SEPTIEMBRE 28

17.12.2022

"¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?".  Juan 11:40

Importante es prestar atención al orden de las palabras de Jesús, en esta frase dirigida a Marta, la hermana de Lázaro. El orden es, "si crees, verás", y no al contrario, que es como pensamos debería de ser el orden, "ver para creer"; más en el reino de Dios es necesario creer para ver. En esto, vemos a Jesús instruyendo a Marta y a todos nosotros. "Y no hizo muchos milagros allí a causa de la incredulidad de ellos." Mat.13:58 La incredulidad es siempre el gran impedimento para ver la gloria de Dios. Los inagotables tesoros del cielo están abiertos para la fe. "Y todo cuanto pidan en la oración, creyendo, lo recibirán". (Mat. 21:22). Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, sin dudar." (Sant. 1:5-6). La fe es el único secreto, es la fuente principal de la vida cristiana de principio a fin. La fe no fluctúa, ni titubea. La incredulidad siempre es vacilante, y de ahí que nunca vea la gloria de Dios ni su poder. Está sorda a su voz y ciega a sus hechos; deprime el corazón y debilita las manos; ensombrece el camino y estorba todo progreso.

¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que no creyeron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad. Heb.3:18-19 Si Israel hubiese creído, si tan solo hubiese confiado en el SEÑOR, su Dios, si hubiera confiado en su amor y en el poder de su brazo, Él les habría introducido y plantado en el monte de su heredad. Pero no pudieron ver la gloria de Dios por su incredulidad. Igual sucede ahora con los cristianos. No hay límite en la bendición de que podemos gozar, con tal que confiemos más plenamente en Dios. "Todo es posible al que cree" (Marcos 9:23). Nuestro Dios jamás nos dirá: "Han obtenido ya mucho, quieren recibir demasiado". Imposible. El gozo de su corazón amante es responder debidamente a las más grandes esperanzas de la fe.

Fue la falta de Fe la que mantuvo a Israel fuera de la tierra de Canaán durante cuarenta años. La incredulidad, no sólo objeta, sino que también se queja. Se volvieron contra Moisés diciendo: "¿Acaso nos has sacado de Egipto para morir en el desierto?" Ex.14:11. La incredulidad no considera el lado bueno de las cosas. Nunca entiende, porque deja a Dios a un lado y solo mira las circunstancias. Eclipsa el resplandor de la gloria de Dios; proyecta negra sombra sobre nuestras almas y nos quita el privilegio de experimentar la total suficiencia de nuestro Dios para hacer frente a cada una de nuestras necesidades, y resolver todas nuestras dificultades.Y no tenemos ni idea del cúmulo de bendiciones, privilegios, poder y servicios que estamos perdiendo por causa de la terrible incredulidad. Siempre nos priva de nuestras bendiciones.

La fe vence la mundanalidad: "Porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que venció al mundo, nuestra Fe." 1 Juan 5:4 El hombre nuevo, que anda por el poder de la fe, vive por encima del mundo, por encima de sus intereses, sus objetivos, sus principios, sus costumbres, sus motivos. Nada de común tiene con él. Aunque está en el mundo, no es del mundo. Marcha en sentido contrario. Obtiene todos sus recursos del cielo. Su vida, su esperanza, su todo está allí; desea ardientemente estar allí cuando su obra en la tierra esté terminada. La fe, pues, purifica el corazón, obra por amor y vence al mundo. En una palabra, enlaza el corazón con Dios mismo y ese es el secreto de toda santa benevolencia y divina pureza.

Podemos decir, con la mayor certeza, que, como la fe siempre honra a Dios, Él se complace a su vez en honrar la fe. Bendito sea el Nombre del SEÑOR, Él nunca le falla al corazón que en Él confía, pues cuanto más se le pide, más se complace en dar.Su palabra animadora para nosotros es siempre: "No temas; cree solamente" (Marcos 5:36). Y también: "Conforme a tu fe, te sea hecho" (Mat. 9:29). ¡Palabras preciosas que hacen vibrar nuestra alma! ¡Ojalá que todos experimentemos más plenamente su dulzura y vivo poder! Podemos estar seguros de que nunca será excesiva nuestra confianza en Dios; sería sencillamente imposible. Nuestro gran error consiste en que no aprovechamos más sus infinitos recursos. "¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?" (Juan 11:40). -C.H.M