ABRIL 24

" Y de los siete(7) espíritus que están delante de su trono". Apocalipsis 1:4 Primera Parte
Primera Parte
El número siete(7) expresa la plenitud divina del Espíritu Santo, y la bendición de los siete(7) espíritus equivale a lo que dijo Pablo: "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo," Efesios 1:3 Según esta expresión de la plenitud del Espíritu, está el hecho de que tenemos siete(7) emblemas especiales del Espíritu Santo que se nos dan en las Escrituras, cada uno adecuado para enfatizar alguna fase especial de Su carácter y obra. Como el Espíritu Santo no tiene una forma personal y encarnada como la de Cristo, se ha revestido con las vestiduras del símbolo y, por lo tanto, se vuelve más real y vívido para nosotros en las figuras humanas y las imágenes terrenales.
1.- LA PALOMA: El primer símbolo del Espíritu Santo es la paloma. Esta figura no se introduce en términos expresos en el Antiguo Testamento, pero la alusión en los primeros versículos del Génesis es suficientemente clara para ser reconocida. "El Espíritu de Dios se movía sobre las profundidades"; Esto se traduce así: "El Espíritu de Dios revoloteaba o se cernía sobre la faz del abismo". Es la misma figura típica que volvemos a encontrar como emblema de la paz y la mansedumbre, y el heraldo de la mañana del nuevo mundo en la noche oscura y tormentosa del diluvio. Es la misma persona bendita que, a orillas del Jordán, descendió en forma visible como una paloma y se posó sobre el Señor Jesús, el heraldo de la paz y el amor para un mundo pecador, y el emblema del Espíritu de Cristo. Como la paloma, el Espíritu Santo es el Espíritu de paz, el Dador del descanso.
En la Trinidad Divina se
encuentra la sustancia de todas las relaciones, y lo que se expresa en la
maternidad humana debe haber estado siempre en el seno de Dios. De esto el
Espíritu Santo es la expresión personal. De ese seno maternal nace nuestra
nueva vida; por ese Espíritu gentil nuestra niñez espiritual es nutrida,
consolada, educada, desarrollada y madurada. "Como quien consuela a su
madre", así el Consolador ama y alegra nuestros corazones afligidos. Como
la paloma empollada, así este bendito Espíritu nos esconde bajo las alas de
Dios y nos cubre con las plumas de la simpatía y la ternura divinas. Suya es
esa dulce voz que oímos, Suave como el soplo de la tarde, Que aquieta cada
duda, y calma cada lágrima, Y nos habla del cielo.
2.- EL AIRE: Es otro símbolo
del Espíritu Santo. De acuerdo con esta figura, la palabra hebrea y
griega es la misma que se usa para el viento o el aliento. El Espíritu Santo es
el aliento de Dios también aparece en Génesis. "EL SEÑOR Dios sopló en su nariz
aliento de vida, y fue el hombre un alma viviente". Sabemos que esto es el
Espíritu Santo, porque, se nos dice, "La inspiración del Todopoderoso da
vida". "Envías tu Espíritu, son creados". La misma figura es
utilizada por el profeta Ezequiel al describir la resurrección de los huesos
secos. Era el Espíritu que vino de los cuatro vientos y sopló sobre los
muertos, y vivieron. Nuestro SEÑOR ha usado esta figura en dos conexiones muy
llamativas. La primera está en relación con la regeneración de un alma.
"El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no puedes decir de
dónde viene ni adónde va, así es todo aquel que es nacido del Espíritu".
Es como el viento sin voz, conocido no por la percepción visible, sino por sus
efectos.
