ABRIL 27

"Acuérdate de la Palabra, dada a tu siervo, en la cual me has hecho esperar. Ella es mi consuelo en mi aflicción, porque tu Palabra me ha dado vida". Salmo 119:49-50
"Acuérdate de la Palabra, es decir, de la Promesa dada a tu siervo, en la cual me has hecho esperar. Hay todo un mundo de significado en la Palabra "Acuérdate", cuando se dirige a Dios; es usada en la Escritura en el sentido más tierno y conviene al afligido y deprimido. El Salmista exclama: "Ella es mi consuelo en mi aflicción." En el presente ejemplo la oración es tan personal como el "Acuérdate" del ladrón crucificado al lado del SEÑOR, porque su esencia se halla en las palabras "dadas a tu siervo". Sería en vano para nosotros si la promesa fuera recordada para otros pero no lo fuera para nosotros; pero no hay temor, porque el SEÑOR nunca ha olvidado una sola promesa a un solo creyente." C. Spurgeon
"Los que hacen de las Promesas de Dios su porción, pueden con humilde osadía hacer de ellas su garantía. Dios dio la promesa en la cual esperaba el Salmista David, y la esperanza por la cual había abrazado la promesa." - M. Henry
"Las Palabras (promesas), que el SEÑOR da a Su pueblo, son alegría que recrea más que las riquezas, deleite del corazón, cantar en tierra extranjera, más valiosa que miles de monedas de oro y plata, lámpara para los pies, luz para el sendero, refugio y escudo...."Maravillosas son tus palabras que bendicen a los que van por buen camino, a los que de todo corazón siguen tus enseñanzas, iluminan e instruyen a los sencillos. " Salmo 119:1 y 130. " Con toda mi alma espero al SEÑOR, y confío en Su palabra.". Salmo 130:5.
" Y hablando de las promesas de la Palabra de Dios, el Apóstol Pedro nos recuerda que El SEÑOR, "nos ha dado preciosas y grandísimas Promesas". 2 Pedro 1:4. Así como cada piedra preciosa tiene una rica virtud, también la tiene cada promesa. Las promesas dadas por Dios, son un libro precioso, cada hoja destila mirra y misericordia; y sobre estas preciosas promesas, la Fe mira, oye, y extrae consuelo y dulzura. "Acuérdate de la palabra, es decir, de la Promesa dada a tu siervo, en la cual me has hecho esperar. Ella es mi consuelo en mi aflicción, porque tu Palabra me ha dado vida". Salmo 119:49-50. Sería interminable mostrarles cómo la Fe de los patriarcas, profetas, apóstoles y otros santos ha sido obrada y ejercida sobre las promesas de santificación, sobre las promesas de justificación, sobre las promesas de salvación, sobre las promesas de glorificación, sobre las promesas de protección, sobre promesas de dirección, sobre las promesas de apoyo, etc....
¡Oh, cómo deberían los creyentes atesorar esas preciosas promesas dadas por
Dios, que aseguran su preservación, protección, liberación, apoyo, consuelo y
felicidad eterna! ¡Las promesas dadas por Dios son una mina de ricos tesoros!
¡Son un jardín lleno de las más selectas y dulces flores del paraíso! ¡En ellas
están contenidas todos los deleites y contentamientos celestiales! Por lo
tanto, debes estudiarlas mucho, apreciarlas más que nunca, confiar y esperar en
ellas: "Acuérdate de la Palabra(Promesa), dada a tu siervo, en la cual me
has hecho esperar. Ella es mi consuelo en mi aflicción, porque Tu Palabra(Tu
promesa) me ha dado vida!" Salmo 119:50. -Thomas Brooks