OCTUBRE  23

13.10.2021

"Sus mejillas como un jardín en donde crecen especias aromáticas y se cultivan las más fragantes flores." Cantares 5:13

Las mejillas hacen referencia al rostro del Rey de reyes, Jesucristo, que es un campo de especies aromáticas con las flores más fragantes. Porque Cristo es la fuente de la vida. Dios le hizo sabiduría, justicia,santificación, redención y salvación, estos son perfumes cuyo precio es incalculable, ricos en aromas de especies celestiales. Estas son las más fragantes flores que exhalan el aroma de Cristo en favor nuestro.

Cristo fue hecho para nosotros, Sabiduría por su predicación, justificación por la absolución de los pecados por la fe, santificación por medio de Su Espíritu que mora en cada creyente, redención por los sufrimientos que soportó en favor de los pecadores "A los que me herían les ofrecí la espalda, y a los que me arrancaban la barba les ofrecí la mejilla; no escondí mi rostro de las injurias ni de los escupitajos." Isaías 50:6 Y salvación para todo aquel que cree en Él. Y cuando Dios consumó en Cristo todas estas cosas, el creyente al percibir estas deliciosas fragancias corre tras Él y sus perfumes.

Corría tras el mismo aroma Nicodemo que, acercándose a Jesús de noche, volvió envuelto por el resplandor de su sabiduría, plenamente adoctrinado. Corrió al aroma de la justicia María Magdalena, a quien mucho se le perdonó porque mucho amó, corrió también el publicano, cuando imploraba humildemente el perdón de sus pecados, y bajó justificado, Corrió Pedro llorando amargamente tras su caída, corrió David, reconociendo y confesando su culpa, hasta merecer escuchar El Señor ha perdonado ya tu pecado. En general, todos somos invitados a seguir tras estos perfumes que Cristo nos ofrece por Su gracia y amor incondicional.

"He aquí, la primavera ha llegado. Los vientos de septiembre y las lluvias de octubre han pasado y toda la tierra se ha ataviado de belleza. Ven, alma mía, ponte tus vestidos de fiesta y sal a recoger guirnaldas de pensamientos celestiales. Tú sabes adónde ir, pues para ti «las eras de especias» son bien conocidas; además, has percibido tan frecuentemente el perfume de «las más fragantes flores», que irás en seguida a tu bien amado y hallarás en Él encanto y gozo. Aquellas mejillas, una vez tan rudamente heridas con una vara, tan frecuentemente regadas con lágrimas de compasión y manchadas con saliva; aquellas mejillas, digo, son a mi corazón, mientras sonríen, como fragante aroma.

¡Oh, SEÑOR Jesús!, tú no escondiste tu rostro de la vergüenza y del desprecio, por lo tanto mi mayor placer será alabarte. Aquellas mejillas fueron surcadas con el arado del dolor y enrojecidas con rojas líneas de sangre que bajaban de sus sienes coronadas de espinas. Estas señales de inmenso amor atraen a mi alma mucho más que «los pilares de perfume». Si no pudiese ver todo su rostro, me agradaría ver sus mejillas, pues el más insignificante vislumbre de Cristo vivifica mi espíritu y le trae diversidad de deleites. En Jesús no solo encuentro fragancia, si no «un campo de especias aromaticas»; no solo una flor, sino toda clase de «fragantes flores». Él es mi rosa de Sarón, mi lirio de los valles y mi manojito de mirra que reposa en mi corazón. En Su presencia todo el año es primavera, y mi alma sale a lavarse el rostro en el rocío matutino de su gracia, y a consolarse con el canto de los pájaros de sus promesas.

¡Precioso SEÑOR Jesús, déjame conocer la felicidad que hay en tu presencia y en una permanente comunión contigo! Soy un pobre indigno, cuyas mejillas tú te has dignado besar. Permite, en retribución, que rinda adoración y alabanzas con mi boca. -C.Spurgeon