DICIEMBRE 2

25.12.2022

"....Nos gozaremos y alegraremos en ti." Cantares 1:4

El texto no solo habla del amor de Cristo y del amor de Cristo hacia mí, sino que habla del mismo Cristo. "Nos alegraremos y nos regocijaremos en ti", no solo en Su amor, sino en Él mismo. Intenten, queridos amigos, que sus pensamientos se detengan en Cristo, Su compleja persona, Dios y hombre, y todas las maravillas que yacen envueltas en "Emanuel", "Dios con nosotros". Tu obra, SEÑOR, es bella; pero la mano que hizo la obra es aún más hermosa. Vengan, pues, amados, y alegrémonos y regocijémonos en Él, y recordemos Su amor más que el vino"

Vengan, cantemos con gozo al Señor, Aclamemos con júbilo a la roca de nuestra salvación. " Sal. 95:1. Nosotros los llamados, los fieles, los elegidos, alejaremos nuestros pesares y levantaremos nuestras banderas de confianza en el nombre de Dios. Dejemos que otros se lamenten de sus aflicciones; nosotros que tenemos para echar en el amargo lago de Mara el árbol que endulza, magnificaremos al SEÑOR con gozo. ¡Oh Espíritu Eterno, nuestro eficiente Consolador, nosotros que somos los templos en que tú habitas, no cesaremos nunca de adorar y de bendecir el nombre de Jesús! Queremos que Jesús tenga la corona del deleite de nuestro corazón; no afrentemos a nuestro Esposo gimiendo en su presencia.

Estamos destinados a ser los cantores del Cielo; ensayemos, pues, nuestro cántico antes de entonarlo en los palacios de la nueva Jerusalén. Nos gozaremos y alegraremos, dos palabras con un significado: doble gozo, felicidad sobre felicidad. ¿Es necesario que nuestro gozo en el SEÑOR tenga ahora algún límite? ¿No hallan los hombres piadosos que su Señor es aun ahora alheña y nardo, caña aromática y canela? ¿Pueden estas sustancias tener en los cielos una fragancia mejor? Nos gozaremos y alegraremos en ti. Esta última palabra es como el meollo de la nuez, como el alma del texto. -C. Spurgeon

Cuando los campos se visten de fructificación, y brotan las flores con belleza, sabemos que las lluvias y el rocío han descendido, y el sol ha enviado sus rayos de luz y calor; así, cuando en el alma del hombre abundan los frutos de la santidad, cuando las aspiraciones de fe y oración lo unen al trono del Eterno, es porque se le ha revelado a esa alma, como existente en el corazón de Dios, la mansedumbre es lo que nos hace grandes; el amor bondadoso y omnipotente, que nos buscó cuando estábamos perdidos, nos recibe cuando volvemos y nos conduce a la propia casa de banquetes del Rey de reyes, donde, en Su presencia, nos regocijamos y nos alegramos. De la salvación de cada hombre cada creyente, Cristo es el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin. -DA