FEBRERO 3

09.06.2023

El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; y el que no cree en el Hijo, no verá la vida; pero la ira de Dios permanece sobre él". Juan 3:36

El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; está en posesión de lo que es una recuperación de la muerte espiritual, y que resultará en la vida eterna en el cielo. Cuando sale el sol, el crepúsculo se desvanece, y las estrellas se apagan y desaparecen. Así, cuando Cristo el Sol naciente, trae la luz del día celestial a las almas de los hombres que están en tinieblas y son iluminados por Él. El Sol de Justicia, Cristo, habita por la fe en el corazón de todo aquel cree Él, es renovado de modo que el Espíritu de Cristo lo gobierna. Aquel que cree en Cristo, recibe de manera especial el perdón gratuito de los pecados, a través del cual es aceptado por Dios, en esto se basa toda nuestra confianza en la salvación, y en esto consiste; porque la justificación ante Dios no nos puede ser contada de otra manera que no sea cuando nuestros pecados no son tenidos en cuenta, porque los llevó Jesucristo en la Cruz. El que cree en Jesucristo, tiene la semilla de esta vida en su alma, ha sido hecho partícipe de la gracia y el espíritu de aquel en quien ha creído.Juan 3:8

Cuando se declara que la fe en Cristo es la causa de la vida, aprendemos que la vida se encuentra solo en Cristo, y que de ninguna otra manera nos convertimos en participantes de ella, sino por la gracia de Cristo mismo. Doblemente feliz, dichoso, el que cree que Jesús es el Salvador del mundo, que ha venido a la tierra para buscar y salvar. Cree en Jesús y permite que te ilumine, permite que sea el verdadero sol de tu corazón y deja que salga sobre ti todos los días y que nunca se oculte. Cada día, con sus fracasos y caídas, amenazan la noche para el alma, y el sol de tu vida, Cristo, debe dispersar las tinieblas. Permite que Jesús se acerque a ti y que se goce sobre ti y que tome el control de tu corazón para iluminarlo por completo.

Eres un rebelde orgulloso, y por eso no crees en el SEÑOR. Abandona tu rebelión; arroja tus armas; cede y ríndete ante tu Rey. Creo que nunca un alma alzó las manos en desesperación y clamó: "SEÑOR, me rindo", sin que la fe se le hiciera fácil en poco tiempo. Es porque todavía tienes una pelea con Dios, y decides hacer tu propia voluntad y tu propio camino, por lo que no puedes creer. El ser orgulloso crea incredulidad. Ríndete totalmente y entonces creerás dulcemente en tu Salvador. ¡Que el Espíritu Santo ahora obre secreta pero eficazmente en tu corazón, y te lleve en este mismo momento a creer en el Señor Jesús!- C Spurgeon

"Y el que no cree en el Hijo, no verá la vida"; Nunca disfrutará de ella: no hay camino al reino de Dios, sino por Cristo Jesús; "Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" He. 4:12. Y nadie puede esperar entrar en este reino excepto aquellos que cree en Él y le obedecen; porque sólo para tales él es el autor de la salvación eterna; "y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen"; Heb. 5:9. El no cree en el Hijo, No disfrutará de la verdadera vida o felicidad aquí ni en el mundo venidero. Nunca entrará al cielo. "La ira de Dios viene sobre él". Todos los mortales que nacen traen consigo la ira de Dios, la que recibió el primer Adán. Dijo David: "En pecado me concibió mi madre". Salmo 51:5 Y Pablo dijo: "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios". Rom. 3:23 Pero, vino el Hijo de Dios, Jesucristo, sin tener pecado alguno, y se vistió de nuestra mortalidad. Murió para que tú vivas. Por lo tanto, el que no quiere creer en el Hijo, tiene sobre sí la ira de Dios, de la que dice el Apóstol "que éramos hijos de ira por naturaleza". Efesios 2:3. -Agustin