DICIEMBRE 23

"Tú fijaste todos los términos de la tierra; El verano y el invierno tú los formaste". Salmo 74:17.
El hombre ha de ser ciego verdaderamente si no ve el sabio propósito del gran Autor de la naturaleza al diversificar así la superficie de la tierra. Si la tierra fuera una llanura, ¿cuánta hermosura perdería? Además, esta variedad de valles y montañas es muy favorable para la salud de las criaturas vivas, y si no hubiera montañas, la tierra estaría menos poblada de hombres y animales. Habría menos plantas, menos árboles. Nos veríamos privados de metales y minerales; los vapores no se condensarían, ni habría primavera, ni fuentes, ni ríos.
Debemos reconocer que todo el plan de la tierra, su forma, su interior y su exterior, todas estas cosas están reguladas en conformidad a leyes sabias, lo mismo que las sucesiones bien reguladas del invierno y el verano se combinan con miras a satisfacer las necesidades de la humanidad e indican claramente con qué cuidado y benignidad Dios ha provisto para cubrir las necesidades. Oh Tú, supremo Autor de la naturaleza, ¡Tú has hecho todas las cosas bien! A donde dirijo mis ojos, tanto si penetro en el interior de la estructura del globo que Tú me has designado para habitarlo si examino la superficie, por todas partes descubro marcas de sabiduría profunda y bondad infinita. -Christopher Christian Sturm
Alma mía, empieza con tu Dios este mes invernal. La fría nieve y el penetrante viento te recuerdan que el que guarda su pacto con el día y con la noche, procura también asegurarte que guardará aquel glorioso pacto que concertó contigo en la persona de Cristo Jesús. El que es fiel a su Palabra en lo que respecta a la vuelta de las estaciones en este pobre mundo, manchado de pecado, no se mostrará infiel en su trato con su bien amado Hijo. El invierno en el alma no es agradable de ninguna manera; y si tú lo estás sufriendo precisamente en estos días, te será muy penoso; pero te consolará el saber que el Señor forma el invierno. Él envía las cortantes ráfagas de la adversidad para marchitar los pimpollos de la esperanza. Esparce escarcha sobre lo que una vez fue verde pradera de nuestro gozo, arroja su hielo en las fuentes de nuestro placer. El que hace todo esto es el gran Rey Invierno, quien impera en las regiones de la helada y, por lo tanto, no puedes murmurar.
Pérdidas, cruces, abatimientos, enfermedades, pobreza y mil otros males son enviados por el SEÑOR y vienen a nosotros con un sabio propósito. La helada mata los insectos nocivos y pone una barrera a las terribles enfermedades; rompe la tierra y purifica el suelo. ¡Que estos buenos resultados sigan siempre a nuestros inviernos de aflicción! ¡Cuánto apreciamos el calor del sol en estos días! ¡Cuán agradable es! Apreciemos a nuestro SEÑOR de la misma manera, pues Él es en todo tiempo de aflicción, la inagotable fuente de calor y bienestar. Acerquémonos a Él, y hallemos gozo y paz creyendo en Él. Vistámonos con los abrigados vestidos de sus promesas, y salgamos a ocuparnos en las labores propias de la estación. Sería un mal ser como "el perezoso que no ara a causa del invierno, pedirá en la siega, y no hallará." Prov.20:4 -Charles Spurgeon "No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo cosecharemos, si no nos desmayamos". Gál.6:9
"Todas tus penas por Él son ordenadas, Cada una de ellas es necesaria para ti, Todas tus lágrimas por Él son contadas. Y si mientras caen, tú puedes corregir tu camino, entonces cada amarga lágrima de angustia, preciosa es a los ojos de Jesús. Demasiado bien te ama tu Salvador, Para permitir que tu vida sea, un largo y tranquilo rayo de sol ininterrumpido, un mar tranquilo y sin tormentas. Inclinándote cariñosamente, más cerca de Su dulce pecho, donde solo hay un descanso perfecto, en medio de tu dolor desearías que este mundo pareciera más brillante". - D.L.Moody