SEPTIEMBRE 24

"Ahora ve a las aguas más profundas y echa tus redes para pescar." Lucas 5:4
¿Es posible conocer y experimentar la profundidad de Dios? y la respuesta es SÍ y es más fácil de lo que imaginamos, porque lo más profundo de Dios es revelado a los sencillos, a los humildes, a los que tienen la fe de un niño. "Te alabo, Padre, SEÑOR del cielo y de la tierra, porque estas cosas las escondiste de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños." Mateo 11:25
Vivir en la profundidad de Cristo, es un llamado para todos sin excepción, así como lo es la salvación. Y esta es una obra del Espíritu Santo en nosotros por medio de la Palabra de Dios, la cual nos revela a Cristo, para que lo conozcamos y creamos en Él como niños y lo aceptemos en nuestro corazón, y al hacerlo somos transformados a Su imagen, vacíos de todo egoísmo y de todo lo externo que nos distrae podemos ser llenos de Cristo y de Su Santo Espíritu, "Ustedes estudian con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio de mi! Sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener esa vida. "Juan 5:39-40
"El SEÑOR no nos dice la profundidad. La profundidad que alcancemos dependerá de la perfección con que dejemos la playa de nuestra necesidad y de la comprensión de nuestras posibilidades. Los mejores peces se encuentran en la profundidad, y no en las aguas superficiales. Así sucede con nosotros, nuestras necesidades tenemos que satisfacerlas en lo profundo de Dios. Tenemos que arrojarnos en la profundidad de la Palabra de Dios, la cual puede por medio del Espíritu Santo revelarnos un significado insondable tan claro, que las mismas palabras que aceptamos en tiempos pasados y apenas podíamos comprender, ahora contienen un mar sin fondo de significado para nosotros.
Lancémonos en la profundidad de la Propiciación, hasta que la Sangre preciosa de Cristo esté iluminada de tal manera por el Espíritu, que llegue a convertirse en un bálsamo poderoso y en alimento y medicina para el alma y el cuerpo. Lancémonos en lo profundo de la voluntad del Padre, hasta que la comprendamos en su infinita bondad y anhelo para proveernos y cuidar de nosotros aún en lo más íntimo de nuestras vidas.
Lancémonos en la profundidad del Espíritu Santo, hasta que Él llegue a ser una respuesta clara y maravillosa de la oración, la guía más delicada y apacible, la anticipación más acertada de nuestras necesidades, la concepción más exacta y sobrenatural de nuestros acontecimientos. Lancémonos en la profundidad de los designios de Dios y Su reino venidero, hasta que la venida del SEÑOR y el reino de Su milenio se nos abra de par en par; y además de esto, los tiempos entrantes y esplendorosos nos sean revelados hasta que nuestra vista se deslumbre con su brillo, y el corazón se inflame por anticipado con un gozo indecible de Jesucristo y la gloria que ha de manifestarse.
Jesús nos manda que nos lancemos en lo profundo de todas estas cosas. Él nos hizo como también hizo la profundidad, y ha adaptado nuestros deseos y capacidad a sus abismos insondables.
Las aguas profundas del Espíritu Santo siempre son accesibles, porque siempre están fluyendo. ¿No deseas pedir nuevamente en este día el ser sumergido y empapado en estas aguas de vida? Las aguas en la visión de Ezequiel 47, antes que nada corrieron por debajo de las puertas del templo. Después las midió y halló que el agua le llegaba hasta los tobillos. Al medirla nuevamente, el agua le llegaba hasta la cintura. Después había toda cantidad de agua, que se podía nadar en ella y por último las aguas se convirtieron en un río que no se podía cruzar. ¿Cuánto hemos avanzado en este río de vida? No solamente debemos meternos hasta el tobillo o la cintura, sino que debemos sumergirnos por completo en las profundidades de Dios y de Su Espíritu Santo. - J. G. M.
Lees la Biblia, conoces muchos versos de ella, incluso algunos los recitas de memoria, profesas una religión, pero contesta esta pregunta sinceramente: ¿Conoces a Jesucristo? ¿Has experimentado lo que es la profundidad de Cristo? Si tu respuesta es no. Es tiempo que creas en Él con la fe de un niño y lo busques de todo corazón y lo hallarás y podrás explorar esta mina de profundidad en Él; es una vida abundante en el Espíritu Santo, de paz. de calma, de consuelo, de esperanza, de amor, de luz, de esplendor, ¡que vida tan maravillosa! ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! ... Porque de Él, y por Él, y para Él, son Todas las cosas. A ÉL sea la gloria por los siglos. Amén. Romanos 11:33-36