoja de las
cosas visibles: Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a Todas
sus posesiones, no puede ser Mi discípulo. Lucas 14:33 El que no esté
dispuesto a despojarse de sus ídolos materiales, oro, dinero,
posesiones, o de los ídolos del corazón, renunciar a sus propios deseos,
no puede ser discípulo de Cristo. Porque la fe sabe que el SEÑOR
recompensa cien veces en esta vida lo que ha dejado y además heredará la
vida eterna. Mateo 19:29 Porque Fiel es Aquel que lo prometió. Heb.
10:23
La verdadera Fe contempla cosas más altas, celestiales y propósitos escondidos en Dios, que nuestros sentidos y razonamientos no pueden percibir. La verdadera Fe sabe que hay que dejar para ganar, morir para vivir. Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma? Mateo 16:25-26
Por tanto, mantengamos nuestra mirada fija en el Eterno, creador de los cielos y la tierra, y seremos fortalecidos por Su gloriosa mano aún en medio de las mayores dificultades, estaremos firmes y cimentados en la Roca de nuestra Salvación. - C.Mackintosh