JUNIO 23

13.09.2022

"Entonces(Jacob) tuvo un sueño, en el que veía una escalera apoyada en la tierra, y cuyo extremo tocaba el cielo, y veía que los ángeles de Dios subían y bajaban por ella." Génesis 28:11

Podemos decir, que la escalera con la que soñó Jacob, fue una imagen de Cristo. Con esta visión en su mente, Jesús dijo: " Verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre." Juan 1:51 Así como la escalera descendió hasta Jacob en su pecaminosidad, así descendió el Salvador a este mundo perdido. La escalera llegaba desde la tierra hasta el cielo. Vemos una imagen de la doble naturaleza de Cristo: la Encarnación fue bajar la escalera hasta tocar las profundidades más bajas de la necesidad humana; al mismo tiempo, la divinidad de nuestro SEÑOR se elevó hasta el cielo azul, sobre las montañas más altas, sobre las estrellas brillantes, en medio de la gloria de Dios. Una escalera es una forma de subir; Cristo es el camino por el cual los peores pecadores pueden salir de sus pecados, a la pureza y bienaventuranza del cielo.

La escalera estaba "apoyada en la tierra". Nuestra vida comienza en la tierra, en el polvo. No comenzamos nuestra carrera como ángeles radiantes, sino como mortales caídos. Todos somos iguales en esto; los santos más santos-comenzaron como viles pecadores. El que quiere subir una escalera debe primero poner su pie en el peldaño más bajo. No podemos comenzar en la vida cristiana desde arriba, sino que debemos comenzar desde abajo y escalar paso a paso. El que quiera elevarse a la semejanza de Cristo, debe comenzar con los deberes y obediencias más simples. El camino de toda vida verdadera conduce hacia arriba y termina en el cielo. Y así pintan las Escrituras el camino de la fe cristiana. "A los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo". Rom.8:29 En el primer propósito de salvación de Dios para un pecador, tiene en mente la transformación final del pecador a la semejanza de Cristo: "Aún no se manifiesta lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él" 1 Juan 3:2. Cualquiera que sea el misterio que pueda haber sobre el estado futuro, una cosa es clara y segura: Que todo aquel que crea en Cristo, ¡morará con Él y llevará Su imagen!

¡La escalera de la fe conduce hacia arriba, a la gloria celestial! Una escalera se sube paso a paso. Nadie se eleva a la santidad de un salto; poco a poco, debemos elevarnos en el camino hacia el cielo. Nos elevamos en la vida espiritual, no al ritmo de progreso de un corredor, sino lentamente. Nadie obtiene la victoria de una vez por todas sobre sus pecados y sus faltas. Es una lucha de largos años, de toda la vida, y cada día debe tener sus propias victorias si queremos ser coronados alguna vez. Mucha gente está desanimada porque les parece que nunca llegarán al final de su lucha; es tan difícil ser bueno y verdadero este año como lo fue el año pasado. Esta visión de la vida como una escalera muestra que no podemos esperar ir más allá del conflicto y el esfuerzo hasta que nuestros pies estén en el cielo. Se sube a paso lento pero continuo. Ciertamente, siempre deberíamos estar progresando en la vida cristiana a medida que pasan los años. Cada día debe mostrar al menos un pequeño avance en la santidad, alguna nueva conquista sobre el mal que está en nosotros, algún mal hábito o algún pecado que nos acosa se ha puesto un poco más bajo nuestros pies. Siempre deberíamos estar subiendo, avanzando aunque sea lentamente.

La escalada es personal. La escalera es un medio, un camino de ascenso provisto para quien esté dispuesto a subir. Dios ha hecho un camino de salvación para nosotros, pero debemos seguir ese Camino, Cristo. Juan 14:6 Él ha bajado la escalera y salta desde nuestros pies hasta el pie del trono del cielo, pero debemos subir sus peldaños. Él nos ayuda en el camino, había ángeles en la escalera de Jacob, pero debemos ser esforzados y valientes. Josué 1:6 Pero sabemos que Dios obra en nosotros tanto el querer como el hacer. Fil.2:13 Él coloca los buenos deseos e impulsos en nuestros corazones, y luego nos da la gracia para llevarlos a cabo en la vida. Es Dios quien nos limpia, pero debemos lavarnos en el arroyo purificador, debemos sumergirnos en la Sangre de Cristo para ser limpiados de nuestros pecados. Dios nos lleva al cielo, pero nuestros pies dan los pasos.

Toda vida cristiana verdadera debe ser, pues, un ascenso perpetuo, tener los pecados bajo nuestros pies, convertirlos en escalones sobre los cuales elevarnos cada día un poco más. Aquí tenemos la clave para todo crecimiento del carácter cristiano. Cada falta y error que superamos, nos eleva un poco más. Todos los bajos deseos, los malos hábitos, todos los anhelos de cosas innobles, que vencemos y pisoteamos, se convierten en escaleras en las que subimos desde lo terrenal y el pecado, hacia una vida más pura y cristiana. Realmente no hay otro camino por el cual podamos elevarnos. Si no estamos obteniendo victorias cada día en cosas pequeñas y comunes, seguramente no estamos haciendo ningún progreso. Sólo aquellos que escalan, ascienden hacia las estrellas. El cielo mismo por fin, y la vida celestial aquí en la tierra, son sólo para aquellos que vencen.

El camino de salvación de Dios no es parcial, Él no deja a ningún escalador a medio camino de la gloria, sino que conduce a todo verdadero creyente hasta las puertas mismas del cielo. La verdadera vida cristiana es persistente y perseverante; perdura hasta el fin. Pero debemos notar que es una escalera en todo el camino, no es un camino llano, suave, rodeado de flores o descendente. Mientras permanezcamos en este mundo, iremos cuesta arriba lenta y dolorosamente. Una vida cristiana verdadera y ferviente no es fácil; el camino amplio y espacioso de la vida no conduce hacia el cielo sino a la perdición. El camino que lleva a la salvación es angosto. Mateo 7:13-14 ¡Cada paso del camino celestial es cuesta arriba, y empinado además! ¡El cielo siempre se mantiene por encima de nosotros, no importa cuán lejos subamos! Nunca en este mundo llegamos a un punto en el que podamos considerar que hemos alcanzado la meta de la vida; como habiendo alcanzado la altura más alta a nuestro alcance; ¡siempre habrá otros tramos de la escalera para subir! La vida más noble jamás vivida en la tierra, comienza aquí su crecimiento y logro. Es un consuelo saber que esta es realmente la totalidad de nuestra misión terrenal: ¡Solo aprender, que el verdadero vivir es estar más allá de este mundo!

Esta maravillosa escalera estaba rodeada de ángeles; no estamos solos en nuestra ardua escalada. ¡El SEÑOR nos envía ángeles para ayudarnos! El subir y bajar de estos mensajeros celestiales habla de una comunicación nunca interrumpida entre Dios y los creyentes que suben por el camino empinado. Nunca hay un momento ni ninguna experiencia en la vida de un verdadero cristiano, desde la cual no pueda enviar un mensaje a Dios, y del cual no reciba pronta ayuda. "Bienaventurado el que tiene por ayuda del Dios de Jacob, cuya esperanza está en el SEÑOR su Dios" Salmo 146:5 .El SEÑOR no está simplemente en el cielo, en la cima de la larga y empinada escalera de la vida, mirándonos mientras luchamos escalando con dolor y lágrimas, Él está a nuestro lado y podemos escucharlo decir: "He aquí, yo estaré contigo todos los días hasta el fin del mundo, y te guardaré a donde quiera que vayas." -J.R.Miller