AGOSTO 24

"Hijo mío, si haces tuyas mis palabras y atesoras mis mandamientos; si tu oído inclinas hacia la sabiduría y de corazón te entregas a la inteligencia; si llamas a la inteligencia y pides discernimiento; si la buscas como a la plata, como a un tesoro escondido, entonces comprenderás el temor del SEÑOR y hallarás el conocimiento de Dios." Proverbios 2:1-5
Las palabras" hijo mío" no se pronuncian al azar, ni se insertan sin un significado. En ellas Dios nos habla como a niños (Hebreos 12:6). Es la voz de un padre que nos habla en el libro de Proverbios. Los consejos de Salomón a Roboam son los mensajes de Dios para nosotros. El tema aquí es la Palabra divina, su naturaleza y uso, y la forma en que debemos recibirla. Se supone que la Palabra de Dios es: Verdadera. Infalible. Preciosa; contiene infinitos tesoros. Profunda; soportará la búsqueda, la excavación, la meditación. Tiene mucho en la superficie; mucho más debajo. Profundiza tanto como quieras, la vena no se agota. Comprensible; Las palabras de un padre a su hijo están destinadas a ser entendidas..- EL OBJETO DE SALOMÓN EN LOS PROVERBIOS. Es bueno volver al escritor original; para recordar el instrumento a través del cual habló el Espíritu Santo, si por Moisés, David, Salomón, o Isaías. Esto no solo resalta mejor el lado humano del libro o pasaje; le da un punto e interés y significado a aquellos que de otra manera se pierden. Las palabras de Pablo no son de Pedro, ni de Juan; sin embargo, todas ellas son palabras del Espíritu Santo. Así que las palabras del rey Salomón, y de Amós, el pastor de Tecoa, son ambas palabras de Dios, pero hay diferencias; y estas diferencias tienen un significado. Los Proverbios de Salomón habrían sido igualmente ciertos, aunque pronunciados por Amós, sin embargo, no habrían tenido el punto peculiar que poseen cuando provienen de los labios del más grande, el más rico y el más sabio de los reyes. Las lecciones reales de este maestro y padre real se resumen en "el temor del SEÑOR y el conocimiento de Dios". Este es su objeto, incluso en ese libro que parece lleno de vida común, y sus máximas escenas. "Teme a Dios, y cumple sus mandamientos. Eso es el todo del hombre." Eclesiastés 12:13
.- EL OBJETO DE DIOS EN LA BIBLIA. Es enseñarnos a conocerle y a temerle. "Entonces comprenderás el temor del SEÑOR y hallarás el conocimiento de Dios". Muchas cosas, pero esta como principal; esto como resultado de todos sus preceptos, advertencias, hechos, historias. La Biblia termina en Dios, y comienza con Él. Viene de Dios y vuelve a Él. La Biblia tiene que ver especialmente con el mundo venidero, incluso en aquellos libros que se ocupan de los deberes y preocupaciones de este. Deje que su Biblia te lleve directamente a Dios; deja que cada lectura te enseñe más de Él. Este fue el objetivo de Dios al escribir la Biblia, así sea el tuyo al leerla. Asegúrate de encontrarlo en cada parte de la Biblia.
Dios quiere que recibas Su Palabra. Tómala como verdadera, divina, infalible. Dios quiere que la escuches como su voz, su mensaje. Deja que sus palabras fluyan tanto al oído como al corazón. Apropiate de ella; No es una posesión común. Es tesoro, riquezas, oro, todo divino. Como tal, debe usarse con amor, reverencia, devoción y fe. Este tesoro debe ser "escondido", guardado, buscado, día y noche, debe ser estudiado con todo el vigor de nuestras almas. Para estudiarla debemos orar. Tiene la llave para abrir sus cámaras; la luz para mostrarnos todos sus rincones. Debemos acudir al SEÑOR para que nos enseñe: "Si a alguno le falta sabiduría, pídala a Dios". Santiago 1:5
Notemos en conclusión la conexión de todo esto con Cristo. Él es "la Palabra de Dios", "el verbo de Dios" Juan 1:1, y la Biblia es "la palabra de Dios". Él conecta las dos cosas cuando dice: "Si permanecen en mí, y mis palabras permanecen en ustedes". Juan 15:7 El testimonio de toda la Escritura es para Cristo; Él es su Alfa y Omega. Es a través de Él que tenemos el conocimiento y el temor de Dios. "Conocerlo es conocer al Padre", Juan 14:7 y lo encontramos en la palabra; cuanto más profundizamos en la palabra, encontramos más de Él. Las Escrituras testifican de Él. ¡Estudia las Escrituras! Contienen la vida. Qué poco de ellas sabemos; ¡Cuánto deberíamos saber, y cuánto podríamos saber, si buscáramos! Serías sabio. Estudia la Palabra, y encuentra allí la Sabiduría de Dios. Estudia la Palabra. Santifica a sus lectores. Estudia la Palabra. En sus palabras está la bienaventuranza, la paz y el gozo de Dios. - Horatius Bonar