ABRIL 19

"Vive el SEÑOR, que ha redimido mi alma de toda adversidad". 2 Samuel 4:9
Era el mediodía de la vida de David y, mirando hacia atrás, vio cuán bueno había sido el Señor con él. Dios lo había sacado paso a paso de un pozo horrible y del lodo cenagoso, colocándolo sobre una roca y enderezando sus pasos. ¿Qué necesidad había entonces de que los hombres interfirieran para acelerar el desarrollo de los propósitos divinos? Había sido su hábito de toda la vida esperar. En Todo lo que necesitaba, buscaba a Dios para que le supliera. Cualesquiera que fueran las dificultades que bloqueaban su camino, buscaba a Dios para que las quitara.
Cualesquiera que fueran los hombres que se interponían en su camino, él buscaba a Dios para que se ocupara de ellos. Dos veces en el desierto se negó a quitarle la vida a Saúl. Había ejecutado al amalecita porque afirmaba haber matado a Saúl en Gilboa. Y, siguiendo la misma política, no podía tener complicidad en el acto de los asesinos de Isboset, hijo del rey Saúl.
Que Dios te redima de todas tus adversidades. No pierdas el ánimo ni la esperanza. No extiendas tu mano para lograr tu liberación por un acto que luego podría causarte vergüenza o dolor. "Confía en el Señor, y haz el bien. "Pon tu camino en las manos del SEÑOR; confía en él, y él se encargará de todo.... Guarda silencio ante el SEÑOR, y espera en Él". Salmo 37: 3‑ 5-7.El que convierte los glaciares en ríos que pasan, quitará todas tus dificultades y perplejidades. Él te hará heredar la tierra. Él te exaltará a su debido tiempo, y se encargará de tus enemigos. Con tus ojos mirarás y ¡verás a los impíos recibir su merecido! Salmo 91:8 Aquel que redimió tu alma con su preciosísima sangre no puede fallarte, por mucho tiempo que se demore. Recuerda que Él siempre vive, ama y reina.
Notemos el espíritu devoto de David. Atribuyó su redención a la tierna misericordia de Dios. Su primer pensamiento fue siempre el amor, la gracia y la ayuda de Dios. Con qué fe y seguridad habla David de la redención. No como algo por hacer; pero como obra ya cumplida. Reconoce la ayuda misericordiosa del SEÑOR en esta tierra y en la vida futura. "Vive el SEÑOR, que ha redimido mi alma de toda adversidad". ¡Qué dulce pensamiento es este! Así concluyeron los santos hombres de antaño. Dijo Zacarías: "Bienaventurado el SEÑOR Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo.
Luc. 1: 68. Dijo Simeón: "Que tu siervo parta en paz conforme a tu palabra, porque mis ojos han visto tu salvación". Luc.2: 29-30.
Ay, alma cristiana, tú también llegarás un día a las soleadas alturas, donde también podrás decir: "Él ha redimido mi alma de toda adversidad". La noche puede ser larga, pero se acerca el amanecer. "La noche está muy avanzada, y el día está cerca. Por tanto, desechemos las obras de las tinieblas y vistámonos con las armas de la luz".Rom.13:12.- FB Meyer