JUNIO 29

13.09.2022

"He aprendido a contentarme con lo que tengo. Sé vivir humildemente y sé tener abundancia." Filipenses 4:11-12

Todos quisiéramos ser felices, pero no nos es fácil lograrlo. El problema es que creemos que solo obteniendo más de lo que este mundo nos ofrece, podemos tener la felicidad. El apóstol Pablo tenía una actitud muy diferente. Había aprendido el secreto del contentamiento, cualquiera que fuera su lugar o circunstancia. Dios es la única fuente de la felicidad verdadera. El contentamiento no es una inclinación natural en el hombre. La codicia, la insatisfacción y la murmuración son parte del ser humano. Dios es quien hace que los creyentes sean felices, tal como Él lo está, ellos no pueden hacerse felices a sí mismos. Dios les da todo lo que necesitan como Juan escribió: "de su plenitud recibimos todos, y gracia sobre gracia" Jn.1:16.

Pablo dice: "He aprendido a contentarme", por lo que nos da a entender que hubo un tiempo cuando no lo sabía. Sin duda le costó bastante alcanzar a comprender el misterio de esta gran verdad. Creyente, no des lugar a la idea de que puedes estar contento sin aprender, y aprender sin disciplina. No es ésta una virtud que se puede ejercer por naturaleza; debemos aprenderla gradualmente como una ciencia. Sabemos esto por experiencia. Cristiano, detén esa murmuración, aun cuando es la tendencia natural, prosigue como diligente alumno en la escuela del contentamiento. -C.H.S.

.- El contentamiento cristiano proviene de dentro. Es posible que una persona pueda dar la impresión de estar feliz simplemente por no quejarse, cuando en realidad en lo profundo de su ser, la persona esté inconforme. Pero Dios sabe realmente lo que uno piensa y siente. El rey David escribió en Salmo 62:5, "Alma mía, en Dios solamente reposa", porque él sabía que ésta era la única manera para estar verdaderamente feliz. En forma semejante, esta confianza en Dios, esta felicidad que proviene de dentro del cristiano afecta la totalidad de su ser. Aprendamos a rendirnos completamente al SEÑOR.

.- El contentamiento cristiano permanece aún en las dificultades. Los creyentes se entristecen igual que los demás. Aún cuando son tentados a quejarse, resisten la tentación. No se quejan de Dios sino que le siguen obedeciendo y amando. En sus oraciones hablan a Dios de sus problemas, porque creen que Dios les puede ayudar. Aún más, la felicidad cristiana perdura, no importando la clase de problemas que nos sobrevengan. Los creyentes no tienen el derecho de decidir cual tipo de sufrimiento experimentarán. Por ejemplo, no pueden decir que no están de acuerdo en perder sus posesiones, ni oponerse a perder su salud. Están felices cualesquiera que sean los sufrimientos que padezcan. Quizás una clase de sufrimiento venga tras de otro, hasta que la totalidad de sus vidas parezca estar llena de dificultades; no obstante, en lo más profundo son todavía felices, viven en paz en medio de las tormentas. Quizás parezca que el fin de sus problemas no aparece; sin embargo, en lo más profundo de su ser son felices. Dios, quien ha planeado la totalidad de sus vidas es glorificado por ello. El saber que Dios tiene el control hace a los creyentes felices, no solo cuando están experimentan problemas, sino aún después, cuando ven hacia atrás y se dan cuenta como Dios los ayudó.

.- El contentamiento cristiano no depende de los bienes que se poseen. "He aprendido a contentarme con lo que tengo. Sé vivir humildemente y sé tener abundancia". Entonces los creyentes pueden estar siempre contentos, porque aún cuando tengan muy poco de lo que este mundo ofrece, tienen las bendiciones espirituales de parte de Dios. En Cristo tienen todas las cosas que necesitan. Pablo escribió: "Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo y sin duda nada podremos sacar. Así que teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición." 1 Tim.6:6-9. Los creyentes felices son los que disfrutan plenamente la vida aquí y ahora. Los creyentes agradecidos que tienen pocas posesiones son más felices que aquellos que poseen muchas, han aprendido a estar satisfechos con lo que tienen y esto no se trata de conformismo. Por ejemplo: Una nación que está contenta con el territorio que ocupa es más feliz que una nación que continuamente está en guerra buscando tener más territorios.

