AGOSTO 17

Y se le apareció el ángel del SEÑOR en una llama de fuego, en medio de una zarza; y Moisés miró, y he aquí que la zarza ardía en el Fuego, pero no se consumía. Éxodo 3:2
Dios para darle la misión a Moises de sacar a Su pueblo de Egipto, lo hizo en medio de UNA ZARZA ARDIENDO: ¡Símbolo hermoso, justo y solemne, de Dios, habitando en medio del pueblo elegido y rescatado! En las Escrituras el fuego, además de ser un símbolo de la presencia de Dios, también es emblema de la santidad y justicia divinas, Hebreos 12:29; de las aflicciones y pruebas con las que Dios prueba y purifica a su pueblo, Isaías 42:2-3, 1 Pedro 1:7. Y del bautismo del Espíritu Santo, Hechos 2:1-3, por el cual se consumen los afectos pecaminosos del alma, transformándola a la naturaleza e imagen Divina.
La zarza ardiendo era un arbusto de poca altura que aún crece en los desiertos de aquel país. Un tipo apropiado de la iglesia de Dios. Así es con nuestra vida en Cristo: Una raíz de tierra seca, como un matorral en el desierto, ante los ojos de los hombres, ardiendo en la prueba difícil y penosa. Pero el SEÑOR nos ha dado una promesa: "Cuando pases por EL FUEGO, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo el Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador". Isaías 43:2-3 Dios nos dice que la tribulación no puede dañarnos, porque somos suyos. Las llamas quemarán algo, pero nada que sea divino. Dios ha de quemar todo lo demás algún día, así que es mejor que lo haga ahora.
El fuego representa las tribulaciones amargas de nuestras vidas. Las llamas penetran, se esparcen y parecen transformarse en la misma sustancia de nuestra alma. Dice el Apóstol Pedro que No debe sorprendernos la PRUEBA DE FUEGO, como si nos estuviera sucediendo algo extraño. Al contrario, debemos alegrarnos de ser partícipes de los sufrimientos de Cristo, para que también nos alegremos grandemente cuando la gloria de Cristo se revele. 1Ped.4:12-13. Cristo conoció la tribulación. La Biblia admite que somos hijos de aflicción. Y ¿no es maravilloso que aquí la misma figura que se usa para expresar el sufrimiento, símbolo del horno terrible de la aflicción, sea el mismo tipo de Cristo?
También el dolor y el sufrimiento que viene de la misma mano de Dios, cuando obra como refinador y purificador de la plata, Malaquías 3:3. Si un fuego comienza en un terreno pantanoso, las serpientes y otros animales salvajes huyen silbando y todo queda libre. Así, Dios quiere quemar el nido de escorpiones de tu corazón. Dios deja que arda y siga ardiendo hasta que solo quedan cenizas del ego y de la propia voluntad, y nosotros hemos sido quemados y purificados, porque nuestro Dios es «Fuego consumidor». Fuego consumidor que viene a nosotros, que nos ama y mora en nosotros. Ha venido a ti como fuego, para consumir lo perecedero y corruptible, lo pecaminoso y estrecho. Ha quemado tu necedad, tu pecaminosidad, tu debilidad y egoísmo. ¡Oh, éste es un fuego santo, un fuego bendito!
Pide al SEÑOR que encienda el fuego en tu corazón, y si tienes algo impropio dentro de él, pídele que venga y lo consuma, que haga de ti una vasija de barro que ha pasado por las llamas. Porque no solo debemos ser limpiados, sino quemados, si es que queremos ser vasos de honra puros y aptos para el servicio del Maestro.
Cuando el Espíritu Santo vino, dice el libro de los Hechos que lenguas de fuego se posaron sobre los discípulos. Hechos 2:1-3 El Espíritu de Dios era representado en el Tabernáculo por la llama encima del arca. En el monte Sinaí, descendió en fuego y en relámpagos. Cuando vino a juzgar, lo hizo en fuego. Y también cuando Elías llamó a Dios en el monte Carmelo, Éll respondió con fuego. Entonces, el fuego era el ropaje especial de la forma divina.
El fuego no solo habla de nuestra aflicción, sino que el Espíritu Santo viene a nosotros representado en fuego para fortalecernos y preservarnos en la Fe. Así, pues, esta figura de la zarza ardiente no solo representa a la iglesia que sufre, sino también a Dios en medio de su pueblo, para saturarlo de Su vida y hacerle indestructible en medio de las pruebas y las tentaciones, sostenerlo y revestirlo de Su poder suficiente. ¿Por qué se conservan los creyentes en medio de aquellas cosas que tienen una tendencia natural a destruirlos? Porque El ESPÍRITU DE DIOS ESTÁ EN MEDIO DE ELLOS; esto fue lo que preservó la zarza de la destrucción; y esto fue lo que preservó a Israel; y es esto, y solo esto, es lo que preserva y mantiene el alma de todo creyente verdadero en el camino del SEÑOR. Y si Cristo no habita por fe en el corazón, éste pronto será consumido por el mundo, la carne y el diablo.
"Él los bautizará con el Espíritu Santo y fuego," Mateo 3:11. El Espíritu Santo está aquí representado por fuego, un fuego vivo en su luz, gloria y pureza. Porque Él debía iluminar, convertir y vigorizar el alma, penetrar cada parte, purificar y asimilar todo a la imagen del Dios de gloria. Como el cable cargado de fluido eléctrico que en apariencia es insignificante, pero que nadie se atrevería a tocar, el fuego del Espíritu está vivo, habita en nuestro corazón. De manera que, aunque pequeños y humildes, somos como conductores de fuego para tocar otras vidas y hacer que ellas se rindan a Cristo.
Confiemos, creamos, que la dispensación de hoy es tan sobrenatural como la de Pentecostés. Era el Espíritu Santo quien estaba en la zarza ardiendo y está presente aquí también, en tu corazón, para hacer de ti todo lo que ÉL quiera, si se lo permites.... -A.B.Simpson