JUNIO 25

En CRISTO también ustedes son juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. Efesios 2:22
El corazón del creyente está diseñado como el lugar de residencia especial del Espíritu Santo en la tierra 1Cor.6:19; Es el hermoso templo donde Él habita; Es el edificio que se construye para su morada. ¡Cuán puro debe ser cada cristiano para que sea una habitación apropiada y digna de tal huésped!
Muy limpio debería ser el corazón donde mora el Espíritu. ¡Con qué cuidado debemos apreciar la presencia de tal huésped! ¡Con qué solicitud debemos proteger nuestra conducta para no contristarlo! Si un rico e ilustre se convierte en nuestro huésped, ¡qué ansiosos estaríamos, haciendo todo lo posible para complacerlo y retenerlo con nosotros! ¡Mucho más ansiosos debemos estar para asegurar la morada del Espíritu Eterno! ¡Cuán deseable debería ser para nosotros que nuestros corazones sean su morada permanente
!Cuando
un rey habita una casa se le da gusto en todo lo que demanda. Así,
ocurre con el hombre que ha llegado a ser casa habitada por Cristo, el
Rey de reyes: Atiende a todas las cosas que a Él le agradan. Nos enseña
el Maestro Divino, como ser Su morada permanente: "Si alguno me ama,
guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos
morada con él." Juan 14:23 La obediencia a la Palabra de Dios y a sus
preceptos, es prueba de amor verdadero a Él. David dijo: He amado tus
mandamientos más que el oro. Salmo 119:127 Esto es, mi corazón está
libre de codicia, es tu joyero donde atesoro tu Palabra que es más
valiosa que todo el oro y brillo del mundo. Quien ama al SEÑOR oye
Sus palabras, las pone en práctica, ha construido sobre la Roca(Cristo)
Mat. 7:24.
Pero
los que dicen y no hacen, oyen y no aplican, han construido sobre la
arena y la morada del SEÑOR está colapsada y en ruinas. Mat.7:26 A
estos pregunta el SEÑOR: ¿Y por qué me llaman: ``SEÑOR, SEÑOR, y no
hacen lo que yo digo? Lucas 6:46 Porque El SEÑOR, no quiere retórica, ni
elocuencia, ni conocimiento teológico de un texto, Él desea que lo que
decimos concuerde con lo que hay en el corazón, que nuestras acciones
sean agradables para Él, tanto en público como en privado cuando nadie
nos ve.
"
CRISTO mismo es el edificador de su templo espiritual, y lo edifica
sobre el monte de su inmutable amor, de su gracia omnipotente y de su
infalible veracidad. Pero como en el templo de Salomón, también en este
los materiales tienen que ser preparados. Tenemos "cedros del Líbano",
pero no están en condiciones para la edificación. Tenemos que cortarlos,
moldearlos y transformarlos en aquellos tablones de cedro, cuya
fragancia hará que los atrios de la casa del SEÑOR, que es el Paraíso,
sean agradables.
Tenemos
también piedras en bruto en las canteras. Hay que sacarlas de allí y
ajustarlas. Todo esto es obra de Cristo. Cada creyente, individualmente,
está siendo preparado, perfeccionado y alistado para ocupar su lugar en
el templo; pero es la mano misma de Cristo la que hace esta obra de
preparación.
Las
aflicciones no santifican si Él no las usa para ese fin; nuestras
oraciones y nuestros esfuerzos no pueden prepararnos para el cielo, sin
la intervención de Jesús, que hace rectos nuestros corazones. Como en la
edificación del templo de Salomón, "ni martillos, ni hachas se oyeron
en la casa, ni ningún otro instrumento de hierro",1Reyes 6:7 porque todo
estaba en perfectas condiciones de ocupar exactamente el lugar que se
le había asignado, así también acontece con el templo que edifica Jesús:
La preparación se hace en la tierra.
Cuando lleguemos al cielo no tendremos que seguir el proceso de santificación, ni ser modelados con aflicción, ni ser pulidos con sufrimientos. Las penas terrenas nos abrirán la morada celestial. No tenemos que prepararnos aquí; esta preparación la hace Cristo en nosotros de antemano. Y cuando la haya cumplido, una mano amorosa nos hará cruzar el río de la muerte y nos llevará a la Jerusalén Celestial, para quedar allí como eternos pilares en el templo de nuestro SEÑOR." - C.Spugeon