La gente más rica no es necesariamente la gente más feliz. Los creyentes encuentran que lo que les hace realmente felices es cuando desean solamente las cosas que Dios ha escogido para ellos. Su felicidad no surge del tamaño de su saldo en el banco, sino más bien de su voluntad de estar satisfechos con lo que Dios les da. Una persona que posee muchas cosas pero que desea más, siempre será miserable. Una persona que posee pocas cosas pero que ya no desea más, siempre será feliz. Esto es una lección importantísima que los creyentes necesitan aprender hoy, porque hay muchos creyentes que están deseando más y más cosas materiales, pero se han desviado de la fe. Los creyentes no deben esperar recibir satisfacciones de una multitud de cosas terrenales. Pablo escribió: "Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto." 1 Tim.6:8 Las personas que están esperando siempre grandes cosas en lo terrenal casi siempre terminan decepcionadas. Por lo tanto, los creyentes deberían estar contentos con lo que tienen. Deberían seguir el consejo dado a Baruc: "¿Y tú buscas para ti grandezas? No las busques..." Jer.45:5. En cambio, si esperan grandes cosas espirituales, nunca terminarán decepcionados. Los cristianos y maestros de la Palabra, deberían enseñar como ser felices deseando menos en vez de buscar más. "Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque El dijo: No te desampararé ni te dejaré." Heb.13:5

.- Debemos aprender que lo que realmente hace feliz al creyente es hacer la voluntad de Dios. Los creyentes aprenden que no hay nada que les haga tan felices como la sumisión a la voluntad de Dios. El SEÑOR Jesús dijo: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió" Juan 4:34. Que este también sea nuestro pan y sustento diario. Estar contento con dejar que Dios planee tu futuro, aún y cuando los propósitos de Dios sean muy distintos a lo que tu piensas. Los creyentes contentos prefieren la voluntad de Dios antes que sus propios planes, porque saben que Dios entiende mejor los que es más conveniente para ellos. Dios les conoce mejor de lo que se conocen a sí mismos. Los creyentes que no han entregado su propia voluntad y no se han sometido a la voluntad de Dios, viven frustrados, decepcionados, insatisfechos, quejándose, inquietos, llenos de dudas y confusión. Si queremos aprender y vivir el contentamiento cristiano, unámonos de corazón a la oración de Jesús y digamos: "Tu voluntad, SEÑOR y no la mía." David pidió: "Enséñame a hacer tu voluntad," Salmo 143:10 y esta también debe ser nuestra oración.

Podemos resumir este mensaje diciendo que lo que hace al creyente feliz es el hecho de que Dios le está haciendo santo. Cuando Santiago escribió: "¿De dónde vienen las guerras y los conflictos[a] entre ustedes? ¿No vienen de las pasiones que combaten en sus miembros?? Santiago 4:1. Nos enseña que la causa de la infelicidad de los creyentes es el pecado en sus vidas. Si podemos acabar con los sentimientos pecaminosos que conducen a la impiedad, seremos más felices. Es decir, deben estar muertos al mundo. Pablo escribió: "cada día muero." 1 Cor.15:31. Los creyentes cuando saben que su única fuente verdadera de felicidad se encuentra en las cosas espirituales, viven el contentamiento cristiano. Hay un efecto mortífero en el contacto continuo con este mundo. El apóstol Pablo dijo: "El mundo me es crucificado para mí y yo al mundo."Gal.6:14. Los creyentes no deben ser influenciados demasiado por el confort que este mundo ofrece. Entonces estarán en paz y no estarán tan angustiados cuando estas cosas, sus posesiones, sus familias, su reputación, etc. les son quitadas. "He aprendido a contentarme con lo que tengo."-Jeremiah Burroughs