Es usado el día del
pentecostés: "Él sopló sobre ellos y dijo: Reciban el Espíritu
Santo". Este emblema expresa a la vez la dulzura y la fuerza del Espíritu
Santo. Su venida puede ser tan tranquila o poderosa como el poder de la
tempestad. Cuando descendió en Pentecostés, hubo un sonido como de un viento
recio que soplaba; cuando vino después a los discípulos reunidos, el lugar
donde estaban reunidos tembló; cuando Él contestó la oración de Pablo y Silas,
la prisión se estremeció hasta sus cimientos, y los cerrojos se abrieron. Pero
por encima de todas las manifestaciones de Su tremendo poder, la más bendita es
Su aliento vivificador. Esta figura expresa especialmente la idea de la vida,
el Espíritu que infunde la vida nueva en la conversión, imparte la vida
misma de Cristo al alma y vivifica el cuerpo mortal en Su poder de resurrección.3.- EL AGUA: Este emblema
recorre toda la tipología del Antigüo Testamento y el lenguaje figurativo del
Nuevo. Este fue el significado de la corriente que fluyó de la roca hendida de
Horeb y los diversos lavados del sistema levítico. De esto habló Jesús cuando
dijo: "El que cree en mí, de su interior correrán ríos de agua viva".
De esto dijo el profeta: "Derramaré aguas sobre los sedientos, y ríos
sobre la tierra seca, y brotarán como entre la hierba, como sauces junto a
las corrientes de agua". Esta es la lluvia que cae sobre la hierba recién
segada, y el rocío que revive la tierra. Es la plenitud del Espíritu Santo en
sus influencias limpiadoras, refrescantes y consoladoras. Este es Aquel que
viene a nosotros en el lavamiento de la regeneración, y la renovación del
Espíritu Santo que derrama abundantemente sobre nosotros. Este es el que envía
los tiempos de refrigerio de la presencia del Señor.
4.- EL ACEITE: El aceite
es otra figura del Espíritu Santo, aparece en cada unción del sacerdocio y del
tabernáculo, y reaparece con el mismo nombre de Cristo, que significa el
Ungido. De esto dijo: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha
ungido para predicar el evangelio a los pobres; me ha enviado a vendar a los
quebrantados de corazón, a predicar libertad a los cautivos, para abrir los
ojos de los ciegos, para predicar el año agradable del Señor". El
aceite describe al Espíritu Santo como figura de la luz, consagración y
sanación. En el antiguo ritual, la cabeza, las manos y los pies del leproso
limpio y del sacerdote consagrado eran tocados con aceite como símbolo de su
dedicación a Dios. Así fue apartado Aarón, así fue consagrado David, y así
somos dedicados a Cristo, y divinamente calificados para el servicio por la
unción del Espíritu Santo. Pero el aceite también era figura de luz en la
visión de Zacarías. El templo está iluminado por siete lámparas que son
alimentadas por dos olivos vivos, enseñándonos que el Espíritu Santo es la
fuente constante y viva de la vida y la luz de Su pueblo.Juan dice: "Pero
ustedes tienen la unción del Santo, y conocen todas las cosas."
"El Espíritu Santo les enseñará todas las cosas, y les recordará
todo lo que les he dicho."
El aceite habla de Su toque
sanador. El aceite y el vino se utilizan en la parábola del buen samaritano
como figuras de restauración física. Los discípulos ungieron a los enfermos y
comisionaron a los ancianos a continuar el mismo mandato, Sant.5:14, como una
señal del toque del Espíritu Santo y comunicando a cada uno el amor de
Jesucristo. El aceite es símbolo de gozo. El salmista habla del aceite que hace
resplandecer nuestro rostro, y describe a Jesucristo como ungido con óleo de
alegría. Isaías habla del "óleo de gozo en lugar del luto, y del manto de
alegría en lugar del espíritu angustiado." El Espíritu Santo nos unge con
el espíritu de gozo. ¿Hemos recibido la unción divina como nuestra luz y sanación,
nuestro gozo y consagración? El aceite que cayó sobre la cabeza de Aarón
descendió hasta los bordes de sus vestiduras; y de Cristo, nuestro Gran Sumo
Sacerdote, descendió la unción divina a nosotros. Consagremos nuestras manos y
pies, nuestra cabeza y corazón para ser tocados y dedicados desde este santo
crisma, y avancemos como los ungidos del SEÑOR. -A.B.Simpson