MAYO 29

" SINO QUE EN LA LEY DEL SEÑOR ESTÁ SU DELEITE. Salmo 1:2
La Palabra de Dios, es el maná celestial que satisface al paladar de cada cristiano. ¿Qué desea el alma, ánimo y pronto fortalecimiento? ¡Se puede encontrar todo en este maná! El cristiano verdadero, no por intuición, sino por inspiración Divina, hace de la ley de Dios su deleite y a menudo piensa en ella. David tenía su corona con la cual se deleitaba, tenía música para animarse, pero el amor que tenía a la Ley de Dios, ahogaba Todos los demás placeres; Donde hay un deleite en La Ley de Dios, la mente está totalmente ocupada en ella. Pablo dice: Me deleito en La ley de Dios, "en el hombre interior". Rom.7:22. Es decir, La Ley de Dios complace mi alma, es el recreo, el gozo, la alegría de mi corazón.
Los placeres carnales pronto cansan y nos pueden causar fastidio y
náuseas, por tanto, cambiamos de una vanidad terrenal a otra. ¡El exceso
de placer es un dolor! Pero, La Palabra de Dios no empalaga ni cansa el
alma; mientras más la estudiamos, tanto más deleite encontramos en
ella. En este sentido, dijo David: ¡Cuán dulces son a mi paladar Tus
palabras!, más que la miel a mi boca. Sal.119:103. La miel puede
hostigar, pero nunca de La Palabra de Dios. El que ha dicho con
Jeremías: " He encontrado la Palabra y la comí," Jer.15:16. ¡No será
nunca empalagado con ella! Hay tal sabor en La Palabra, que el cristiano
exclama: ¡SEÑOR, danos siempre este pan! Hay tal dulzura y poder en La
Palabra, que el alma marchita, después de recibir este alimento, es como
un jardín regado, fructífero y floreciente. ¡Cuán preciosas son las
promesas de Dios! Ellas son el conducto que contiene el agua de la
Vida(CRISTO).... Zac.4:12"
David apreciaba los estatutos de Dios a un nivel muy elevado: "Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado;" Salmo 19:10. Por lo tanto, su amor creció por ellos; "Me regocijaré en tus estatutos" Salmo 119.16. Pide a Dios que te de un corazón espiritual. Un corazón terrenal no se deleitará en misterios espirituales; la Terrenalidad apaga el fuego y destruye el santo deleite; el pecado envenena este deleite espiritual. Si quieres que la Ley de Dios sea dulce para ti, no dejes que "el mal sea dulce en tu boca" Job 20,12. Cuando el pecado y la culpa te oprimen y asedian, ¡Cristo será tu delicia! Pide al SEÑOR que te de un paladar espiritual, para que puedas saborear la dulzura de la Escritura.
El deleite en el SEÑOR y en Su Palabra, es causa de agradecimiento. David bendice a Dios por haber dado a la gente corazones para ofrecer tan alegremente para la construcción del templo, diciendo: ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos. 1 Crónicas 29:14 Su amor y disposición para Dios eran más que su ofrenda; por lo que debe cada cristiano decir: "SEÑOR, ¿Quién soy yo, para que me ofrezca voluntariamente? ¡Quién soy yo para tener un espíritu libre, y servirte bien y amarte con todo mi corazón, por elección más que por obligación!"
Fueron halladas tus palabras, y yo las comí. Tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, Jehová, Dios de los ejércitos. Jeremías 15:16 Hay tal dulzura en comunión con Dios, que el alma marchita, después de la recepción de este alimento bendito, es como un jardín regado, o como los campos egipcios, tras el desbordamiento del Nilo, fructífera y floreciente. Y se disfruta tanto de la Palabra y de estar en la presencia del SEÑOR, que exclama como Pedro: ¡SEÑOR, bueno es para nosotros que estemos aquí! Lucas 17:4 Quien se deleita en Dios, no se queja que tiene mucho de Dios, sino más bien demasiado poco: abre y extiende las velas de su alma para tomar más de esos vendavales celestiales, y anhela tanto ese momento cuando estará siempre deleitándose a sí mismo en la visión dulce y bendita de Dios! - Tomas Watson