MAYO 27

Todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de Dios(Cristo) permanece en él y no puede pecar, porque es nacido de Dios. (1 Juan 3:9)
Estas dos posturas son incompatibles. No puede usted tener al Espíritu Santo morando en su interior y llevar al mismo tiempo una vida de pecado. Si lleva una vida de pecado y pretende ser cristiano, usted es un mentiroso, dice Juan, y es muy duro y franco al respecto. Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.1 Juan 3:6
Pero hay una tercera cosa. Es fácil para los cristianos decir hoy: "Bueno, sí, eso es verdad. Tenemos que enseñar la verdad, obedecer la verdad y creer en la verdad acerca de Cristo y, como es natural, tenemos que dejar de hacer las cosas que hace el mundo. Hasta ahí llegan. ¿Ha escuchado usted a cristianos ponerse en pie y dar testimonio en este sentido? Ellos dicen: "Yo antes fumaba, bebía, bailaba e iba al cine, jugaba a las cartas, apostaba y hacía todas esas cosas terribles, pero ya no hago más ninguna de ellas. Creo en el SEÑOR y he abandonado esas cosas". Dan la impresión de que eso debería conseguir que todo el mundo se hiciese cristiano al ver que se ha producido un cambio tan espectacular en esa persona.
Sin embargo, lo que no tarda uno en descubrir es que las personas no se sienten ni mucho menos impresionadas por lo que ha dejado usted de hacer, porque la verdad es que cualquier persona mundana puede dejar de hacer esas cosas si tiene un buen motivo para dejarlo, y de hecho hay quien lo hace. Si esa es la base de su testimonio cristiano, no tiene usted nada más que decir de lo que tienen ellos. No, el mundo no se impresiona ni mucho menos por el hecho de haber dejado de hacer algo.
Pero lo que sí les impresiona es verle a usted hacer algo que ellos no son capaces de hacer. En eso consiste el amor. Por esta razón, Juan dice que la tercera señal del cristiano genuino es que comienza a amar, y no precisamente a los que le quieren a él (cualquiera puede hacer eso, fue el comentario de Jesús. Lucas 6:34), sino que comienza a amar a aquellos que no le aman, tratando con amabilidad a aquellos que le tratan mal, devolviendo bien por mal y orando por aquellos que le tratan con rencor, dando la bienvenida y tratando con amabilidad a aquellas personas que están en contra de usted y que tratan de perjudicarle. Lucas 6:35 Esa es la señal del amor, ¿no es cierto?
Ya no trata usted a las personas necesitadas a su alrededor con una cruel indiferencia, sino que reacciona frente a ellas y no las elimina usted de su vida. Juan dice: "Si acude un hombre a su puerta y le dice: ꞌTengo hambre y no tengo nada que ponermeꞌ, y usted tiene lo que necesita esa persona, pero le dice: ꞌYa está bien, hermano. Oraremos por usted. Márchese y caliénteseꞌ, es ridículo decir que el amor de Dios está en usted; es absurdo. ¿Cómo puede usted decir eso? Porque el que no ama a su hermano a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto" (1 Juan 4:20). ¿Ve usted lo práctico que es con respecto a estos asuntos?
De manera que enfatiza que la comunión con el SEÑOR Jesús, esa unidad, día tras día caminando con Él, abriendo su corazón a la Palabra de Dios, permitiendo que Su luz brille en usted, haciendo posible que el poder de Cristo le transforme, dará como resultado que se manifieste la verdad de la justicia de Jesús en su comportamiento personal y en su amor hacia sus hermanos, hacia sus semejantes, además de hacia los otros miembros de la iglesia de Dios.
Y
el resultado final, así como la nota con la que concluye esta epístola,
es la seguridad. Hay cosas que usted sabe con un conocimiento
inquebrantable, que nadie puede destruir y que ningún argumento racional
podrá echar por tierra. Usted sabe que lo que Dios le ha dicho es la
verdad y que lo que ha revelado con respecto al mundo también lo es.
Tiene usted una creciente seguridad que sirve de fundamento a su vida.
Como leemos en la nota final de Juan:
Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios lo guarda y el maligno no lo toca. (1 Juan 5:18)Eso es justicia. Juan nos dice que sabemos que somos de Dios, de la naturaleza misma y el ser de Dios, el Dios que es amor, y que el mundo entero está en poder del maligno, y por eso es por lo que no pueden amar. Hablan sobre ello y lo desean, lo buscan, pero no lo pueden encontrar, porque Dios es amor. - Ray Stedman