ABRIL  25

11.04.2022

" Y de los siete(7) espíritus que están delante de su trono". Apocalipsis 1:4

Segunda Parte

Continuamos este Devocional con el fin de completar los siete(7) espíritus que están delante del Trono, los cuales se refieren a la plenitud perfecta de poder que tiene el Espíritu Santo. Que el SEÑOR nos conceda reclamar y apropiarnos de esta maravillosa bendición:

5.- EL FUEGO: La más poderosa de las fuerzas humanas es la figura de fuego implicada para representar al Espíritu Santo antes del Pentecostés. Había aparecido desde el principio en la Shekinah que se cernía a las puertas del Edén; la columna de fuego que guiaba el campamento de Israel, la llama descendente que consumía los sacrificios en el tabernáculo, el resplandor de la zarza ardiente en Horeb, las brasas de fuego en la visión de Isaías, los símbolos resplandecientes de las imágenes de Ezequiel, el lenguaje figurado de Juan el Bautista profetizando de Aquel que debería bautizar con el Espíritu Santo y con fuego; y finalmente fue revelado en todo su significado manifiesto en las lenguas repartidas de Pentecostés, y el bautismo de fuego de los discípulos.


El fuego también es la figura de la destrucción, recordándonos que el Espíritu consume no sólo el pecado, sino también la vida de la naturaleza, y deja el alma como un vaso vacío para la llenura Divina. Representa también, más enfáticamente que cualquier otra figura, la idea de limpieza; penetrando cada fibra de nuestro ser, purificando con poder intrínseco lo más íntimo del alma, y eliminando toda partícula de escoria y maldad. Es también la figura del poder y energía. El Espíritu Santo es la fuente del poder omnipotente; impulsando toda la maquinaria del cristianismo, moviendo todas las fuerzas del alma y dotando de todo lo que podamos necesitar de poder para el servicio.

El fuego es también la imagen del amor; es la fuerza que derrite, disuelve barreras, fusiona sustancias duras y las unifica. Y así el Espíritu Santo es el Espíritu de amor, derritiendo el corazón de piedra, disolviendo los prejuicios de los hombres, y uniendo al pueblo de Dios como un solo corazón. Suyo es dar el resplandor del entusiasmo y el fuego del santo celo. ¿Hemos recibido el bautismo de fuego? Es la promesa aún no agotada del Nuevo Testamento, esperando sus manifestaciones más poderosas justo antes de la venida del día grande y terrible del SEÑOR.

6.- EL SELLO:Esta figura también se añade en las epístolas de Pablo y después de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés. Se usa con respecto a la obra del Espíritu Santo en el corazón del creyente, "en quien después que creyeron, fueron SELLADOS con el Espíritu Santo de la promesa". Efesios 1:13 Es muy importante que no invirtamos el orden de esta experiencia; no viene antes de la fe, sino después de ella. Y luego dice: "No contristen al Espíritu Santo con el cual fueron sellados para el día de la redención". El pacto cumplido, la voluntad hecha efectiva; es apropiado que se agregue el sello. Y esto se convierte en el Espíritu Santo, poniendo en el corazón el sello distintivo de Cristo, tocando y haciendo reales y tangibles las cosas divinas imprimiendolas como una huella en el alma.

Esta figura representa la idea de certeza y realidad en relación con la obra del Espíritu. No es suficiente que simplemente creamos la verdad, también podemos conocerla y experimentarla. Dice Juan: "Hemos conocido y creído el amor que Dios nos tiene por nosotros", y así el Espíritu Santo se convierte para nosotros en el testigo de nuestra conciencia de la realidad de las cosas divinas. Si nos entregamos a Dios en entera consagración y sencilla confianza, recibiremos el toque de Su mano bendita, y el sello de Su propia presencia personal, y la imagen misma de Su bendito rostro impresa en nuestros corazones, y podremos decir: "El que nos selló y nos ungió es Dios, quien también nos confirmó y nos dio las arras del Espíritu en nuestros corazones."7.- LAS ARRAS: Todos los demás aspectos de la obra del Espíritu han sido expresados por emblemas anteriores, pero todavía hay uno más, a saber, el profético. "Él les hará saber las cosas que han de venir" Juan 16:13; así lo prometió Cristo con respecto al Consolador, el Espíritu Santo. Él sería el anticipo de todas las esperanzas aún no reveladas y no realizadas del futuro glorioso, y se necesitaba un término más para expresar esto; esto se concede en la palabra ferviente. También ustedes, luego de haber oído la palabra de verdad, que es el evangelio que los lleva a la salvación, y luego de haber creído en Él, fueron sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es LAS ARRAS (garantía) de nuestra herencia. Efesios 1:13-14

Las arras son una prenda que garantiza la identidad, certeza e integridad de la transferencia en su debido tiempo. En este sentido el Espíritu Santo ha de mostrarnos la prenda de nuestra herencia futura. Todo lo que hemos de ser y disfrutar Él nos lo trae ahora en anticipo y en medida limitada, como prenda de que todo será entregado en toda su plenitud. El término se usa en una doble conexión en las epístolas; primero, de nuestra herencia espiritual, que el Espíritu Santo prefigura en nuestros corazones por la experiencia de su vida santificadora, consoladora y vivificadora; dándonos la medida en que seamos capaces de recibir en medio de las limitaciones de nuestra vida mortal, un verdadero anticipo de las felicidades y glorias del cielo. Pero hay un segundo sentido en el que también es prenda, a saber: en nuestros cuerpos mortales, en los que trae la vida física de Cristo como prenda y anticipo de la resurrección física. Así tenemos las primicias del Espíritu como garantía de que todavía tendremos la plena redención del cuerpo. "El que nos hizo para esto mismo es Dios" 2Cor.5:5, es decir, para la futura resurrección.

Hemos recibido esta señal bendita, y tenemos en nuestra medida todo su significado, en anticipación de las cosas que "ojo no vio, oído no oyó, y no han subido en el corazón del hombre son las que Dios ha preparado para los que le aman", pero de lo cual se añade: "Dios nos las reveló a nosotros por su Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aún las cosas profundas de Dios". Que podamos reclamar la bendición de los siete(7) Espíritus que están delante del trono, y decir con el apóstol: "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo". -A.B.Simpson