AGOSTO 23

"Oh SEÑOR, ten piedad de mí; Sana mi alma, porque contra Ti he pecado". Salmo 41:4
Este es el clamor al Médico divino de los necesitados; del que no tiene quien le ayude en esta tierra; de aquel que en el tiempo de la angustia encuentra que no hay refugio sino en Dios. Es el clamor desde el lecho del alma, más terrible que el lecho del cuerpo, para que aplique en el alma su habilidad celestial y medicina.
.- EL PECADO ES LA ENFERMEDAD DEL ALMA. El pecado es un mal infinito; el mal de los males, en comparación con el dolor del cuerpo, no es nada. El final de toda enfermedad corporal, si se le permite seguir su curso, sería la muerte corporal; así que el final de todo pecado, si no se detuviera, sería la muerte eterna. Todas las enfermedades, o matices de enfermedad, del cuerpo, no son más que tipos de las terribles variedades del pecado. La parálisis, la lepra, la fiebre, la ceguera y similares, son símbolos del pecado. Toda la cabeza está enferma, y todo el corazón está débil. Está la enfermedad de la incredulidad, de la culpa, de la lujuria, de la enemistad contra Dios, del orgullo, de la mundanalidad, etc.; todos estos han penetrado nuestro sistema espiritual y han destruido nuestra salud espiritual. No es que el pecado sea una enfermedad de la que hay que deshacerse gradualmente mediante un régimen saludable, una dieta o una medicina; o desarraigada por la habilidad y el esfuerzo humano. Primero debe ser tratado por el Juez, antes que el médico pueda intervenir; porque así como el orden del mal primero fue la culpa, y luego la enfermedad, así el orden de la medicina es primero el perdón y luego la salud del alma y la salvación eterna. "Te manifesté mi pecado, Y no encubrí mi iniquidad. Dije: "Confesaré mis transgresiones al SEÑOR"; Y Tú perdonaste la culpa de mi pecado." Salmo 32:5
.- DIOS ES EL SANADOR DEL ALMA. Ya sea que veamos el pecado como una enfermedad o como una culpa, o como ambas cosas a la vez, nos damos cuenta de que, con respecto a él, debemos tratar solo con Dios. La medicina, la habilidad, el perdón, la liberación, están en Sus manos. Con ningún otro debemos tratar el asunto de la remoción del pecado; no con uno mismo, ni con el hombre, ni con la carne, ni con la iglesia, sino con Dios mismo; y eso directamente, cara a cara, solo, sin ningún medio o intervención. Cualquier otro medio No cura en absoluto, o lo hace levemente, o aumenta e irrita la enfermedad. La salud del alma es solo con Dios. Él sana con eficacia y eternamente. "El SEÑOR liberta a los cautivos, abre los ojos a los ciegos, levanta a los caídos". Salmo 146:7-8 Quien es la vida del alma es también la salud del alma. Cualquiera que sea la enfermedad, profunda o leve, de larga o breve duración, relacionada con el ojo, el oído, la mano, los pies, la cabeza o todo el ser espiritual, la recomendación que debe darse al alma enferma es: "Ve directo a Dios; trata con Él, y deja que Él trate contigo". "El es el que perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus enfermedades". Salmo 103:3
.- DIOS HA HECHO PROVISIÓN PARA LA SANACIÓN DEL ALMA. La enfermedad del alma estaba completamente más allá de la habilidad humana, que nadie más que Dios podía emprender la sanidad. Él ha provisto los medios, Él ha enviado al Médico. La MEDICINA ES LA CRUZ. Está el perdón que es indispensable como comienzo de la salud; justo perdón a través de la muerte de Cristo. En y con la cruz comienza la sanidad, y comienza por el perdón al pecador. Pero el perdón no es la totalidad de Sus remedios. Hay miedo, problemas, inquietud, cansancio, oscuridad y cosas por el estilo. Para éstos también la cruz provee. Y con la medicina está el MÉDICO Mismo, CRISTO y Su Espíritu Santo, esto es, Cristo impartiendo el Espíritu y el Espíritu revelando a Cristo. El poder y la habilidad están en Sus manos, aplican la provisión divina, para que todo lo concerniente a la sanidad del alma sea verdaderamente divino. "Di a mi alma: "Yo soy tu salud(tu salvación)" Salmo 35:3
Te pregunto: ¿Has sido sanado? Si es así, dale a Dios la gloria. Ciertamente la salud no vino del hombre, sino del amor y del poder de Dios, de la cruz de Cristo, de la mano del Espíritu Santo. ¿Deseas ser sanado? Si así es, la cruz está disponible para sanarte; mírala y sé salvo, mírala y serás perdonado, mírala y sé sano. No se trata de trabajar, ni comprar, ni merecer, sino simplemente mirar, pero con los ojos del Espíritu. La vista de la cruz es perdón, salud y vida. Las hojas de este Árbol (Cristo) son para la sanidad de las naciones. Si tu alma está enferma por el pecado; piensa que será de ti en el mundo venidero. piensa que estarás arrojado en un eterno lecho de enfermedad tormentosa. Entonces, haz de inmediato la aplicación de nuestro texto, di con todo tu corazón: "Oh SEÑOR, ten piedad de mí; Sana mi alma, porque contra Ti he pecado". - Horatius Bonar